n Alberti en Bellas Artes /I n
n Elena Poniatowska n
El 3 de agosto de 1990, los ojos del pintor Juan Soriano, enrojecidos por las lágrimas, le dieron mayor emotividad al homenaje que se le ofrecía a Rafael Alberti en el teatro Jiménez Rueda.
La atmósfera ya de por sí era cálida. Octavio Paz le rindió un tributo filial: habló de los "pararrayos poéticos", aunque no dejó de apuntar que la historia, siempre cruel, los había separado, y veía a Alberti desde la otra orilla, "que es mi orilla". Su actitud cuando Alberti le pidió, después de la función-relato-de-su-vida de La arboleda perdida, que subiera a acompañarlo fue respetuosísima, y su forma de ayudarle a bajar la escalerita del podio fue tierna y amorosa. Alberti, su bastón en la derecha, su camisa abigarrada de colores, su pelo de 87 hilos blancos, se apoyó en Paz.
''Qué pequeñito se ha hecho'', pensé al verlo. Los años lo achaparran a uno. Juan Soriano me contó que su abuelita se hizo del tamaño de una almendrita y rodaba en su cajón de muertos. Alberti agradeció con voz fuerte al público universitario, abrazó efusivamente a Octavio y a Marie Jo y le presentó a su nueva mujer, María Asunción Mateo Cruz, los dos poetas con dos jóvenes mujeres a sus pies. Alberti y Paz ya no se vieron después, pero yo seguí al representante de la generación del 27 a Bellas Artes, en su segunda aparición pública, y me permitieron pasar al escenario para taladrarlo a preguntas sobre la Guerra Civil de España antes de su recital. Resumo las respuestas.
El batallón El Talento
Vittorio Vidali, el comandante Carlos, fue un hombre convincente que sabía hablarles a los combatientes. Lo creían uno de ellos. Pocos se daban cuenta que era italiano. Fundó el quinto regimiento para la defensa de Madrid y el batallón El Talento, al que pertenecimos Antonio Machado, Miguel Hernández, Luis Cernuda, Emilio Prados, Adolfo Sánchez Vázquez, José Herrera Peterew, León Felipe, y creo que Bergamin, Menéndez Pidal y otros, casi los mismos de la Alianza de Intelectuales Antifascistas de María Teresa León y mío.
Publicamos Milicia Popular, el periódico del quinto regimiento, gratuito, impreso por tipógrafos que jamás cobraron un centavo y que apareció durante toda la defensa de Madrid con nuestros dibujos y poemas. El periódico, con su carátula hecha por un artista, llegaba al frente temprano, por la mañana, y levantaba la moral de los soldados.
Tina Modotti, compañera de Vidali, trabajó al lado de María Teresa, quien dirigía la revista Ayuda. Después se dedicó a organizar la sección salud del Socorro Rojo Internacional.
Vidali no se llevó bien con el comandan te Enrique Líster. Durruti, un gran luchador, yo lo conocí, murió en Madrid casi al principio de la guerra. Los anarquistas tomaban muchas iniciativas que resultaban desastrosas.
El Congreso de Escritores, en Madrid, en 1937, fue muy importante. Primero en Valencia, luego en Madrid, luego en París... Vinieron Malraux, Ana Seghers, Ralph Fox -quien murió en la batalla- y Lukács, el húngaro, que murió en Huesca; Stephen Spender, George Orwell -el del Homenaje a Cataluña-, un gran inglés, alemanes como Ludwig Renn, franceses como André Malraux y André Champson, y cubanos: Nicolás Guillén y Juan Marinello, a quien yo le dediqué un libro, Trece bandas y cuarenta y ocho estrellas, en el que escribí un poema dirigiéndome a México, sus indios y sus magueyes, la transparencia de su aire. Yo, que soy pintor, ataqué al muralismo:
Se sabe, se comprueba que no eres
esa curva monótona y sin músculo
que por los anchos muros oficiales
cierto pintor ofrece a los turistas
Las brigadas internacionales le dieron un sello especial a la guerra de España. Fue la gran lucha antifascista de los hombres que aman la libertad. Cinco mil internacionales murieron, de los 32 mil que vinieron a España.
Cuando vine a México en 1935 conocí a Andrés Henestrosa, Rafael López Malo, Salvador Novo, Siqueiros, Diego Rivera, Manuel Rodríguez Lozano, que ilustró mi libro Verte y no verte... En México veía yo a Neruda.
...Y se ha muerto Cernuda. Todos vinieron acá. Y se ha muerto Cernuda, Garfias, se ha muerto Altolaguirre. México, panteón de grandes poetas españoles. Se ha muerto León Felipe, se han muerto todos. Moreno Villa, todos. Toda la gente ha muerto en México, toda, toda la generación mía. Buñuel murió posteriormente. Max Aub... Pero la gran España se despobló y los que pudieron alcanzar salir de España vinieron en su mayoría a México.
A la Argentina no fuimos nadie. El único poeta conocido fui yo, que primero no me dejaban entrar. Me quise ir para Chile, y como Neruda se vino de cónsul a México, yo me quedé en la Argentina. Me quedé un año clandestino. Estuve más de un año escondido en los montes de Córdoba, en la Argentina, Ƒverdad? Después, ya regularizado, radiqué 24 años. Me fui a Italia, donde viví 14 años. He estado 39 años fuera de España, toda mi vida. Soy un exiliado modelo, de los pies a la cabeza. Todo lo que he escrito ha sido fuera de España. No volví a España hasta que tenía 77 años, así que toda mi vida la pasé exiliado. He estado, como te digo, 24 años en Argentina y 14 en Italia.
Lágrimas en los huesos
-ƑCuánto tiempo se quedó en México, cuando vino en 1935?
-Bastantes meses, casi un año. Viví en un barrio que se llamaba Tacubaya, en un edificio de nombre Ermita, con María Teresa León. Vine para buscar ayuda para los mineros asturianos que habían hecho la insurrección del año de 1935. Estaban presos muchísimos, todos estaban presos, y nosotros venimos para dar conferencias e informar. Una parte del dinero de las conferencias era para dársela a los mineros asturianos que estaban en la cárcel. Así es que yo estuve aquí todo ese tiempo. María Teresa y yo sacamos bastante dinero. Después volví a España y estalló la guerra, en 1939. Fuimos de los últimos en salir con lágrimas que me subieron desde los huesos. De casualidad fui a Francia y de Francia a la Argentina.
-ƑY por qué a Argentina y no a México?
-Porque todos los españoles se venían a México. Ya conocía México, entonces me quedé en la Argentina. Hubiera ido a Chile, pero Neruda se vino de cónsul a México y ya no estando Neruda en Chile yo no tenía nada que hacer ahí.
-ƑQuería usted mucho a Neruda?
-šClaro que lo quería! Por eso escribí: Chile en el corazón. Así que me quedé en la Argentina, un año clandestino porque no tenía permiso ninguno, en los montes de Córdoba, donde llegó don Manuel de Falla, el músico que murió en la Argentina en 1949, y yo estuve allí. Después de Perón, iban a detener a mucha gente por orden alfabético. También a un gran escritor guatemalteco, Miguel Angel Asturias. Andaba en la A, y los dos tuvimos que salir cuando ya empezaron los militares con las suyas. Pues yo me fui de la Argentina, me pude escapar y me fui a Italia. Allá estuve 14 años, y cuando me fui le escribí desde Roma un poema a Argentina que se llama: Lo que dejé por ti. Siempre apoyé a las madres de la Plaza de Mayo y las sigo apoyando a través de los años.
-ƑPensaba que iban a ser menos años?
-Claro. Toda la vida, toda la vida. Llegué a España con 77 años. Toda mi vida. Soy el exiliado perfecto.
-Rafael, Ƒpor qué nos hizo menos, por qué Argentina en lugar de México?
-Porque pensé que a México venían demasiados y que los españoles son peleadores también, como los mexicanos, y llegan todos a pelear unos con otros en un tono un poco divertido, pero es verdad. Ya conocía a México y en aquel momento yo ya no me podía venir a México, no tenía cómo, los barcos ya habían salido.
''Entonces Picasso me buscó un barco francés que se llamaba El Mendoza, y me fui en el océano en ese barco, en ese mar lleno de submarinos alemanes por todos lados, por todas partes, viajando a oscuras sin tirar ni colillas al mar para no dejar trazas a los submarinos alemanes. Nos fuimos todos a la Argentina. Al llegar a ese país encontramos la batalla de Punta del Este, el barco de guerra alemán que hundía barcos por toda la costa argentina, Ƒverdad?
''Y los ingleses los mandaron a parar y presenciamos la batalla de Punta del Este, cuando fue hundido el gran Espin y quedó allí bastante tiempo en la bahía, en el río de la Plata, frente a Punta del Este. Estuve allá 16 años hasta que Franco cayó. Así es de que soy toda mi vida exiliado, totalmente.
''Desde el año 35 hasta el 76... Mi hija Aitana nació en Uruguay. En Italia tenía mucha libertad. Seguí escribiendo mucho, muchos libros se tradujeron casi todos al italiano, así es que de Italia tengo gran recuerdo. Además me llamo Alberti, soy de italianos en cierto modo, porque mi familia era italiana, así es que yo en Italia no desentonaba nada. Yo soy un italo-andaluz. Italo-arábigo-andaluz. Esa es una buena mezcla''.