PAGINA 9 Ť Lourdes Galaz
Conciencia de crisis
* En el caso del ERPI hay muchos cabos por atar y cuerda para distraer... * El encarcelamiento de sus principales dirigentes y los informes de inteligencia, regresan al país a los años setenta
Cuando en 1991 conocí a Carlos Montemayor, me impresionó su capacidad para reportear. Jamás he visto ni he hablado personalmente con Montemayor, lo descubrí en la Guerra en el Paraíso, esa extraordinaria novela política que muchos vivimos allá en la década de los setenta. Y es que en la Guerra... aparecen personajes, sucesos, ambientes que ahora se reviven en los hechos del pasado fin de semana allá en Chilpancingo. Sí, vienen a la memoria las cárceles del echeverrismo con los presos políticos por el movimiento estudiantil, los operativos contra los subversivos comunistas, los partes policiacos de los secuestros de ricos empresarios y los asaltos bancarios que se acreditaba o se atribuían a la Liga 23 de Septiembre, los informes de la inteligencia militar o de la Dirección Federal de Seguridad sobre los grupos terroristas o la guerrilla en la Sierra del Sur. Y es que la Guerra en el Paraíso es la historia de aquel movimiento armado que surgió en Guerrero y marcó a la sociedad mexicana de aquellos años.
La novela del terrorismo y la guerrilla que encabezó Lucio Cabañas está escrita por Montemayor a partir de una rigurosa investigación documental y de un extraordinario trabajo de campo, con entrevistas a ciertos protagonistas de aquellas escenas y descripciones que recrean el paisaje de la Sierra del Sur como si el escritor (reportero excepcional) de Chihuahua fuera nacido en alguna comunidad de la montaña, allá cerca de Atoyac. Las acciones contra el ERPI, el encarcelamiento de sus principales dirigentes luego de un operativo allá por la capital de Guerrero, el traslado de los guerrilleros a la prisión de máxima seguridad (ya no más al Campo Militar No. 1, de terribles recuerdos) y las versiones de los hechos que entregaron a los medios los jefes de los servicios de inteligencia y policiacos, regresan el tiempo a los años setenta y renuevan la historia de la Guerra en el Paraíso.
Los informes difundidos por el servicio de inteligencia que opera Jorge Tello Peón y por Wilfrido Robledo, el comisionado de la nueva Policía Federal Preventiva (PFP), se parecen mucho a los que hacía públicos hace años, por cierto, Fernando Gutiérrez Barrios, acompañado siempre por aquel policía llamado Miguel Nazar Haro. También recuerdan las respuestas con verdades a medias y mentiras completas de aquel general Hermenegildo Cuenca Díaz, secretario de la Defensa hace casi 30 años. Y es que se advierte que son informes a medias, y tendrán razón porque están en las investigaciones; pero también hay contradicción en las versiones de los funcionarios involucrados. Y en fin... las entrevistas del comisionado de la PFP no tienen nada nuevo: son historias de lugares comunes, que si el ERPI es una escisión del EPR, que si opera de manera distinta al Procup de hace tres décadas, pero que en realidad "viene a ser el Partido de los Pobres, el viejo grupo de Lucio Cabañas". Y según el superpolicía no hay evidencias de que el ERPI esté dentro del conflicto de la UNAM, pues "sólo hacen propaganda y reclutan a jóvenes en escuelas y universidades" (sic). En claro dice que "hemos visto que se han dirigido a las ENEP, a los CCH y a algunas escuelas de la UNAM... que buscan gente radical y la reclutan". Y dice más: que gente ligada al grupo armado de la Sierra del Sur estaría operando en Chihuahua, Sinaloa, Edomex, DF, Oaxaca y otras entidades, como lo hizo hace años la Liga 23 de Septiembre y también el Procup.
Y la información del operativo de la PFP que llevó hasta una casa de seguridad de la guerrilla allá en Chilpancingo, se difunde a nivel nacional por todos los medios. El responsable del servicio de inteligencia del gobierno, el subsecretario de Seguridad Pública (Segob) Jorge Tello Peón, acude al noticiario Primero Noticias y se confunde con las preguntas del periodista Joaquín López Dóriga. Que si la detención de los dirigentes del ERPI fue "circunstancial", que habría sido producto de una larga investigación "de este organismo delictivo (que opera) supuestamente con fines subversivos". Y Tello Peón ųque resultó el más sorprendido con los ataques del EPR allá en Oaxaca y en otros puntos una noche de agosto del 97ų ahora quiere ser convincente cuando afirma que "en términos logísticos" la detención del comandante Antonio el viernes pasado es "exactamente de la misma magnitud que la muerte de Lucio Cabañas y de Genaro Vázquez", los legendarios guerrilleros de los setenta...
Hay muchos cabos para atar y cuerda para distraer. Lo cierto hasta ahora sería que la información sobre los operativos del ERPI y las casas de seguridad de la guerrilla en algunos puntos de Guerrero y de otros estados habría sido entregada a la Procuraduría de Guerrero por alguno(s) de los cuatro detenidos como presuntos implicados en el atentado de la madrugada del 27 de septiembre en Acapulco, contra el perredista Marco Antonio López García, en el que resultó muerto su hijo de 21 años. A dos de los detenidos por estos hechos se les acusa de ser integrantes del ERPI (Guillermo Martínez, presunto homicida, y su compañera Virginia Montes) y los otros dos, Juan García Costilla y su hijo, son perredistas que fueron liberados "bajo reservas". El procurador guerrerense, Carlos Vega Memije, informó que en las investigaciones de un presunto secuestro se habría llegado hasta una colonia proletaria en Chilpancingo ųcasualmente enclave del PRDų cuando la policía descubrió la casa de seguridad del ERPI donde fueron detenidos el comandante Antonio y la coronela Aurora, su compañera. Obviamente, atrás de este caso habría un exhaustivo trabajo del servicio de inteligencia militar, que se agregó a la información que dieron los erpistas detenidos en Acapulco.
Las comparaciones luego son interesantes y en esto de la operación de los cuerpos de inteligencia y policía valen, sobre todo porque a partir de la información que ahora han hecho pública la PFP y la Subsecretaría de Seguridad Pública (Segob) se advierte que nada ųo casi nadaų ha cambiado en tres décadas. Aquellos grupos armados que fueron "descabezados y desmantelados" en los años setenta, están allá en la sierra de Guerrero. Que la guerrilla urbana reaparece (ya lo dijo Francisco Labastida, el pretendiente del PRI) en el corazón de la República, y sus comandantes "reclutan" estudiantes "radicales" (sería mejor llamarlos inconformes, apasionados, ansiosos por el cambio o simplemente jóvenes soñadores) en las universidades. Si se leen entre líneas los informes policiacos y se analizan los acontecimientos y la promoción que el gobierno le ha dado al ERPI, el siguiente paso sería involucrar a ciertos paristas de la UNAM con la guerrilla y, por qué no, también a ciertos militantes del PRD o sin partido. La hipótesis no es descabellada, ni tiene qué ver con Informes secretos, el libro más reciente del escritor Carlos Montemayor. šQué va! La pretensión de un grupo de estudiantes antiparistas de retomar las instalaciones de la Prepa 9 y de la ENEP Acatlán (toda una provocación), tiene algo qué ver. Los videos que pasó la televisión y las fotografías de esos hechos muestran a individuos con rostros cubiertos, de movimientos seguros, bien entrenados en operativos de asalto, como si fueran elementos de la Policía Federal Preventiva. Los pseudoestudiantes encontraron en la UNAM lo que buscaban: armas, tanques de combustible y... Se está creando el ambiente... la investigación está abierta, lo denunció hace semanas el mismísimo ex secretario de Gobernación y hoy presunto candidato oficial a la Presidencia. Dicen los que saben: el caso del ERPI está vivo y tiene cola... y esta novela costumbrista ya está muy leída, tanto como la Guerra en el Paraíso.
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