COMUNICADO No. 19
Nivel medio superior: Ƒeslabón perdido de la educación?
* Rebasado por las transformaciones sociales e inequitativo
* Más atención al crecimiento de la matrícula que a la calidad
* Su problema central, la formación de profesores adecuados
La educación media superior (EMS) en México comprende el conjunto de modalidades institucionales que ofrecen enseñanza formal al término de la secundaria. En la actualidad casi tres millones de jóvenes están inscritos en este nivel, que ha venido experimentando un crecimiento muy acelerado, así como procesos de reforma, diversificación y especialización igualmente considerables.
La importancia de este ciclo de estudios es indiscutible, porque de su calidad depende la adecuada formación de las generaciones de jóvenes que habrán de ingresar a la fuerza de trabajo o continuar educándose como profesionales y técnicos especializados. Por ello, Observatorio considera de interés para sus lectores reflexionar en torno a cómo ha evolucionado la EMS en México, a quiénes incorpora y con qué fines.
Crecimiento segmentado
En todos los sistemas escolares la EMS suele definirse por el destino de sus egresados: o los orienta hacia la educación superior o hacia el mercado de trabajo o los prepara con alguna forma de bivalencia ante ambas opciones. En el caso de México puede decirse que ha sido un nivel de paso, sin objetivos sustantivos que le den valor propio, y sin distinguirse tampoco por atender a las difíciles exigencias que tiene su alumnado por razón de su edad.
Aunque en la segunda mitad de este siglo la matrícula ha acrecido continuamente (pasó de poco más de 300 mil estudiantes en 1970 a 2.8 millones en 1998) y en los últimos años ha mejorado la tasa de absorción de los que egresan de secundaria (de 82.5 por ciento en 1993 a 94.3 por ciento en 1996), sólo 46 por ciento de la población de 16 a 18 años de edad la cursa (Perfil de la educación en México, SEP). Esto se debe a la merma que sufren las cohortes en los grados anteriores.
Se registran variaciones paulatinas en la evolución de la matrícula de las diversas opciones que ofrece el nivel: en bachillerato propedéutico, el bivalente y la rama (Gráfica 1). El bachillerato general o propedéutico ha sido siempre la opción preferida; el bivalente tuvo un crecimiento sustancial, particularmente hacia finales de los años noventa; desde entonces decrece la matrícula del bachillerato general, en beneficio de las opciones bivalente y técnico-profesional.
Estas variaciones pueden deberse a dos factores: por un lado, la creación, en 1981, del Colegio Nacional de Educación Profesional Técnica (Conalep), pensado como opción terminal para derivar el flujo hacia el bachillerato general y la creciente inversión que ello supuso; por otra, la crisis económica que abatió el nivel de vida de la mayoría de la población durante la llamada década perdida y llevó a muchos padres de familia y alumnos a preferir una educación que les abriera la posibilidad de un trabajo inmediato.
La decisión de la SEP de reforzar las opciones técnicas es problemática por varias razones:
a) Desde luego, la EMS orientada al trabajo no garantiza un empleo seguro, pues las oportunidades de trabajo dependen de otros factores.
b) La diversidad de modalidades (y dentro de cada una de ellas la de las instituciones) refuerza la selectividad del sistema educativo, pues define trayectos escolares y laborales que están en correspondencia con los orígenes sociales del alumno. Por esto la educación técnica lleva en nuestro país el estigma de ser de segunda clase y estar destinada a las clases más desfavorecidas; el bachillerato general sigue viéndose como la opción ideal. Suele decirse que la actual EMS, por su conformación estructural, segmenta a la población juvenil, definiendo sus destinos.
Deserción y el futuro de los jóvenes
A pesar de la expansión de la matrícula, subsiste el problema de la baja eficiencia terminal (que, dependiendo de la modalidad que se considere, oscila entre 40 por ciento en el bachillerato general hasta más de 50 por ciento en las modalidades tecnológicas y bivalentes). Los desertores se quedan con una formación trunca y no pueden aspirar sino a un salario precario. En la deserción influye sin duda el hecho de que los planes y programas de estudio, determinados centralmente, no corresponden a las oportunidades de trabajo de la región o el estado. La deserción temprana y la escasa vinculación con las empresas cierran el círculo de desprestigio de las opciones técnicas y propician el crecimiento de los bachilleratos propedéuticos.
El gran reto para la política educativa es replantear una EMS que dé respuesta a la actual demanda masiva y heterogénea y satisfaga las complejas exigencias tanto del sistema productivo como de las instituciones académicas de nivel superior, no menos que las aspiraciones que tienen los jóvenes en los albores del siglo XXI.
No es prioritaria en el gasto
Puede discutirse si es razonable que el estudiante de EMS cueste menos de la mitad que el de educación superior (en promedio). Puede también discutirse en qué razones se fundamenta la preferencia de los últimos gobiernos por la opción técnica, contrapuesta a la general; el dilema no debe resolverse en términos de costos compartidos sino de necesidades del desarrollo del país, asumiendo que en todas las opciones que se ofrezcan la educación debe procurar ser de calidad.
Pero conviene notar dos cosas: aunque la política descentralizadora empieza a aplicarse ya a la EMS, la contribución financiera de los estados todavía es menor a la quinta parte de su costo total. Por otra parte, hay que advertir que la participación de los particulares en este nivel es muy alta: son privadas la tercera parte de las escuelas preparatorias y más de la mitad de las técnicas; en ellas se atiende a la quinta parte de los alumnos tanto del bachillerato como de la rama profesional-técnica, y en la enseñanza particular técnica hay que notar que predomina la orientación al sector terciario, con reciente proliferación de las especialidades informáticas. Todos estos datos son referentes necesarios para normar políticas nacionales adecuadas para el desarrollo futuro de la EMS.
El problema no es burocrático,
sino social y académico
Aunque se sabe de esfuerzos por mejorar la coordinación de la EMS, el nivel ha sido rebasado por las transformaciones demográficas y sociales y otros factores como la diversificación de las culturas juveniles y la evolución vertiginosa del conocimiento. Ante estos fenómenos, la deficiencia principal de las políticas estatales se encuentra en la falta de una propuesta adecuada de formación de docentes.
Si la EMS sólo es cursada actualmente por 46 por ciento de los jóvenes que podrían demandarla y si refuerza, en vez de amortiguar, la selectividad social, es obvio que se requieren políticas diferentes y una reconceptualización de las opciones existentes y de sus requisitos. Pero en el centro de esta problemática está el reto de la formación de su profesorado. Actualmente no hay requisitos académicos claros para su contratación, promoción y permanencia; más bien prevalecen categorías burocráticas y sindicales. Cada modalidad ofrece a sus profesores cursos de actualización que, en general, son muy breves y desarticulados; no ofrecen una respuesta adecuada a la rápida evolución de los conocimientos, a las exigencias de transformación de nuestra sociedad ni a las expectativas de los jóvenes. La formación inicial y la actualización de un nuevo profesorado se encontrará ciertamente con las resistencias de grupos de interés que se sienten afectados.
Interrogantes
* ƑQué ventaja comparativa logran quienes cursan actualmente la EMS frente a los que no lo hacen, en términos tanto de formación humana como de conocimientos significativos?
* ƑEn qué medida las opciones existentes ofrecen a los jóvenes una posibilidad real de elección? ƑCómo transitar a un subsistema que permita la transferencia de un alumno que desea cambiarse de una institución a otra, dentro de una misma coordinación o en otra?
* Aunque se han reducido los planes de estudio del bachillerato general, Ƒse ha contemplado una revisión curricular profunda, a la luz de las exigencias de ingreso a las licenciaturas, de los resultados de los exámenes del Ceneval en la zona metropolitana de la ciudad de México y de la evolución del conocimiento en las diversas áreas disciplinarias?
* Y sobre todo, Ƒcómo se piensa resolver el problema de la información de los profesores, que requeriría una renovación de este nivel escolar?
ƑQUIENES SOMOS?
Somos un grupo de ciudadanos comprometidos con el desarrollo de la educación nacional, interesados en la observación crítica de las políticas gubernamentales en este campo, y que buscamos contribuir a solucionar los graves problemas educativos del país. Observatorio espera que las autoridades respondan a sus preguntas y cuestionamientos, y ofrece la publicación de sus respuestas en este espacio.
Todos los ciudadanos están cordialmente invitados a sumarse a nuestra iniciativa. Favor de enviar sus nombres, con sus datos de localización e identificación, a La Jornada, Observatorio Ciudadano de la Educación, apartado postal 20-423, San Angel, México, DF, CP 01001. Fax: 56 22 75 79. Correo electrónico: [email protected]
Nuestros comunicados aparecen el segundo y cuarto viernes de cada mes en este espacio perodístico; se pueden reproducir en cualquier medio indicando su procedencia.
Visítenos en
http://www.observatorio.org
Grupo de redacción (en orden alfabético): Alejandro Canales, María de Ibarrola, Pablo Latapí Sarre, Felipe Martínez Rizo, Javier Mendoza, Carlos Muñoz Izquierdo, Elsie Rockwell, Roberto Rodríguez y Lorenza Villa Lever.
Otros integrantes: 241 firmas de 30 entidades federativas. Véanse en la página de Observatorio en Internet.