Ť Al menos murieron 5 personas; tres eran niños
Explotó una bodega clandestina de cohetes en Nuevo Laredo, Tamaulipas
Carlos Figueroa, corresponsal, Nuevo Laredo, Tamps., 18 de octubre Ť Al menos cinco personas, entre ellas tres de menores de edad, murieron al explotar una bodega clandestina de cohetes, disfrazada de dulcería, en la colonia Mirador de esta ciudad.
La detonación se escuchó a más de un kilómetro de distancia y destruyó cinco viviendas, causó daños a otras veinte y afectó a unos diez vehículos.
El lugar fue acordonado por elementos del Ejercito, y personal de Protección Civil y policía municipales desalojaron a los vecinos que viven alrededor del sitio de la explosión.
A las 21 horas, bomberos de esta ciudad y de Laredo, Texas, combatían el fuego, pero aún no encontraban los restos de las personas que estaban en el interior del almacén.
El negocio Dulcería Huerta era utilizado como bodega de cohetes de procedencia estadunidense y mexicana. Ahí se hallaron aún sin detonar unas veinte bolsas con explosivos denominados palomas.
La Policía Ministerial del Estado detuvo a Fermín Huerta, propietario de la bodega, quien dijo que tiene otros dos locales disfrazados de dulcerías donde almacenaba explosivos. Los inmuebles fueron cateados por las autoridades, pero al cierre de la edición no se tenían mayores datos de lo que se encontró en ellas.
Fernando González, la única víctima que ha sido identificada, trabajaba en la dulcería, en tanto que se hallaron restos de otras personas diseminados en un radio de cien metros del lugar de la explosión, pero aún no se establece la cifra exacta de muertos y lesionados.
El alcalde Horacio Garza Garza acudió al lugar de los hechos, en la calle 5 de Febrero 5420 y ordenó una investigación para determinar quién otorgó el permiso para el almacenamiento de los explosivos.
La familia González Garay, que vive junto al lugar de la explosión, resulto ilesa. La señora Diana y sus hijos Lupita, Erik, Víctor y una pequeña de un año lograron salir de su domicilio sin resultar lesionados.
Antonio Meléndez, quien vive frente a la bodega, señaló que la explosión derribó ventanas y puertas y él tuvo que salir corriendo para protegerse de los pedazos de piedras y fierros que volaban por el aire.
Noé Colmenares, quien reside e dos cuadras de distancia, dice que la explosión lo despertó y destruyó las ventanas de su casa.