n La semana política en Estados Unidos
n Hollywood busca sustituir a Washington como capital política
n Nuevas "ambiciones" entre las estrellas de cine y televisión
n El mundo de la fantasía resulta más creíble que la realpolitik
Jim Cason y David Brooks, corresponsales, Washington, 16 de octubre n Warren Beatty coquetea con una campaña presidencial; Arnold Schwarzenegger dice estar explorando una campaña para competir por la gubernatura de California; el multimillonario y estrella de la sociedad Donald Trump podría ser lanzado como candidato presidencial por el Partido de Reforma y dice que quiere a la actriz y locutora Oprah Winfrey como vicepresidente; la estrella de la lucha libre profesional Jesse Ventura es ya gobernador de Minnesotta y también hay quien comenta que tiene ambiciones presidenciales... la política se está convirtiendo en un show.
No es que esto sea novedoso. El ejemplo más notable de Hollywood tratando de conquistar Washington es el caso de Ronald Reagan. Hay otros casos en la historia de este siglo, y en tiempos recientes está el del recién fallecido representante republicano Sonny Bono (famoso como pareja de Cher), la carrera política local de Clint Eastwood (fue alcalde de California), y el actual senador Fred Thompson, quien ha hecho varios papeles en cine y televisión.
Pero de pronto parece manifestarse una nueva ambición política de las estrellas de cine, televisión y espectáculos, o gente famosa que tiene papeles estelares en las páginas sociales, como el caso de Trump. ƑQué significa? ƑSerá que todos están tan aburridos con el elenco actual de políticos profesionales (hay pocos que han expresado posiciones apasionadas en torno a las candidaturas de Al Gore y George Bush) que un estrella es por lo menos más interesante? ƑO es que el sistema político estadunidense ya no es tomado tan en serio por gran parte del electorado?
Una parte del juego político nacional actual que beneficia, y tal vez atrae a estas famosas figuras, es que cuentan con lo que cualquier político con aspiraciones nacionales requiere: los nombres de Beatty, Schwarzenegger o Trump son conocidos nacionalmente, tienen lana o acceso a ella, contacto con los medios nacionales por su fama, y están entrenados para "actuar" en el teatro nacional de la política; saben interpretar un papel y las cámaras no los espantan.
Tomando el caso de Warren Beatty, conocido por sus películas desde Rojos (donde interpretó a John Reed), Dick Tracy (con Madonna) y su obra más reciente, Bulworth, es reconocido en todos los pueblos de este país. Sólo al permitir que se comentara que estaba pensando realizar una campaña presidencial, los medios -todos- abordaron esta especulación durante semanas. Lo mismo sucede con los otros... Ƒquién no recuerda a Terminator? De hecho, los políticos han utilizado a las estrellas para explotar su fama a favor de sus campañas. Barbra Streisand, Fleetwood Mac y decenas más han apoyado a Clinton. Bruce Willis, Schwarzenegger y Charlton Heston han respaldado a los republicanos en los últimos años. Antes de ellos, están las incursiones en política de famosos, como la de Vanessa Redgrave (la causa palestina), Susan Sarandon (sobre la intervención estadunidense en Centroamérica y contra la pena de muerte), Jane Fonda (Vietnam), Bruce Springsteen y otros.
Lo cierto es que estas estrellas tienen la capacidad de atraer votos, simplemente porque la gente cree conocerlas; han leído sobre sus vidas, se han enamorado de ellos o de sus personajes. Son más "reales" que algunos de los políticos profesionales. Por ejemplo, esta semana la tambaleante campaña de Al Gore provocó que uno de sus asesores comentara que el candidato presidencial demócrata intentará proyectarse con más "autenticidad", ya que la percepción popular de él es el de una persona muy tensa y distante. Cuando el político profesional tiene menos "autenticidad" que el intérprete profesional, se explica la atención popular al fenómeno de las "estrellas" en la política.
Algunas de éstas son lo suficientemente inteligentes como para saber en qué forma utilizar esa simpatía popular. El espacio que abrió Beatty con la especulación sobre su campaña lo utilizó para enviar un mensaje nacional sobre la necesidad de regresar a los principios sociales liberales del Partido Demócrata y de reformar el sistema de financiamiento electoral.
Pero Ƒqué dice todo esto -que una "estrella" de cine puede tener más credibilidad y atraer más atención que un político profesional en el debate nacional- sobre el sistema político estadunidense? Será que los dedicados al arte de ficción o de la fantasía (o de presencia social tipo estrella) son hoy más creíbles que los profesionales de la realpolitik? ƑO simplemente es una manifestación de que la dinámica política nacional ya no le importa a muchos que prefieren estar bien entretenidos?