Ť Daniel Barenboim está en México y dirigirá un concierto por la paz
La música no resuelve los problemas materiales y políticos, pero sí propicia el entendimiento
Ť El contacto físico es un atributo irrenunciable del ejecutante, señala en entrevista
Pablo Espinosa * La música, dice en entrevista Daniel Barenboim, no sólo conecta al ejecutante con el compositor de una obra sino fundamentalmente a quien la escucha, y éstos pueden ser tantos y tan diversos que entonces tal unión resulta más importante que la mera resolución de problemas materiales, políticos o geográficos.
La conversación con Barenboim, quien es una de las leyendas vivas en el mundo de la música de concierto, ocurre de manera singular: vía teléfonica y mediante el sistema celular. Barenboim está, en el momento de la charla, en uno de los nudos ciegos de su agenda apretadísima: en un automóvil que lo conduce de un camerino a otro, en puntos distantes de Chicago, donde reside. En la ciudad de México se escucha, entonces, el tráfico de la capital de Illinois por el auricular al mismo tiempo que breves interrupciones satelitales y, encima de todo, los conceptos de este maestro del teclado y la batuta.
''Nunca dejaré de ser pianista''
ųEntre el tráfago del podium de director de orquesta y el banquillo de pianista, Ƒcómo establece usted el equilibrio?
ųLo pondría en estos términos: tres horas de dirección de orquesta y tres horas como pianista, eso da un total de 26 horas diarias ųríe y su risa se repite en el espacio sideral, desde donde rebota a la ciudad de México en burbujas metálicas y celularesų pero esto también depende de las épocas, de manera que han transcurrido años en los que tengo más tiempo para el piano que otros, lo cual busco no se reduzca al mínimo, pues si bien disfruto enormemente mi carrera como director de orquesta, añoro muy pronto el contacto físico, atributo del ejecutante, del músico de atril, del pianista en particular porque el contacto con la yema de los dedos, la conexión física que implica ser pianista es algo que no le da a un director de orquesta ni siquiera el estar al frente de la mejor sinfónica del mundo.
''Desde que dirijo la Sinfónica de Chicago, hace casi ya diez años, y ahora de la Opera de Berlín, he tenido que mantener la decisión, un tanto dolorosa, de limitar la cantidad, espero no la calidad, de mis conciertos de piano y en general mi actividad con ese instrumento. Algo tengo como certeza: nunca dejaré de ser pianista.''
ųSu carrera ha estado, también, muy ligada al Festival de Bayreuth. ƑEs cierta la crisis en que se insiste tanto? ƑExiste en aquel legado wagneriano?
ųNo veo tal crisis, al menos por el momento. Y sí es menester pensar en el futuro, porque nadie es inmortal y Wolfgang Wagner, que dirige ese festival desde hace 50 años y muy bien, acaba de cumplir 80 años. Pero pensar en el futuro no debe significar estado de crisis.
ųƑSiempre con la dinastía Wagner en Bayreuth?
ųLo importante es que haya gente de calidad. Y si es de la familia Wagner, mejor. El peso y la influencia de Wolfgang y su hermano Wieland ha sido tan fuerte como natural. El futuro no lo podemos asegurar, pero sí vislumbrar. Y eso es bueno.
ųƑLe molesta que le pregunten acerca de Hillary y Jackie? ƑLe merece alguna opinión el filme?
ųNo tengo ninguna opinión.
ųSu presentación en México es un concierto por la paz. ƑSirve para algo la música ante la atrocidad cotidiana que vivimos?
ųLa música es algo que puede unir. Comunica no sólo a un intérprete con un compositor, sino que hace una comunión entre la gente que nos escucha. Es en este sentido que tiene un valor muy importante. Ciertamente no resuelve los problemas materiales y políticos, las cuestiones concretas ni los asuntos de conflicto en la geografía, pero tiene una fuerza enorme para el entendimiento entre las personas de diferentes nacionalidades y culturas.
Ellington, uno de los genios del siglo
ųA partir de su disco de tango con Rodolfo Mederos y el de jazz con Don Byron, Ƒdónde ubicaría usted el nacimiento de la reunión posible entre lo que antes era una unidad, es decir, lo culto, y lo popular?
ųSigue siendo posible tal unión. El disco que acabo de grabar con música de Duke Ellington ocurrió a pesar de que no soy pianista de jazz, por ejemplo, ni lo pretendo ser, pero es un homenaje mío (el disco se llama, precisamente, Tribute to Ellington), de mi manera de ser músico para una personalidad tan admirable y asombrosa como Ellington. Hay que saber del mundo en que se está, pero naturalmente saber también que no hay fronteras entre las diferentes músicas. Hay que tener una curiosidad de buscar lo específico, lo característico de cada tipo de música.
ųƑQué le significa Ellington como compositor y pianista?
ųEs uno de los grandes genios del siglo XX y uno de los máximos representantes de la música de las Américas, sea el tango argentino o la samba de Brasil o la música cubana. Eso es lo que en realidad une a tres continentes. Africa dio el impulso primario a la música de América y de Europa. Sin el impulso de Africa y sin el hecho de haber estado en América y sin los conocimientos sistemáticos de la cultura europea, esta música no existiría. Pero esa fusión que hubo entre músicas diferentes en el continente no es de hoy, basta ver lo afrocubano de una ópera francesa como Carmen, o bien las texturas asombrosamente rítmicas pero al mismo tiempo armónicas de muchas de las partituras de Duke Ellington.
ųEn cuanto a impacto, hondura de discurso sonoro y trascendencia, Ƒquién sería el equivalente argentino de Ellington? ƑPiazzolla, Ginastera?
ųDifícil. Un músico así como Ellington no creo que exista. Hubo, ciertamente, grandes músicos en Argentina: Piazzolla, naturalmente, Ginastera, Guastavino, pero personajes como Ellington, ninguno.
Barenboim está en México. El Centro Peres por la Paz, fundado hace dos años por el ex primer ministro de Israel Shimon Peres, organiza el Concierto por la paz. México 2000, que consiste en un recital a piano solo. Este grande del teclado, Barenboim, ejecutará el primer cuaderno de la Suite Iberia, de Isaac Albeniz y dos sonatas de Beethoven: la número 8, mejor conocida como Patética, y la número 30.
Hoy en Bellas Artes, la Historia.