EL TONTO DEL PUEBLO Ť Jaime Avilés
Revueltas vive
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La gran pregunta. En la alta y pelona cumbre del cerro del Mixiote, que domina orgulloso el valle de Mixiotepec, Serapio Bedoya Arteaga, el tonto del pueblo de Tecamacharco, amado y/u odiado por los lectores de esta página sabatina, está sentado en posición de flor de loto, practicando un ejercicio que años ha me enseñó el Gran Lama en las nieves del Tibet. "Pon tu mente en blanco", le he dicho. "Y busca en el fondo de tu corazón el nombre de la balada en que Bob Dylan denunció que Tolouse Lautrec no tenía fe."
ƑQué ha obligado al tonto a recurrir a las técnicas orientales de meditación? Hace unos días, sentado en su rincón habitual de El Imperio de los Sentidos, observó que al calor de los debates sobre la huelga de la UNAM, los parroquianos mudaban de aspecto ante sus propios ojos, y los cuerpos comenzaban a desarticularse, dividiéndose físicamente como de hecho lo estamos todos en materia de política. De pronto, las cabezas desprendiéronse de los troncos, las piernas y los brazos huyeron hacia distintos ángulos del bar, y aquello se convirtió en el más refinado análisis de descomposición cubista que nadie hubiese podido concebir en sano juicio.
Sin motivo aparente, una pierna calzada con gruesa bota procedió a patear asentaderas que antaño le inspiraban simpatías, mientras algunas cabezas vociferantes, flotando por su cuenta en el salón, chillaban histéricas recriminándole todo a todos. Fue en medio de este caos, en que decenas de brazos jugaban a las vencidas, que el tonto abandonó el tugurio y echó a correr hacia la plaza de armas. Pero su angustia llegó al colmo al ver que la pesadilla se multiplicaba en todas partes. Al oírlo por teléfono, con perceptibles dificultades para respirar, decidí venir a Tecamacharco en el primer autobús de la noche del jueves. Hoy, viernes a media tarde, felizmente, según yo, el héroe de este espacio ha recobrado su muy dudosa cordura y este es el fruto de sus reflexiones. Transcribo sus palabras tal y como las oí brotar de sus labios.
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Damnificados y difuntos a votar por el PRI. En la ciudad de México, territorio gobernado por el PRD, la Universidad Nacional, suma de todas las utopías basadas en el poder científico y espiritual del conocimiento, está en crisis. En Villahermosa, territorio gobernado por el PRI, está en crisis la cárcel, suma de todos los fracasos de todas las utopías basadas en el poder científico y espiritual del conocimiento. La crisis de la universidad, y su extremo opuesto, la crisis de la cárcel, forman el eje simbólico de una crisis mayor que engloba todos los aspectos de la vida de un país que ha sido destruido implacable y meticulosamente por dentro, de modo que sólo queda en pie como un cascarón.
El terremoto de septiembre en Oaxaca y las lluvias de octubre en Puebla, Hidalgo, Tabasco y Veracruz, desencadenaron una catástrofe humanitaria, en la que el "gobierno" federal ha sido incapaz de dar efectiva respuesta a cientos de miles de damnificados, para los cuales no hay, no habrá, otra salida que la rabia: si antes de los meteoros vivían de milagro en condiciones de miseria extrema, hoy que lo han perdido todo ų"casas", tierras, cosechas, animales, instrumentos de trabajo y documentos de identidadų, Ƒqué les queda para aferrarse al presente, como no sea, tarde o temprano, la catarsis de la rebelión?
Pero con una sensibilidad de piel de elefante, los operadores del partido de Estado aprovechan el desastre para actuar como lo que son: auténticos animales de rapiña. En la Sierra Norte de Puebla, donde más de cien mil indígenas fueron arrojados de golpe a la indefensión absoluta ųlos cerros cayeron encima de sus comunidades, sepultándolo todoų, el PRI distribuye cachuchas con el logotipo de campaña de Francisco Labastida. En Tutultepec, Oaxaca, el Ejército y el DIF reparten despensas, pero piden a cambio 15 pesos por la "ayuda" y exigen la credencial de elector del solicitante. Si éste no la tiene a mano, automáticamente lo llevan preso.
Dondequiera que va, el doctor Zedillo repite que la atención a los damnificados no debe propiciar el clientelismo político, pero al igual que en Oaxaca, el canje de credenciales de elector por alimentos y ropa ha sido detectado en Puebla (tierra del precandidato Bartlett), en Tabasco (tierra del precandidato Madrazo), en Hidalgo (tierra de Jesús Murillo Karam, aliado incondicional del precandidato Labastida), y en Veracruz (tierra de Fernando Gutiérrez Barrios, supuesto árbitro de la contienda interna ).
En Chiapas, el "gobernador" Albores Guillén ordena a gritos que los presidentes municipales se muevan para garantizar el triunfo de Labastida, y el sinaloense, con mal fingido asombro, asegura que nada tiene que ver. El nuevo escándalo de opereta crispa los nervios del pequeño secretario de Gobernación, pero los exabruptos de Diódoro Carrasco, hace tiempo deseoso de mandar a la banca a Albores Guillén, chocan con el duro ceño de los generales en pie de guerra, para los cuales el Croquetas es pieza clave en el esquema de la "ofensiva final" contra los zapatistas.
Como si viviera en otro país, José Antonio González Fernández, presidente nacional del PRI, anuncia de lo más orondo que todas las personas que voten el próximo 7 de noviembre en las elecciones internas, serán, quiéranlo o no, inscritas en el padrón de ese partido. Sin embargo en Coyoacán, en la casa de doña Jesusa Ramírez Gama, alma mater de la actriz Jesusa Rodríguez, el equipo de campaña de Roberto Madrazo entrega una carta dirigida al doctor Isidro Rodríguez León para invitarlo a votar por el delincuente tabasqueño. Lo notable del caso es que el doctor Rodríguez León falleció hace muchos años y nunca vivió en el domicilio en donde ahora los madracistas le envían correspondencia.
De todo lo cual se desprende que, para gobernarnos mil años más, tal como nos amenaza en su propaganda, el PRI se roba descaradamente las credenciales de elector de los damnificados y, como en sus mejores tiempos, secuestra el "espíritu cívico" de los muertos.
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Crimen y recompensa. Pese a todo lo anterior, según los que saben, Madrazo y Labastida han logrado ya un acuerdo que impedirá la escisión en el PRI y confirmará al sinaloense como el candidato oficial de Zedillo. En Tabasco, por lo menos ųdonde la Comisión Nacional del Agua abrirá las compuertas de la presa Peñitas en las primeras horas de hoy, lo que inundará a decenas de comunidades antes que amanezca el domingoų, se asegura que el pacto es todo un hecho: Labastida buscará la Presidencia de la República y Madrazo el control del Senado o la jefatura nacional del PRI, con un bono extra. Podrá nombrar a Arturo Núñez Jiménez candidato a gobernador de Tabasco y, de este modo, mantener el control personal de aquella entidad, vital para los intereses de Carlos Hank González y un reducido grupo de empresarios ligados al salinismo.
En Sinaloa, mientras tanto, donde los partidarios de Labastida confían más que nunca en la "inevitable" victoria del ex secretario de Gobernación, la clave para conjurar, dicen, el "peligro" de Madrazo es que éste obtenga una votación muy inferior a la de su principal contrincante, aunque lo ideal, agregan, es que quedara en tercer lugar, debajo de Manuel Bartlett, pero ése, lo saben muy bien, es únicamente un delirio.
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Oportuno secuestro. Sin problemas aparentes en el frente interno, el círculo concéntrico de Zedillo dispone ahora de más tiempo y creatividad para continuar su lucha en el frente externo, orientada con total claridad ųnadie ya puede dudarloų a derrocar al gobierno democrático del Distrito Federal, no sólo para tirar a Rosario Robles y asestar un golpe de muerte a la campaña de Cuauhtémoc Cárdenas, sino ante todo para impedir el triunfo de Andrés Manuel López Obrador y recuperar de este modo el control de la ciudad de México.
El mecanismo para alcanzar tan nobles propósitos sigue siendo esa obra maestra de la derecha que es la huelga en la UNAM. Después del choque prefabricado entre algunos exponentes de la ultra y un pelotón indisciplinado de granaderos en el Periférico, la minoría golpista del movimiento estudiantil recobró la dirección del Consejo General de Huelga y, según vino a corroborarlo la espléndida y demostrativa crónica de Elena Gallegos (La Jornada, 18 de octubre de 1999), consolidó su estrategia de bloquear el diálogo a toda costa, ayudado como de costumbre por el tortuguismo del rector Barnés, clausurar una serie de institutos y centros de investigación y sabotear la consulta realizada el jueves 21 por sectores de centro derecha.
El miércoles 20, en efecto, vísperas del plebiscito, desapareció no digamos sospechosa pero sí oportunamente, el estudiante Ricardo Martínez Martínez, un ex ultra "arrepentido", y el pretendido secuestro no sólo despojó de toda notoriedad a la consulta sino que permitió a los activistas del "heroico" comité de huelga de Ciencias Políticas volver a bloquear las principales avenidas de la ciudad y ponerle la cama a los medios de difusión ųcon Radio Red a la cabezaų para alentar una nueva escalada de cacerolismo en contra del gobierno capitalino.
Una vez que la consulta tocó a su fin, después de haber concitado la participación de sólo 26 mil universitarios ųun pobre 10 por ciento de la comunidad estudiantilų, el joven Martínez Martínez reapareció sano y salvo, pues el móvil de su secuestro, falso o verdadero, había alcanzado sus claros fines. Pero el mismo jueves, mientras no más de 300 "heroicos" desquiciaban la ciudad, La Jornada divulgó un informe del investigador Axel Didriksson, según el cual la Presidencia de la República tiene ya el borrador de un decreto de ley que ordenará el "cierre técnico" de la UNAM, para que ésta sea dividida en 8 o 10 secciones, de acuerdo con el plan del ex rector Jorge Carpizo, ampliamente conocido por la opinión pública. Como dato complementario, en la misma edición, aparece una nota del Senado en la que algunos legisladores señalan que en el anteproyecto del Presupuesto de Egresos del "gobierno" federal para el 2000 no se contempla ninguna partida para la UNAM. Entonces, más claro ni el agua.
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ƑDónde está Amalia García? En consonancia con los intereses estratégicos del PRI, que el domingo 7 de noviembre ensayará un proceso supuestamente ejemplar de democracia interna, la ultra estudiantil prepara la toma del Periférico, de San Angel a Los Pinos, para el miércoles 3, calculando que en los cuatro días previos a la unción de Labastida el colapso mayúsculo que pretenden inferirle a la ciudad servirá para que los medios electrónicos despedacen a Rosario Robles y luego dejen el campo libre para la "gran batalla cívica" del partido del régimen al que sirven.
Robles ha encarado esta ofensiva en su contra con firmeza y claridad, actuando no como una simple administradora de los servicios urbanos, sino como dirigente, que también lo es, de la mayoría del electorado capitalino. Por desgracia para ella y para todos, parece completamente sola. ƑDónde está Amalia García, que nominalmente dirige al PRD nacional? ƑDónde Carlos Imaz, encargado local del perredismo? ƑPor qué no se expresa ni se articula esa gran fuerza política que se volcó a las urnas el 6 de julio de 1997? Si lo que estamos viviendo es una agresión concertada en contra de la ciudad, es la ciudad la que debe salir a repelerla. Para ello, sin embargo, es necesario que se esfume el sopor que invade las oficinas de Monterrey 50 y Jalapa 87, y que en nombre de la mayoría ciudadana que optó por el cambio, alguien diga qué es lo que se debe hacer.
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La gran respuesta. "ƑY bien?", le digo al tonto del pueblo, después de conocer sus conclusiones. "ƑTienes ya la respuesta? ƑSabes ya el nombre de la canción de Dylan en la que denuncia por falta de fe a Tolouse Lautrec?" "Sí", me dice. "Se llama Positively 4th Street, y el mensaje está en la cuarta cuarteta. Va así: You say you've lost your faith/ You know itƀs not like that/ You have no faith to loose/ And you know it." "Perfecto", respondo. "Estás curado. Ahora qué vas a hacer." El tonto me mira y contesta: "Voy a promover un homenaje en honor de José Revueltas, a destacar todas aquellas veces en que opuesto a la línea del partido, prefirió la expulsión a cambio de la libertad necesaria para obedecer a su conciencia". "Pero ni tú ni yo somos del PRD, dígase lo que se diga." "Pues que lo oiga Juan para que lo escuche Pedro", suspira, encogiéndose de hombros.