La Jornada lunes 25 de octubre de 1999

ASTILLERO Ť Julio Hernández López

El presidente Ernesto Zedillo pronunció ayer un discurso definitorio, categórico, implacable y trascendente: a pesar de las abundantes pruebas en contrario, aseguró que el proceso interno que desarrolla el PRI para elegir candidato presidencial ha sido equitativo, imparcial y ajeno a influencias oficialistas, y esbozó desde ahora la argumentación con la que el Revolucionario Institucional enfrentará la muy viable ruptura madracista, atribuyendo a los propios precandidatos una importante cuota de responsabilidad en el curso y el desenlace de esos comicios internos.

Al cielo (priísta) por asalto (verbal)

Así, mientras crece el escándalo por la terrible torpeza de Roberto Albores Guillén (quien fue el único gobernador ausente de la reunión presidencial de ayer con toda la cúpula nacional priísta), y mientras por todo el país se prepara el operativo electoral que con toda la fuerza del sistema habrá de sacar como triunfador a Francisco Labastida, ayer las palabras presidenciales dibujaron un escenario excepcionalmente positivo, en el que hubiesen sido extinguidas de tajo todas las posibilidades de manipulación electoral en pro del precandidato favorito, del sinaloense preferido.

A dos domingos de que se realice la contienda interna del tricolor, y cuando todo el trabajo electoral a favor de Labastida Ochoa está hecho (verificado una y otra vez por los varios supervisores enviados a todos lados para comprobar que las cosas marchan conforme a las instrucciones superiores), el presidente Zedillo ha querido deshacer las sospechas, los indicios, las denuncias, tan sólo con la fuerza de una oratoria circunstancial, y con el débil exhorto a los gobernadores y a los funcionarios públicos para que se abstengan de inducir la votación del PRI en determinado sentido.

Siete décadas de mapachería os vigilan

Contra las décadas de historia del sistema político vigente, contra la existencia de una tecnología electoral que ha sido motivo de exportación (basta recordar casos como el de Costa Rica, cuando mapaches mexicanos fueron a auxiliar a aliados del tricolor en aquella nación), contra las evidencias pasadas y recientes de adulteración de la voluntad electoral en las elecciones públicas, el presidente Zedillo desea convencer, tan sólo valido de la magia de su palabra, de que en los comicios internos del PRI no hay espacio ni condiciones para esas maniobras que forman parte de la cultura política mexicana (de los priístas y también de los perredistas y de una parte de los panistas).

A contrapelo de las palabras presidenciales, la realidad es otra: en todo el país está instalado ya el aparato que actuará a nombre de votantes reales o fantasmas para fabricar el triunfo de Francisco Labastida. Los gobernadores priístas jamás han escuchado, ciertamente, de labios del presidente Zedillo ninguna insinuación u orden para actuar a favor del sinaloense, pero como le dijo uno de ellos hace poco al redactor de esta columna: ''En el PRI no hacen falta siempre las palabras; uno sabe leer los signos, y no hace falta que el jefe te diga expresamente algo; uno sabe qué hacer cuando a nombre de él llegan los subordinados, cuando te hacen llegar mensajes, claves que no tienen vuelta de hoja".

Esperado por algunos como un mensaje que podría reencauzar el proceso priísta, y que podría ayudar a conjurar los fantasmas de la ruptura, el de ayer es más bien un fijamiento de postura que abre más los caminos del disenso interno: para el jefe máximo del priísmo (condición que le fue reconocida de manera poco elegante y moderna por el encargado del despacho de la presidencia del PRI, José Antonio González Fernández), el proceso se ha conducido bien, con limpieza, con imparcialidad, con equidad, y no existe absolutamente ninguna posibilidad de que haya fraude electoral; además, los precandidatos y sus campañas son, por sí mismos, la mejor demostración de la apertura del tricolor y, por tanto, en su comportamiento respetuoso de los resultados reside la gran responsabilidad de que el PRI continúe unido (dicho de otro modo, de los boxeadores en el ring depende que se respeten las reglas, que no haya golpes bajos, que haya conformidad con el resultado, y que el público no se líe a golpes por inconformidades con el fallo final).

No se hagan bolas: todo está hecho bolas

Tras lo dicho ayer por el Presidente, no debe haber dudas. Como en el famoso ''no se hagan bolas'' salinista, con el que el anterior mandatario quiso hacer sentir que Luis Donaldo Colosio era el supercandidato fuerte y apoyado, mientras negociaba e impulsaba las ambiciones de Manuel Camacho, y se preparaba el atentado de Lomas Taurinas, así ayer se hizo un público elogio de la democracia interna del PRI, mientras por el país operan con todo el apoyo del sistema los muchos robertitos Albores que tienen todo listo para que la tarde del 7 de noviembre se escuchen por todos lados los acordes de la tambora sinaloense.

No se hagan bolas: todo está listo para lo que ya todo mundo sabe.

Astillas: El gobierno federal reaccionó con energía contra la pretensión de cinco gobernadores perredistas de formar una asociación. Las presiones hicieron que el mandatario de Baja California Sur, Leonel Cota Montaño (a quien el presidente Zedillo tardó meses en saludar oficialmente y en visitar en la siempre olvidada entidad) se excusara de participar personalmente en la reunión de Tlaxcala del pasado sábado. Esos mismos jaloneos provocaron que la sesión sabatina, originalmente concebida sólo para anunciar el proyecto (y dejar algunas semanas de plazo para que otros mandatarios se adhirieran) se precipitara y se convirtiera a todo vapor en asamblea constitutiva. Allí, como se había dicho en esta columna, aunque la formalización se haría más adelante, se eligió a Rosario Robles como presidenta de la Asociación Nacional de Gobernadores. El pleito va a continuar, pues el gobierno federal no puede ver con simpatía que se forme una agrupación para negociar en grupo los asuntos estatales. Además, y esa es la principal impugnación, no desea que se organicen los gobernadores perredistas, pues considera que lo hacen para apoyar de manera sesgada a su candidato presidencial, Cuauhtémoc Cárdenas... Por cierto, el michoacano rindió ayer su protesta como abanderado para el 2000 en Acapulco, Guerrero, donde continúa el acoso policiaco y militar contra activistas de izquierda a los que se considera partícipes de actividades guerrilleras... Parece increíble, pero notas periodísticas aseguran que Vicente Fox ha dicho que estaría dispuesto a dar cabida a Roberto Madrazo en la lucha panista por ganar la Presidencia. El señalamiento atenta contra toda la historia del panismo que, con todo y sus conocidas concertacesiones y sinuosidades, siempre cuidó las formas en relación con personajes acusados de todo lo que se achaca a Madrazo. La noticia parece tan grave que esta columna prefiere esperar 24 horas a verificarla.

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