Ť José Luis Romero, comandante de la Policía Judicial capitalina


En diez meses ha caído 26.9 por ciento el índice delictivo en Tepito

Ť Disminuye la entrada al barrio de artículos robados y la distribución de droga al menudeo

Ť Cada mes se pone a disposición del Ministerio Público a más de 400 presuntos delincuentes

Elia Baltazar Ť Durante 1999, el índice delictivo en Tepito se redujo 26.9 por ciento en relación con el año anterior, se han cumplimentado casi 340 órdenes de aprehensión y cada mes son puestos a disposición del Ministerio Público entre 430 y 450 presuntos delincuentes de la zona.

Parecía imposible romper el cerco levantado por la delincuencia, pero la voluntad política y la estrategia policiaca puesta en marcha con la primera fase del Plan Tepito permitió abatir la criminalidad que hizo de este barrio tierra de nadie, y donde a diario ocurría al menos un asesinato, una riña con arma de fuego y el constante robo a transeúnte.

Así lo explica José Luis Romero, comandante de la Policía Judicial capitalina y responsable de Base Peñón, corazón de la actividad judicial en las 74 manzanas que componen la geografía de uno de los puntos considerados como los más inseguros y conflictivos de la ciudad, donde operan 38 bandas, entre una población de 50 mil habitantes y poco más de 300 mil que componen el sector flotante.

"Al margen de los avances que hemos logrado en el combate a la delincuencia, sabemos que falta mucho por hacer, porque diariamente hay que ajustar nuestra actuación a la movilidad de la delincuencia, pero siempre apegados a un programa ya establecido, que es el Plan Tepito, el cual ya se encuentra en su segunda fase", explica.

Romper el cerco

Para las distintas fuerzas policiacas que operan en Tepito no fue tarea fácil incursionar en sus calles, pues cada detención significaba ųy aun ahora sucede algunas vecesų enfrentar un motín popular, sobre todo en los casos de aquellos delincuentes que gozan de arraigo entre la gente.

Fue necesario impulsar una estrategia que rompiera la barrera impuesta por la delincuencia, custodiada por elementos policiacos que se involucraron con el crimen organizado del barrio. "Las incursiones policiacas eran esporádicas, y en muchas ocasiones con fines poco claros, pues es una realidad que los agentes se corrompieron, y en vez de servir a la comunidad se aliaron con las bandas", acepta.

Una anécdota ilustra lo anterior: "El año pasado, en la calle Peñón, dos agentes judiciales localizaron a un individuo que tenía una orden de aprehensión pendiente. Lo capturaron y lo esposaron, pero decidieron dejarlo sujeto a unas rejas y buscar apoyo para poder llevarlo ante el Ministerio Público. Así eran las cosas", narra Romero.

Por eso fue necesario, en la primera fase del plan, llevar a cabo un programa que permitiera sellar la zona, hacer evidente la presencia policiaca y tratar de inhibir la actividad delictiva. Para ello se fincó un perímetro delimitado por el Eje 2 Oriente, el Eje 2 Norte, Paseo de la Reforma y el Eje 1 Norte, custodiado por 600 agentes judiciales.

De ese modo, se aplicó un operativo de vigilancia estricta para revisar todo lo que entrara o saliera del barrio. "El efecto inmediato se reflejó en la venta de artículos robados, pues se contuvo la entrada de éstos, así como en la distribución de droga al menudeo".

Ya en la segunda fase del Plan Tepito la estrategia se consolidó principalmente a partir de la labor de inteligencia policiaca, para detectar la actividad de las distintas bandas que operan en la zona, y que suman unas 38, de características muy diversas.

Así, el barrio es cuna y punto de encuentro de las principales organizaciones criminales dedicadas al robo a transportistas, venta de droga y asalto a transeúnte, dadas las características económicas y geográficas de la zona.

No obstante, en lo que va del año han sido desactivadas ocho de las principales bandas que operaban en diversos puntos de la ciudad, pero que pertenecían a Tepito, asegura Romero.

Estrategia de avance

Actualmente, en las calles de Tepito actúan 116 agentes judiciales capitalinos, 136 de la Secretaría de Seguridad Pública, 20 integrantes de la Fiscalía Especial de Delitos contra la Salud de la Procuraduría General de la República, 20 más de la Dirección Operativa de esta misma institución, y otros 20 de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, entre auditores y policías fiscales.

La participación de las diversas dependencias ha tenido la intención de actuar de manera integral en el combate a cada uno de los delitos. Y si bien ha habido avances, también es cierto que falta mucho por hacer. Por lo pronto, la Policía Judicial capitalina ha mejorado su capacidad de respuesta, pues de cada 10 denuncias de robo a automovilista o transeúnte resuelve siete en el momento. Y es que "en cada una de las 74 manzanas que componen la zona tenemos al menos una unidad de policía judicial en permanente vigilancia", explica el comandante Romero.

Pero la presencia policiaca por sí sola poco hubiera logrado frente al crimen, de no ser por la colaboración de la gente, lo que no significa que se hayan salvado todas las reticencias, pues aun ahora hace falta algo más que armas para capturar a los delincuentes. "Cada vez que se realiza una acción policiaca enfrentamos un mini motín, y sólo a través del convencimiento y de prácticamente incrustarnos en su vida es como hemos logrado su ayuda".

Así, en los más de 10 meses que lleva el Plan Tepito sólo han ocurrido cinco muertes violentas y no ha habido una sola baja en la Policía Judicial capitalina.

Pero un elemento más se agrega en la combinación que ha permitido reducir el índice delictivo en Tepito: el combate a la corrupción en la Policía Judicial capitalina, cuyos elementos son constantemente relevados de la zona, para evitar que se relacionen con el crimen, y sus ingresos se han duplicado, pues mientras un agente federal gana en promedio 4 mil pesos, uno local tiene ingresos de al menos 10 mil.

Ahora, dice Romero, hay elementos que nos permiten moralizar a los policías y a ellos los compromete con la labor que llevamos a cabo.