La Jornada martes 19 de octubre de 1999

Alberto Aziz Nassif
Desastres construidos

HAY UN SUPUESTO QUE PUEDE APLICARSE a los recientes desastres ocurridos en varios estados del país, causados por las lluvias torrenciales y que provocaron lo que ya ha sido denominado como la peor tragedia de la década.

Dice el supuesto: una acción externa no determina a una estructura, sino que los impactos externos son recibidos y procesados de acuerdo con el estado en el que ésta se encuentre. Estos desastres no son exclusivamente naturales y tienen fuertes componentes sociales y políticos.

Por ejemplo, cuando el PRI empezó a perder elecciones en el norte de México, a principio de la década de los ochenta, se construyó una versión que afirmaba lo siguiente: la responsabilidad de la derrota priísta se debía a una alianza integrada por el alto clero, Estados Unidos y los grupos empresariales, es decir, tres factores que juntos habían actuado como una acción externa y habían determinado la estructura social y política de esos estados de la República. Por supuesto que se trataba de una explicación completamente falsa porque en esos estados ya había condiciones internas para que empezaran a gestarse los primeros movimientos democráticos de competencia electoral.

Para este caso, una hipótesis es que los desastres de las últimas semanas (en Hidalgo, Puebla, Veracruz y Tabasco) tuvieron una gran magnitud debido a que las estructuras internas de esos territorios se han convertido en espacios vulnerables porque han tenido un desarrollo regional plagado de irregularidades jurídicas, de vacíos legales, de acciones y componendas al margen de la ley; de visiones e intereses de corto plazo, de políticas públicas deficientes, además de una pobreza creciente. La expresión más acabada de esas estructuras de desarrollo regional es el subdesarrollo y la impunidad.

Cuando se habla de que un sistema democrático necesita como elemento indispensable un estado de derecho, se entiende que se trata de reglas, de normas, así como de su respeto y cumplimiento. Aquí no tenemos ni una cosa ni otra: cuántos años de abandono han padecido esas comunidades que han tenido como único recurso talar bosques, sembrar en laderas de cerros, asentarse a vivir en márgenes de ríos, que estuvieron secos durante años; cuántas invasiones de tierra, madejas de intereses entre políticos y colonos; cuántas decenas de reglamentos, que no se cumplen o se contradicen unos con otros, en una selva de burocracia entre organismos federales, estatales y locales. ƑDe qué tamaño hubiera sido la tragedia si en esos territorios se hubieran aplicado planes de desarrollo que hubiera impedido los asentamientos en zonas peligrosas? Posiblemente mucho menor. ƑCuál sería la cara de la tragedia si desde hace décadas se hubiera respetado la ecología de esos municipios? La tragedia nos develó, una vez más, un desarrollo caótico, sin reglas, sin visión de largo plazo.

Julia Carabias señala una cuestión fundamental para entender una parte del problema: "Si toda esa agua hubiera caído en una zona de vegetación natural, tal y como era su ecosistema de origen --selvas inundables, manglares y esteros--, no se hubieran registrado desastres. Pero en la medida en que deforestamos, el suelo no absorbe las precipitaciones pluviales. Las aguas que bajan de las montañas escurren con mayor rapidez. Erosionan el suelo y lo acarrean a los ríos y a las presas" (Proceso, 1198).

La tragedia de esos municipios devela problemas graves en la forma como se ha "conducido" el crecimiento en México. El factor externo, en este caso la combinación de una tormenta tropical con un frente frío, que ocasionó una gran precipitación pluvial, fue recibida por una estructura interna de municipios y comunidades que se encontraban en una situación de vulnerabilidad grave. Además, ya con la emergencia instalada, el gobierno federal decidió bloquear la ayuda internacional, quizá porque en lugar de ubicarse en la lógica de atender con mayores recursos la emergencia, hizo una lectura política de los costos en términos electorales si la ayuda externa ingresa en esas regiones. Ahora vamos a ver la etapa de reconstrucción, en la cual el gobierno puede hacer sus cálculos políticos, pero lo único que sería inadmisible sería volver a construir en las zonas peligrosas, no aplicar las normas de ecología y someter la reconstrucción a los mismos intereses políticos que gestaron, a lo largo de muchos años, este desastre. *