Ť Comenzó el cuarto encuentro de ejecutantes de esa expresión cultural
La de banda, música que retumba en el pecho
Ť Con la intervención de la agrupación de Tlayacapan, hasta los más inhibidos bailaron
Angel Vargas, enviado, Tlayacapan, Mor., 23 de octubre Ť La de banda no es música para el corazón ni para el cerebro, sino para el pecho. En él retumban la multiplicidad de géneros, ritmos, estilos y colores que una sinfónica de viento es capaz de producir y recrear. Vibra con el eco de esas notas profundas y emotivas que irrumpen en los pulmones de los músicos, cuyas limitaciones técnicas ųcuando se presenta el casoų nunca superarán a sus sinceros entusiasmos.
Lo mismo en un son o en un danzón, que en un paso doble o en una obertura clásica, šqué decir si se trata de una pieza de origen popular!, las bandas sinfónicas de viento representan algo más que una mera agrupación musical, son las traductoras del sentir y del hacer de un colectivo humano, la expresión en sonidos vivos de la cotidianidad que nos abraza.
''Representan el alma de los pueblos'', dice enfático el titular de la Coordinación Nacional de Bandas, Enrique Ulloa. Sin ellas, gran parte de las costumbres y las tradiciones de cualquier región del país serían inconcebibles, pues están ligadas a todo acontecimiento social o festivo. Lo mismo hacen acto de presencia en nacimientos, bodas y funerales, que en las fiestas patronales, explica.
Pero a pesar de tan importante función, este tipo de agrupaciones no ha logrado afianzarse del lugar que le corresponde en la cultura nacional. Incluso, advierte el funcionario, son una manifestación en la que convergen lo popular y lo clásico, que la gente desconoce.
De ahí la importancia del Encuentro Nacional de Bandas de Música de Viento, cuya cuarta versión se celebra desde hoy sábado y hasta mañana domingo en este bello poblado de casas adobe-oro que es Tlayacapan, ubicado a unos 40 kilómetros de la ciudad de México, en Morelos.
''La idea del encuentro es abrir espacios para dignificar y difundir el trabajo de grupos de diferentes lugares del país", indica Ulloa, quien fue el encargado de la organización del mismo, tarea en la que contó con el apoyo del gobierno municipal, el centro cultural La Cerería, el Instituto de Cultura de Morelos, la banda Brígido Santamaría y el Sistema Nacional de Fomento Musical, del CNCA.
Luego del acto protocolario de inauguración, en el que el alcalde de Tlayacapan recibió de su similar del municipio de Valle de Chalco la batuta que simboliza el espíritu del encuentro, correspondió hacer la música a la Orquesta Sinfónica de Alientos de la delegación Cuauhtémoc.
La fiesta comenzó con un dechado de habilidad y limpieza a cargo de la representación del Distrito Federal, que lo mismo interpretó el vals Carmen, de Juventino Rosas, que la Sinfonía India, de Carlos Chávez. El mediodía sabatino apenas comenzaba a calentarse para recibir a las agrupaciones restantes.
Desde Guanajuato llegó la banda Danubio, con su música sabor a tierra mojada. Para no quedarse atrás de su antecesora, hizo presente Sobre las olas, el vals más popular de Juventino Rosas, pero también un popurrí en homenaje a José Alfredo Jiménez. šAy, dolor!
Los sonidos provenientes de los clarinetes, trombones, trompetas, tubas y saxofones, todos ellos color sonrisa-oro, se esparcieron en el aire como el papalote rojo que en esos momentos flotaba en el despejado cielo azul del lugar.
Bajo su conjuro, revivieron las famosas damas de la Revolución: La Adelita, La Rielera, La Valentina, al igual que las célebres tonadas de La cucharacha y las tristísimas Golondrinas.
A todo pulmón
Los simpáticos integrantes de la banda infantil San Gabriel, con cachetes inflados a su máxima capacidad, se arrancaron a todo pulmón con una evocación más que sentida y alegre de su lugar de origen, Qué chula es Puebla.
Fundada en 1996, esta agrupación dejó constancia de que si algo puede definir a esta expresión popular es el entusiasmo, porque no obstante su evidente desincronización y alguno que otro miembro desafinado, šcon qué espíritu interpretaron el danzón y la marcha! šQué forma de expulsar el aire y la energía tienen esos chaparros šVitalidad y sentimiento puros!
Para concluir la primera parte del programa, los integrantes de la más que reconocida Banda de Brígido Santamaría, de Tlayacapan, corroboraron que este tipo de música no es ni para la razón ni para el sentimiento.
Al ritmo de Alegría o Tristeza, el danzón Rigoletito y el pasodoble En el mundo, el pecho de los asistentes, henchido de música pura y neta, no tuvo más que aceptar que en esos momentos era un instrumento más gobernado por los pulmones de los músicos. Los agudos y los graves hacían eco en esa parte de la anatomía humana y se expresaban en involuntarios movimientos, ya fueran de pies, cabeza o manos. Hasta los más negados para el baile sucumbieron ante ese hechizo en forma de música.
Por la tarde y hasta entrada la noche las actividades del cuarto encuentro continuaron, luego de un breve receso para comer. Correspondió el turno a las bandas representantes de Colima y Sonora, y algunas más que ya habían participado al mediodía. Para el domingo se espera la intervención de grupos de Zacatecas, Oaxaca y Michocán.
La música llegó a su fin en el foro, no así en el pecho, donde aún retumban esos metales y percusiones que son vida y alegría.