José Blanco
La reforma del 2000
EL CONFLICTO DE LA UNAM ha vuelto a poner en cuestión el papel real y concreto que el país debe asignarle a la universidad pública en el proyecto mismo de la nación. El país muestra en la actualidad posibilidades y potencialidades mil de desarrollo, pero las obstrucciones que las cancelarán están a la vista, si no se remueven en breve.
Ninguna obstrucción es de la magnitud e importancia de la escasa y baja calidad de la educación formal de la población mexicana. Nada iguala al esfuerzo que debe ser hecho por la educación en general y por la educación superior en particular. Es indispensable elevar la calidad de todas las universidades públicas. Hacerlo para una de ellas no resolverá nada.
Es imprescindible resolver el conflicto universitario; pero es mucho más importante trabajar en un proyecto de reforma de la educación superior que, entre otras cosas, resitúe a la UNAM a la altura de los retos que esperan ya ser resueltos y que impida que la institución vuelva a enfrentar un problema como el actual.
El tema reclama la actualización y la ampliación de los análisis concernientes, y una respuesta de los estudiosos de la educación superior y de los actores principales de la misma, pero también demanda la respuesta del Estado y de las fuerzas sociales y políticas de la nación.
Fuerzas sociales y políticas, en el marco del Estado, deben aportar sus ideas y propósitos, fijando objetivos y metas generales a la educación superior, en plazos definidos, vinculándolos a los objetivos y metas del desarrollo social, político, económico, científico, tecnológico, cultural, de la nación. Deben disponer, asimismo, se otorguen a este nivel educativo, en su modalidad pública, los recursos suficientes y oportunos para el cumplimiento de los objetivos y las metas que se le fijen, mediante presupuestos multianuales que apoyen su cumplimiento.
Pero parece de crucial importancia que este reto lo asuman los legisladores que serán elegidos en julio del 2000. Entre tanto, la UNAM puede trabajar colectivamente en un proyecto que haga definiciones sobre la educación superior como conjunto, pero que, en definitiva, proponga a la nación la UNAM que debemos construir en el alba del siglo XXI.
El proyecto de reforma de la universidad, obviamente debe ocuparse sin más del tema tabú de los tabúes en la UNAM --la Ley Orgánica--, y debe examinar en profundidad, con conocimiento de causa, al menos las siguientes materias: A) Fundamentos: 1) autonomía; 2) libertad de cátedra y de investigación; 3) responsabilidad social de la universidad (accountability); 4) mérito y calidad; 5) planeación y evaluación; B) Definitividad y actualización del conocimiento de los académicos; C) Contenidos académicos: 1) licenciaturas y posgrados; 2) disciplinas; D) Estructura organizativa: 1) escuelas, facultades, institutos y centros, por disciplina, o estructuración departamental; 2) red de campus o descentralización y desconcentración completas; E) Principios del gobierno académico: 1) participación y conocimiento; 2) cuerpos colegiados y autoridades unipersonales; F) Financiamiento: 1) obligación constitucional del gobierno; 2) corresponsabilidad social; 3) fuentes propias (servicios académicos).
Definiciones y precisiones sobre la mayor parte de estos temas básicos proceden también para la universidad pública en general y, por ende, pueden ser incluidas en una ley general de educación superior, que reglamente las disposiciones más fundamentales de la Constitución en esta materia. La ley general de educación superior debe regir, además, la conformación y el desarrollo del proyecto general de desarrollo de la educación superior.
La Ley Orgánica de una universidad pública debe recoger y desarrollar las definiciones de los temas fundamentales señalados. Los desarrollos tienen que ver con el proyecto particular de una universidad pública dada.
El proyecto de desarrollo de la educación superior y, por consiguiente, de la universidad pública, requiere definiciones referidas al menos a los ámbitos de: a) el presente y el futuro previsible de la nación; y b) los rasgos generales de la sociedad que se avecina en el mundo globalizado (sociedad del conocimiento o de la información) y el papel que corresponde en ella a la educación superior. *