n Duhalde admite su derrota con 35.5% de votos y le desea "un buen gobierno"


Triunfa De la Rúa en Argentina; la Alianza supera al peronismo

n Con 41.22% de boletas contadas se alza ya con la victoria al obtener 50.3% de los sufragios

n Aceptan que perdió Graciela Fernández la provincia de Buenos Aires en "apretado" resultado

Stella Calloni, corresponsal, Buenos Aires, 24 de octubre n Miles de personas se lanzaron a las calles en esta capital enarbolando banderas argentinas para festejar el contundente triunfo de la fórmula presidencial de la Alianza opositora, formada por Fernando de la Rúa como candidato presidencial y Carlos Chacho Alvarez en la vicepresidencia, que se impuso con 50.3 por ciento de los votos, en el escrutinio de 41.22 por ciento de las boletas emitidas esta jornada electoral, en la que la participación fue de 80 por ciento del padrón.

La fórmula oficialista integrada por Eduardo Duhalde y Ramón Palito Ortega cosechó, según el conteo hasta el momento, sólo 35.5 por ciento de los votos. El ex ministro de Economía Domingo Cavallo y su partido Acción para la República se ubicaron como tercera fuerza electoral nacional con 10. 60 por ciento de los sufragios.

De la Rúa fue recibido con una ovación por la multitud que se congregó espontáneamente en el obelisco, en pleno centro de esta capital. Mientras tanto, Duhalde reconoció su derrota y afirmó que tras el escrutinio de los votos a nivel nacional, la tendencia en su contra ya era irreversible por lo que, dijo, "quiero informar que he hablado con el doctor de la Rúa, a quien le auguré un buen gobierno".

El ministro del Interior, Carlos Corach, también deseó buena suerte al "próximo presidente constitucional" al reconocer la derrota del oficialismo.

En la provincia de Buenos Aires, donde las encuestas de urna daban ganadora a la Alianza, la candidata Graciela Fernández Meijide y su compañero de fórmula, Melchor Posse, denunciaron una presunta manipulación en la información parcial de los cómputos oficiales, aunque después de la medianoche finalmente los aliancistas reconocieron un apretado triunfo de Ruckauf. No obstante, la militancia en pleno declaró la desconfianza de los re Fernando de la Rœa (al centro) y su compa–ero de f—rmula Carlos Alvarez (en primer plano), rodeados de simpatizantes aliancistas festejan el triunfo en las presidenciales de Argentina. En las calles de la capital del pa’s, cientos de personas tambiŽn celebraron los resultados de unos comicios que tuvieron participaci—n de 80 por ciento del padr—n n Fotos: Reuters y Ap sultados, lo que puede provocar polémica en los días venideros.

El conteo está demorado y el fraude consistiría en evitar dar los resultados donde se impone abiertamente la Alianza, para dejar la sensación de que va ganando la fórmula del Partido Justicialista, formada por Carlos Ruckauf y Felipe Sola.

En los primeros conteos Fernández Meijide aventajaba a Ruckauf por estrecho margen, posteriormente se informó que el justicialista ya había superado a su contrincante con 47.21 por ciento de los votos contra 44.11 por ciento. Después de difundirse estos datos parciales, no se dieron más noticias del conteo.

Una fuerte inquietud reinaba entre la militancia que desde el primer momento sospechó de una manipulación.

En tanto, acompañado del virtual vicepresidente electo Alvarez y las esposas de ambos, de la Rúa habló ante militantes y cientos de periodistas locales y extranjeros advirtiendo que se acabarían todos los enfrentamientos y divisiones estériles, e instó a dejar de lado "egoísmos y mezquindades". Saludó a sus adversarios y se comprometió a instaurar diálogos con todos los sectores políticos, los gobernadores y los legisladores "del signo que sean" para consolidar las instituciones en el nuevo milenio.

"Emprendemos un nuevo camino donde no puede haber desarrollo social si se olvida a la gente", sostuvo, y añadió que era necesaria la justicia para recuperar la dignidad, comprometiéndose a consolidar un Estado independiente y para la gente. "Es la hora de la patria grande, de la patria de todos. Pienso en una América Latina fortalecida por la integración, por un Mercosur potenciado en sus estrategias con un gran sentido de cooperación".

Advirtió además que "debe quedar claro que esta gestión se caracterizará por la transparencia", y afirmó que deben terminar la corrupción y la impunidad, para que haya respeto para todos los argentinos. También agradeció su apoyo a Chacho Alvarez del Frente País Solidario (Frepaso), a quien calificó de "el gran arquitecto de esta construcción política que es la Alianza".

De la Rúa fustigó la desigualdad y la exclusión social: "Necesitamos una gran reforma moral". Hablando luego desde el palco levantado frente al obelisco, instó al pueblo a "ocupar el centro de la escena". Por su parte, Alvarez dijo que los enemigos de la Alianza son el desempleo, la injusticia y la impunidad, al hablar a la multitud entusiasta, y convocó a todos los argentinos a gobernar. "El pueblo necesita una política de transparencia y decencia en el gobierno, estamos orgullosos de la Alianza que se hizo para devolver la esperanza".

Ricardo Lagos, candidato presidencial socialista en Chile, llegó a Buenos Aires para saludar a los triunfadores, mientras que se recibieron mensajes de los mandatarios de Brasil, Panamá, Paraguay y otros. Los primeros datos con base en encuestas a boca de urna se difundieron a las 18 horas locales, y ya miles de personas se dirigían hacia la sede en el Hotel Panamericano, frente al obelisco y sede electoral de la Alianza constituída por la socialdemócrata Unión Cívica Radical (UCR) y el Frepaso que, según los primeros datos oficiales, se imponía además en las provincias de Mendoza y Entre Ríos, mientras se luchaba voto a voto, en la provincia de Buenos Aires, donde todos los datos de boca de urna dieron el triunfo por cinco puntos porcentuales a la Alianza, antes de que se diera a conocer que triunfaba por dos puntos el justicialista Ruckauf (47 por ciento contra 45 por ciento) sobre Fernández Meijide, en un conteo demorado.

Aunque los comicios fueron tranquilos, se detectaron irregularidades y se calcula que entre 3 y 4 por ciento del electorado Fernando de la Rœa (al centro) y su compa–ero de f—rmula Carlos Alvarez (en primer plano), rodeados de simpatizantes aliancistas festejan el triunfo en las presidenciales de Argentina. En las calles de la capital del pa’s, cientos de personas tambiŽn celebraron los resultados de unos comicios que tuvieron participaci—n de 80 por ciento del padr—n n Fotos: Reuters y Ap de la provincia de Buenos Aires no pudo votar porque sus nombres no estaban en los padrones. Por ello existían fuertes temores ante posibles maniobras del gobierno central, que no parece dispuesto a que su hombre, Ruckauf, pierda en ese importante distrito.

Los militantes estiman que puede haber un fraude en las cifras. En la provincia, el ex comisario Luis Patti, de la derechista Unidad Bonaerense logró poco más de 5 por ciento de votos, cuando los sondeos lo ubicaban con 10 y 11 por ciento.

La izquierda representada por un amplio abanico de siete candidatos: Domingo Quarracino del Partido Socialista Auténtico; Patricia Walsh, de Izquierda Unida; Lia Méndez, del Partido Humanista; Jorge Reyna, del Frente de la Resistencia; José Montes, del Partido de los Trabajadores Socialistas; Jorge Altamira, del Partido Obrero, y Juan Ricardo Mussa, de la Alianza Social Cristiana, obtenían cada uno entre dos y 0.2 por ciento de los votos en líneas generales.

Así, 80 por ciento de los 24 millones de argentinos habilitados para votar eligieron presidente, vicepresidente, seis gobernadores y 116 diputados nacionales, en una renovación parcial de la Cámara baja, en la cuarta elección desde que regresó la democracia en 1983, batiendo un récord en la historia del país.

Los temas centrales que preocupaban a la población, según encuestas fueron: desocupación (83 por ciento), corrupción (63.6 y 70 por ciento), inseguridad (61.99 por ciento ). Solucionar estas demandas, así como revertir la extendida pobreza serán los desafíos más fuertes.

En estas elecciones fue notable el comportamiento de la Iglesia católica, que intervino, por una parte con un grupo de obispos conservadores que elogiaron el compromiso contra el aborto de Ruckauf. Otros dijeron que la Iglesia no debía involucrarse en la cuestión política, mientras los sectores más progresistas rechazaron la discriminación y las acciones protagonizadas por el candidato oficial contra Fernández Meijide.

Como una de las consecuencias más visibles se advierte que aquella frase de "los peronistas nos peleamos, pero vamos todos juntos", se acabó después del presidente Carlos Menem y su entorno, en detrimento del candidato oficial Eduardo Duhalde. Ya son muchos los sectores que se aprestan a pasar una factura política al mandatario saliente.