n El matrimonio exhibe en el Chopo La carpa


Los Kantonen, el espacio límite entre el arte y la vida cotidiana

n Desde 1991 Lea y Pekka conviven con los pueblos autóctonos

Merry Mac Masters n Una carpa, bajita y alargada, hecha con fieltro de lana, se ha convertido en el modo de relacionar el arte con la vida cotidiana para los finlandeses Lea y Pekka Kantonen.

Desde 1991, el matrimonio de artistas del performance, el video y el arte comunitario ha utilizado su pequeña tienda como medio para convivir con pueblos autóctonos -como los setu, en Estonia; los sami, en Laponia, y los rarámuri, en la Sierra Tarahumara.

En Aboreachí, Chihuahua, sin embargo, nunca se les dio "permiso" para vivir en la carpa. Tuvo que ver algo el "miedo" de que ya no se fueran del lugar, pero también, como era una decisión que había que tomarse por común acuerdo, nunca hubo una junta del pueblo, porque éste se preparaba para la siembra. A los Kantonen y sus entonces dos hijos (ahora tienen tres) se les prestó una casa. Un día montaron la carpa en Cusárare, a fin de sacarle una fotografía.

Todo comenzó en 1989 con un sueño donde a Lea se le apareció la instalación y las imágenes de diferentes culturas. Que una de ellas haya sido la rarámuri no tiene nada de extraño, porque los Kantonen tienen desde 1984 viniendo a México.

Durante dos años Pekka estudió las manifestaciones teatrales de los pueblos indígenas. Tuvo como maestro a Luis de Tavira. La idea de instalar la tienda junto a una familia del lugar en cuestión tenía como fines estudiar y documentar con grabaciones la "convivencia" de los dos núcleos familiares, es decir, los momentos felices, los malos entendimientos, los prejuicios culturales... Siempre ha sido de su interés indagar sobre ese espacio "límite" entre el arte y la vida cotidiana.

Lea dice que la primera vez que armaron la carpa se dieron cuenta que atraía más a los niños, porque los adultos tenían que agachar la cabeza para entrar. Comenzaron a dar talleres de "identidad" en el interior. "Platicamos con los niños sobre su origen, pero también compartimos cosas. Por ejemplo, a los niños rarámuri les enseñé las fotografías sacadas por los niños sami para ver qué opinaban y para que tuvieran conciencia de que hay indígenas en otras partes del mundo, aunque viven diferente. Porque de la misma manera que los sami fueron los primeros habitantes de Finlandia, los rarámuri llegaron antes de los españoles. También compartimos cómo ha ido cambiando la vida y qué quieren hacer en el futuro".

Lea agrega que siempre piden a los niños que dibujen su propia imagen en el centro de un papel y a su alrededor las cosas que les son importantes. Mientras para los rarámuri importa la naturaleza, para un niño mestizo se imponen las relaciones con la familia, los amigos y las aficiones.

En un principio los Kantonen financiaban sus viajes con trabajos periodísticos, como artículos y programas de radio. Para el presente viaje, sin embargo, cuentan con una beca del Ministerio Finlandés de Cultura.

Por su parte, Pekka reconoce que el arte comunitario, es decir, que el artista acuda a la comunidad a hacer arte con las personas, no es nada nuevo. Sin embargo, siente que en los setenta era más politizado. En Estados Unidos, en la época de Reagan, como "cortaron los apoyos" hubo una demanda hacia el trabajo comunitario. Ahora, asegura, este esfuerzo es más cultural.

-ƑSu interés por la identidad tiene que ver con los desplazamientos de los pueblos y la globalización?

-Hay una globalización de tipo económico -comenta Lea-. Conforme se van abriendo los mercados y el consumismo se va haciendo parejo en todo el mundo, pone en peligro la identidad de las personas. Pero, desde la perspectiva de Finlandia hay un interés muy particular. A nuestro país han llegado muchos refugiados de diferentes partes y como que las personas no están conscientes de esas otras culturas. Desprecian, porque no las conocen. Para nosotros es importante hacer este tipo de trabajo, especialmente con jóvenes que todavía conservan la curiosidad hacia otro tipo de vida".

(La carpa, obra de arte comunitario, se exhibe junto con grabaciones, fotografías y dibujos, hasta el 31 de octubre en el Museo Universitario del Chopo. Dr. Enrique González Martínez 10, Santa María la Ribera.)