La Jornada miércoles 20 de octubre de 1999

Carlos Martínez García
Fox, los evangélicos y la vida privada

EN SU AFAN de quedar bien con todo mundo, afirmando en un lado lo que contradice en otro, Vicente Fox se reunió el sábado con algunos líderes de las iglesias cristianas evangélicas del país. La mayoría de éstos provenientes de iglesias de corte pentecostal y neopentecostal. Queriéndose congraciar, el candidato presidencial panista trató de matizar su demagógico acto de hace unas semanas cuando enarboló un estandarte de la virgen de Guadalupe.

Basta leer el testimonio de reciente publicación del ex gobernador guanajuatense (Vicente Fox a Los Pinos. Recuento autobiográfico y político), para percatarse del esquematismo ideológico del personaje y su fuerte sentido mesiánico. Una muestra: "En estas páginas... está, sin contar intimidades, su parte más íntima: sus pensamientos acerca de todo, de la vida, de la educación, del amor (en todos los sentidos), de las ambiciones, de sus anhelos, tanto personales como nacionales... cómo hace temblar a la gente que se topa con él, porque no se detiene ante nada ni nadie (de las más altas investiduras) para decir lo que se debe decir". Quienes no se detuvieron ante altas investiduras fueron los evangélicos que dialogaron con Fox. Uno de ellos, pastor neopentecostal fue directo y le dijo a Fox consideraciones interesantes y puntillosas.

El dirigente empezó por subrayarle a los panistas (además de Fox estuvo presente el presidente del partido, Felipe Bravo Mena) que los evangélicos son un conglomerado políticamente diverso, respetuoso de la pluralidad y, por lo tanto, lejanos a cualquier posibilidad de corporativismo. Después afirmó que los cristianos evangélicos tienen como Mesías a Jesucristo, y por ello no esperan a otro que venga a salvar al país de sus problemas de manera instantánea. Finalmente, le sugirió a Fox que deje de presentarse como el personaje que va a cambiar todo de una forma casi mágica. Por lo aquí resumido, al pastor no le temblaron las piernas (quizá porque no ha leído la autobiografía y desconoce cómo debía reaccionar ante un ser tan imponente), tal vez a quien sí se le movieron las corvas fue a Vicente Fox.

Las notas informativas publicadas en distintos diarios no relatan si alguno de los asistentes le planteó a los panistas un asunto que debió salir en el encuentro. Nos referimos a la renuncia de Humberto Rice al PAN. Rice fue presidente municipal de Mazatlán, formó parte de importantes comisiones panistas e integrante del Comité Ejecutivo Nacional de ese partido. Renunció por su desacuerdo con las manifestaciones católicas de Fox, entre ellas el ondear del estandarte guadalupano y la reivindicación de la gesta y santoral cristero. Por muchos años Humberto Rice se esforzó en explicar, y tratar de convencer, a sus correligionarios evangélicos (él es de la Iglesia congregacional) de que el PAN había dejado atrás sus vínculos con el catolicismo más reaccionario y había consolidado su transformación en un partido en el que, sin problema, los cristianos herederos de las reformas religiosas del siglo XVI podían sentirse bienvenidos.

Hace dos semanas estuve en el norte del país, cuestiones de trabajo me permitieron estar en contacto con líderes regionales y nacionales de la denominación evangélica más grande en el país. Uno de los participantes expuso, con vehemencia, las acciones que en su zona están efectuando para convencer a los evangélicos de que no voten por Vicente Fox, en razón de que es un peligro para la pluralidad religiosa y la libertad de conciencia. El convocante hizo una informada exposición de los vínculos del PAN con organizaciones fundamentalistas católicas, habló de emprender una campaña nacional entre los grupos evangélicos para advertirles del peligro que representa Fox al principio protestante del libre examen de las ideas.

Tal vez el candidato panista sepa ahora lo que sienten otras personas cuando él, desde su visión político/confesional, se autoerige en juez de valores personales y sociales. No le gustó nada que uno de los evangélicos lo cuestionara acerca de su estatus marital. De acuerdo con la nota de Juan Manuel Venegas (La Jornada, 17/X), "Serio, pero un tanto molesto, Fox le reviró: 'no sé cómo se confiesen ustedes, peor yo acostumbro las confesiones en privado... y así, en privado, quiero dejar este tema' ".

Esperamos que cuando el panista quiera dictar sus propios estrechos principios de conducta, y hacerlos modelo para quienes tienen otros en una sociedad éticamente diversa, recuerde lo que le respondió al incómodo cuestionador. Los asuntos privados son primordialmente incumbencia de los directamente involucrado(a)s, y no espacio homogeneizador de una confesión religiosa particular. *