n Certifica Alianza Cívica la limpieza y el orden
Según cifras preliminares, votaron cerca de 26 mil 662 universitarios
Karina Avilés y Roberto Garduño n De acuerdo con un conteo rápido, un total de 26 mil 662 universitarios participaron ayer en la consulta por el diálogo en la UNAM, en un proceso que se llevó a cabo sin incidentes y cuyos resultados fueron declarados válidos, además de dar una lección "de civilidad y seriedad democrática" por parte de los universitarios.
"Alianza Cívica certifica la limpieza y orden del proceso y declara válidos los resultados que de él emanen", informó la secretaria ejecutiva de la organización, Silvia Alonso, al participar en una conferencia de prensa ofrecida por la noche. A su vez, declaró que Alianza Cívica se pronuncia por una solución inmediata al conflicto que vive la UNAM.
Javier Bracho, miembro de la comisión convocante, expresó que la ciudad de México presenció "una jornada cívica ejemplar y se dio una lección de civilidad y seriedad democrática".
Y añadió que también es un claro mensaje hacia los actores involucrados en el conflicto y las fuerzas políticas de que "la comunidad universitaria quiere expresarse de manera independiente creativa y autónoma".
Los organizadores informaron que los resultados del plebiscito se darán a conocer hoy al mediodía en conferencia de prensa. Y señalaron que los resultados de la única pregunta semiabierta referente a los espacios de discusión, tardarán 48 horas horas en procesarse, por lo que podrían darse a conocer el domingo o el lunes próximo.
En total, informaron, se instalaron 112 casillas en la ciudad de México y en algunos estados del país. Alrededor de 500 universitarios, entre estudiantes, académicos y trabajadores administrativos colaboraron en la iniciativa. Mientras que, 31 observadores de Alianza Cívica cubrieron la totalidad de los 104 centros de recepción que se instalaron en la zona metropolitana de la ciudad de México.
Natalia Cervantes, una de las estudiantes que colaboró de manera activa para la realización del proceso, expresó que "si hubiera alguien que quisiera descalificarlo está mal porque es un plebiscito organizado de forma totalmente independiente, cuyo único interés es hacer algo por la universidad".
Lucero Enríquez, miembro del comité técnico, se congratuló por la realización de esta consulta en la que participaron paristas, antiparistas, trabajadores del personal administrativo, así como académicos.
Finalmente, los organizadores expresaron que los resultados de la consulta rebasaron las expectativas que tenían.
n Nutrida participación en las casillas instaladas
Contrario a lo esperado, el CGH no impidió el plebiscito
n Para garantizar la credibilidad sólo se pudo votar con credencial
n Descartan los organizadores una solución arbitraria al conflicto
En un plebiscito inédito, estudiantes, profesores, investigadores y trabajadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) emitieron ayer su voto para tratar de influir en el ánimo de paristas y autoridades, con el fin de restablecer el diálogo que permita superar la crisis que desde hace seis meses prevalece en la máxima casa de estudios. Para ello, los organizadores -académicos de la UNAM- centraron su atención por garantizar la transparencia y credibilidad en el proceso, cuidando que exclusivamente votaran universitarios con credencial vigente, situación que se puso de manifiesto cuando al ex rector de la institución, José Sarukhán Kermez, se le impidió emitir su opinión por no contar con documentos vigentes que comprobaran su calidad de académico. "Su credencial no estaba actualizada y no tenía el talón de cheque", dijo Lucero Enríquez, una de las operadoras del proceso, por lo que el investigador no pudo participar en el proceso en la Plaza de la Conchita, en Coyoacán.
Situación similar ocurrió con Juliana González Valenzuela, integrante de la Junta de Gobierno de la institución, quien tuvo que regresar a su domicilio por un talón de cheques para poder sufragar.
El Consejo General de Huelga no impidió la realización de este plebiscito. Hubo paristas que se apostaron cerca de las casillas para conminar a la población a participar en la próxima consulta que encabezarán el 26 de octubre para someter a votación, la posible renuncia del rector Francisco Barnés de Castro; la búsqueda de una solución negociada y sin represión; la celebración de un Congreso representativo en el que todos los universitarios participen; y la petición por más presupuesto para la educación.
La presencia de los huelguistas no generó incidentes violentos en ninguna de las 140 casillas instaladas. Sólo en el kiosko de Coyoacán hubo enfrentamientos verbales, en donde unos 15 estudiantes colocaron una bandera rojinegra cerca de la mesa de votación.
Ahí uno de los alumnos que rechazaban la consulta Por el diálogo en la Universidad dijo: "Quién sabe de donde sacan tanto dinero para desplegados en periódicos, anuncios en televisión que nosotros obviamente no tenemos y si ellos tuvieran los mismos recursos que nosotros, es decir, que no fueran financiados por ningún tipo de autoridad, entonces lo único que tendrían que hacer es pegar volantes y carteles. Ahí se ve la diferencia".
En cambio en Naucalpan, un reducido número de paristas intentó impedir el voto en la casilla 491, ubicada en Cerrada a la Antigua, colonia las Américas, aunque al final de cuentas se limitaron a distribuir volantes entre los presentes en los que explicaban los motivos de su huelga y en los que concluían con una pregunta: "Ƒquiénes son los porros?".
Luis Zarzosa Escobedo, quien estaba al frente de la casilla ubicada en la colonia Los Reyes Iztacala, a un lado del plantel de la ENEP, mencionó que si bien el plebiscito no tiene formas legales para ser aplicado o asumido por las partes en conflicto, sí tendrá "un gran peso moral para destrabar el ambiente que priva en la mesa de negociaciones".
Otras casillas reportaron como únicas incidencias las protestas de egresados deseosos de votar o de personas que carecían de documentos para emitir su opinión. Las discusiones terminaron cuando se explicó el procedimiento y sobre todo la intención de no dar lugar a que quedara bajo sospecha el resultado de la consulta.
La afluencia fue constante y llegaron a formarse hileras hasta de más de 15 personas en la mayor parte de las casillas. Los interesados en participar debían mostrar su credencial, talón de pago o documento que comprobaran su pertenencia a la UNAM. Después se les entregaba su boleta con las seis preguntas respecto a la pertinencia de que el CGH y las autoridades universitarias se sienten a dialogar; asimismo, sobre los espacios de discusión; la posibilidad de un Congreso resolutivo; y sobre todo, la urgencia porque se abran las instalaciones de la casa de estudios.
No ocurrió así en la Plaza de las Tres Culturas. A pesar de que los organizadores informaron que ahí se instalaría una casilla a las ocho de la mañana, hora de apertura, no hubo tal y fue cinco horas después cuando llegaron dos universitarios con una urna "emergente" para consignar votos. A la hora del cierre se registraron sólo 60 boletas cuando contaban con 700.
Al mediodía, el comité organizador de la consulta rechazó que su iniciativa sirva como base para tomar una decisión arbitraria sobre el conflicto. Su pretensión, explicaron, es recoger el sentir de los universitarios para contribuir a una solución negociada.
En este sentido Arnoldo Córdova dijo: "No estamos haciendo eco de la observación aquella del presidente (Ernesto) Zedillo acerca de que intervendrá el gobierno federal si los universitarios lo deciden mayoritariamente. Eso para mí fue una posición absurda, un lavarse las manos y además no haciéndose eco de una postura o posición del CGH ni de las autoridades universitarias. Lo que queremos es darle voz a los universitarios".
Por su parte, Fernando Castañeda, miembro de la Comisión de Consulta, afirmó que sobre los resultados "nadie tiene que tomar una decisión y el que lo haga será bajo su propia responsabilidad. Nadie tiene porqué tomar esta consulta como fundamento para una decisión".
Si bien los paristas no interrumpieron el proceso, aprovecharon la afluencia de universitarios en las casillas para entregar diferentes volantes relativos al conflicto en la UNAM. En uno de éstos, teniendo como fondo la foto de un burro, exigen la renuncia de Barnés "por torpe, soberbio e intransigente. Porque ha provocado un enorme conflicto y bloquea constantemente su solución. Porque ya nadie lo quiere salvo (el presidente Ernesto) Zedillo y (el precandidato priísta Francisco) Labastida, porque le está haciendo un gran daño al país".
Al término de la consulta, diversos representantes de casilla coincidieron en que 60 por ciento de los votantes en esta jornada fueron estudiantes; un poco más de 30 por ciento académicos y profesores. El resto, trabajadores administrativos.
Aunque el plebiscito estaba programado para iniciar a las ocho de la mañana y cerrar a las 18 horas, hubo algunas como la ubicada frente a las escalinatas del Auditorio Nacional, en donde cerraron minutos después de lo programado. (Claudia Herrera, Alma E. Muñoz, Jorge Cisneros, Jesús Aranda, Rolando Medrano, Gustavo Castillo, Karina Avilés, Roberto Garduño y la corresponsal Silvia Chávez)
n Rechazó Luis Villoro que el plebiscito sea tendencioso
Pide Peimbert encontrar una salida concertada
Karina Avilés y Roberto Garduño n Al acudir a emitir su voto en una de las casillas de la consulta Por el diálogo en la UNAM, el investigador Manuel Peimbert consideró que esta iniciativa es un llamado al Consejo General de Huelga (CGH) y al Consejo Universitario (CU) para que redoblen sus esfuerzos y busquen una salida negociada, puesto que entre más pronto se llegue a un acuerdo "el problema de otro tipo de acciones pasará a un segundo plano". Entre tanto, el investigador emérito Luis Villoro rechazó que esta iniciativa sea tendenciosa, debido a que sus organizadores tienen la mejor voluntad de colaborar con imparcialidad a la solución del conflicto.
A su vez consideró que "el CGH está en estos momentos, por desgracia, dominado por un grupo muy intransigente. Entonces, no creo que una medida como esta del plebiscito pueda torcer la voluntad ya muy establecida de ese grupo para entorpecer la posibilidad de una salida negociada".
Entrevistado en la casilla del centro de Coyoacán, en donde se observó un buen número de votantes, señaló que una de las preguntas de la iniciativa hace referencia a que "si efectivamente deben entregarse de nuevo las instalaciones universitarias que han sido ocupadas para que pueda volver la actividad normal de la UNAM a su curso. Eso no tiene nada que ver con la violencia, es una propuesta que espero que la mayoría de los universitarios nos pronunciemos porque sí se regrese a la normalidad" y añadió: "es una consulta de la opinión de los universitarios, pero esta opinión desgraciadamente no va a forzar las decisiones del CGH".
Entrevistado también en la casilla antes mencionada, en donde a las 11:40 de la mañana cerca de 200 universitarios ya habían sufragado, Peimbert indicó que aunque el plebiscito "no es una salida al conflicto" sí es un acto "positivo" que apoya la idea de la negociación.
También expresó que "urge que termine la huelga y que finalice de manera digna". En ese sentido, reiteró que los estudiantes ya ganaron la gratuidad de la enseñanza.
Respecto al cambio que requiere la máxima casa de estudios, dijo que es necesario pensar en cómo transformar la UNAM de tal manera que sirva más a la nación. Y añadió que la realización de foros y del congreso universitario son iniciativas que tienen ventajas para transformar la universidad.
"A lo mejor habría que hacer foros de discusión, en los que todos los universitarios presenten sus proyectos de cambio y con esas propuestas de máximo consenso llegar a un congreso".
Expresó que el congreso universitario realizado en 1990 obtuvo resultados importantes como la creación de los consejos académicos de área y la incorporación de los investigadores que por elección ingresan al Consejo Universitario (CU). "Ese congreso se consideró legítimo y sus decisiones fueron asumidas por el CU", recalcó.
Reiteró que el problema de la educación superior rebasa a la universidad debido a los rezagos que hay en la materia a nivel nacional, entre ellos, el de la matrícula. "Este es un problema que la universidad ya no va a resolver, pero el problema de la calidad de la educación superior sigue estando en gran medida en manos de la UNAM".
Y ejemplificó: "La calidad sin cantidad es una injusticia y la cantidad sin calidad es un engaño a los estudiantes. Necesitamos una educación superior que sea de calidad y que cubra a la mayoría de los mexicanos".
Por lo tanto, dijo, una de las metas es aumentar la matrícula a nivel licenciatura "para acercarnos a la de los países desarrollados", pues la única manera de no depender de otras naciones es que la educación sea de una gran calidad y que puedan acceder a ella una gran cantidad de mexicanos.
Por otra parte, confió en que en la próxima asamblea del CGH, los estudiantes revoquen el resolutivo de tomar los institutos y centros, debido a que la investigación "en un país como el nuestro, con grandes rezagos, es fundamental si queremos que México sea independiente, que tenga un futuro y que sea un país soberano".