Segregan a gitanos en la República Checa


Muro de la vergüenza

Afp, Praga n La muy criticada construcción del Muro de la vergüenza que separará a los gitanos de los habitantes "blancos" (checos no gitanos) en la ciudad checa Usti nad Labem, cerca de la frontera con Alemania, culminó el pasado miércoles.

El muro prefabricado -cuya construcción comenzó hace días por orden de la municipalidad de Usti nad Labem, capital del sur de Bohemia- para resolver problemas de cohabitación entre las comunidades tiene una altura de 1.65 metros y una extensión de 65.

Los vecinos de los gitanos afirman que éstos son sucios, ruidosos, estafadores y que además roban.

Las obras habían sido temporalmente suspendidas después de la oposición manifesta de numerosos gitanos y "blancos", incluido el delegado gubernamental para la defensa de los derechos humanos, Peter Uhl, que condenó este "muro de la vergüenza".

Uhl afirmó que la barrera es ilegal y criticó a la alcaldía de Usti por su "abuso de poder" y la movilización de 80 policías para proteger la construcción del último tramo, concluida de manera sigilosa.

Numerosos países -en especial Estados Unidos y miembros de la Unión Europea- han protestado en los dos últimos años por la manera como Praga trata a la comunidad gitana, marginándola social y económicamente. En un país donde la tasa de desempleo es de 9 por ciento, la cifra del paro entre esa minoría alcanza 80 por ciento.

La erección de la pared, que dejó de ser un simple intento, hará que la situación empeore en este aspecto.

El domingo antepasado, el líder de la comunidad gitana, Ondrej Gina, precisó que este grupo, "que siente sus vidas amenazadas" en la República Checa, se refugiará "en el país vecino más seguro, es decir, Alemania".

"Varias organizaciones de gitanos en Alemania están decididas a ayudar a sus hermanos checos en este asunto", agregó.

"Este muro podría inspirar a otras ciudades que buscarían aislar a los gitanos de los 'blancos'. Esto podría desembocar en lugares separados para los 'blancos' y 'negros' en los autobuses".

Según un sondeo, más de la mitad de los checos estiman que la barrera da una imagen negativa del país.

Por su parte, el primer ministro socialdemócrata checo, Milos Zeman, denunció la construcción de la muralla, afirmando que "se está convirtiendo en un muro entre los checos y la Unión Europea" (en momentos en que Praga solicita su admisión en ésta).

Esta crítica a la República Checa -que cuenta con una población de 10.5 millones de habitantes- se debe al estatus secundario de los 300 mil gitanos en ese país.

Miembros de esta comunidad afirman haber recibido un "mensaje de apoyo" del ex presidente sudafricano Nelson Mandela, que desea una "solución positiva" al problema.