n Jorge Batlle no cree en encuestas; sólo confía en su intuición política, dice
Ganaré en la primera vuelta: Tabaré Vázquez
n Lacalle y Michelini serían tercero y cuarto, según sondeos para los comicios de hoy en Uruguay
Stella Calloni, enviada, Montevideo, 30 de octubre n A pesar de las manipulaciones de última hora, entre las que figura la idea de crear pánico al advertir que si llega al poder el Frente Amplio "se terminó el secreto bancario en Uruguay", y otros "virtuales chantajes" del partido oficial, el Colorado, y el tercero en la preferencia, el Blanco o Nacional, nada parece mover la voluntad de los votantes ni quitar la sonrisa de Tabaré Vázquez.
Nacido en Montevideo en 1940, Vázquez es médico oncólogo y ha sido profesor universitario. Integró en 1987 el Comité Central del Partido Socialista y fue intendente de esta capital entre 1990 y 1995, candidato presidencial en 1994 y ahora presidente de la coalición entre Encuentro Progresista (EP) y Frente Amplio (FA).
Lo acompaña en la fórmula presidencial Rodolfo Nin Novoa, de cuya mano se abren otras vertientes políticas, lo que da un amplio margen de real pluralismo.
Vázquez, que rescata la enorme voluntad de cambio y la esperanza de los uruguayos en un año 2000 mucho mejor, un "salto hacia la vida y la dignidad", cree con firmeza que ganará en la primera vuelta, en entrevista concedida a La Jornada.
"Existen tres prioridades: buscar la justicia social, la democratización de la sociedad y el Estado, la transformación de Uruguay en un país productivo. El Estado debe tener una participación activa que fomente selectivamente actividades, que regule y limite el ejercicio del poder económico, que promueva la inversión y participe en ella cuando sea necesario", sostuvo.
Advirtió que esas prioridades serán aplicadas en programas graduales, respetando la estabilidad económica y generando la social que es hoy inexistente. "El país necesita un nuevo impulso modernizador y sólo el EP-FA puede lograrlo", apuntó.
Vázquez promueve "el cambio a la uruguaya". A finales de septiembre el EP-FA presentó un plan que fue criticado por el candidato a vicepresidente del gobernante Partido Colorado, Luis Hierro López, ya que según él se presentaba a Uruguay en un estado social "similar a Kosovo".
El eje del plan estaba destinado a promover un cambio en la redistribución de la riqueza tomando segmentos de la población, y se denunciaba la existencia de 700 mil pobres --en un país que no alcanza los 3.5 millones de habitantes--, unos 500 mil desocupados y 40 por ciento de los agricultores debajo de la línea de pobreza.
"Nosotros --indicó-- hemos recorrido una y otra vez el país y sabemos que la situación más dramática es el desempleo y la extendida pobreza. Ha habido un desmantelamiento del aparato productivo y nadie puede negar que existe una grave crisis social, y por eso propusimos el plan de emergencia destinado a generar núcleos de trabajo para la juventud, un salario social para las mujeres y para los miles de indigentes".
Recordó que esto provocó una reacción que no tenía que ver con la realidad, para asustar a la gente diciéndole que se iba a generar un brote de inflacionario, pero explicó que realmente los 300 millones de dólares que se necesitarían son 1.5 por ciento del producto interno bruto y que con ahorro o corrigiendo el despilfarro y la corrupción, redistribuyendo gastos, se puede.
Sostuvo que si llega al gobierno no se propone devaluar y que la economía uruguaya es la más dolarizada de la región, pero sus opositores también lo han criticado por hablar de renegociar la deuda externa.
Vázquez dice que una de las herencias graves es la "exclusión que lamentablemente creció y el tipo de crecimiento que se produjo sin tener en cuenta factores importantes como la generación de empleos, el cuidado del medio ambiente y dejó fuera de la gente la posibilidad de participación".
"Nosotros nunca estuvimos en contra de la reforma del Estado siempre que esto no signifique su desmantelamiento, como hizo el gobierno actual. Es el Estado el que debe conducir la política económica, social, las áreas de salud y educación. No es el mercado, precisamente, el que puede desarrollar políticas sociales", resaltó.
Respecto del Mercosur, es tajante la diferencia con Jorge Batlle, del Partido Colorado, quien favorece la propuesta estadunidense de priorizar el Acuerdo de Libre Comercio para América (ALCA). Sostiene que "ésta es la hora de la mayor defensa y profundización del Mercosur", pero con una estrategia distinta a la que mantuvo el gobierno actual, donde todo giró en acuerdos comerciales y no de verdadera integración.
Entre el Frente Amplio (nació en 1971) y este momento, sugirió que la distancia fundamental está en el contexto, en los largos años transcurridos con un modelo concentrador y excluyente que dejó marginación.
Voceros del terror electoral
Jorge Batlle ha centrado su discurso en la búsqueda del voto de los uruguayos más preocupados por "la eficiencia económica" y también de aquellos que tienen una "razonable" inquietud social.
A sus 71 años continúa en sus intentos de llegar al gobierno --cuatro veces en el siglo-- que lo hacen un decano en esta lucha, con toda una tradición política detrás.
Hijo del ex presidente Luis Batlle Berres, las encuestas lo ubican en segundo lugar, pero en una segunda vuelta podría competir seriamente para llegar al gobierno con el apoyo de los blancos, que prácticamente cogobernaron con Sanguinetti.
Es abogado y ejerció como periodista. Fue diputado y senador por Montevideo durante varios periodos. Promueve que Uruguay se incorpore al ALCA en consonancia con la línea estadunidense, en "un gran mercado que vaya de Alaska a Usu-haia", y que el Mercosur sea incorporado a aquél, además de combatir las "políticas proteccionistas de la Unión Europea".
Cree sinceramente que el Partido Colorado es el que está mejor posicionado para garantizar la estabilidad del país y que sus gobiernos han cumplido siempre con las obligaciones externas y nunca se puso en duda la legitimidad de la deuda externa.
Desde su punto de vista, la educación es la inversión más importante y su propuesta es una "economía abierta al exterior, competitiva, integrada regionalmente pero en forma abierta". Para Batlle, lo que está en juego en estas elecciones es un estilo de vida "contrario al marxismo" y por ello llamó "a todas las fuerzas liberales y democráticas, que en realidad son representadas por nuestro partido, a votarnos".
En relación al segundo lugar en que lo ubican los sondeos, señala: "Creo que las encuestas son bastante erráticas y prefiero confiar en mi propia intuición y conocimiento políticos.
Con respecto al futuro, estima que tiene una dura tarea por delante, como mantener baja la inflación, bajar la presión del presupuesto general de gastos del Estado sobre el sector productivo, para lo cual, dijo, ha trazado una cantidad de planes para modernizar el país, pero rechazó que un nuevo gobierno colorado deba ser "automáticamente la continuidad del actual".
Recuerda que Sanguinetti debió realizar su primer gobierno "en un momento difícil en 1985, como fue la reinserción en el sistema institucional democrático, y logró bajar la inflación, se reformó la Constitución, la seguridad social y se produjo una interesante reforma educativa".
"Nosotros ahora nos proponemos mejorar la calidad de vida de la gente y eso lo digo en materia de ingresos y de empleos, y es cierto que se necesita una distribución más equitativa de oportunidades, consolidando a la clase media de Uruguay, a la vez que es indispensable garantizar la estabilidad".
--ƑNo le asusta el gran crecimiento electoral de la izquierda?
--Creo realmente que el Partido Colorado va a ganar en la primera vuelta, va ser mayoría. El pueblo uruguayo va a votar en forma muy independiente. Tengo fe y creo que nosotros lo podemos hacer mejor.
Otro candidato, Luis Alberto Lacalle, nacido en Montevideo en 1941, se inició en política en 1958 en la campaña electoral que culminó con el triunfo del Partido Nacional. Abogado, fue diputado y senador por su partido y presidente entre 1990 y 1995. Su actual candidatura provocó una fuerte crisis interna blanca y existen numerosos críticos a su gestión gubernamental, registrada como corrupta.
El lo niega a pesar de que están procesados su ex ministro de Economía y dos de sus asesores, y dice: "En realidad hicimos un gobierno que será recordado porque tuvo audacia y capacidad de transformar, y si triunfo mi actividad se centrará en profundizar las medidas que tomé entonces, cuando bajamos la inflación de 130 por ciento anual y la dejamos en 42 al final".
Y añadió: "Los uruguayos tienen que recordar que duplicamos el presupuesto en salud y que creemos en políticas económicas serias y eficaces antes que en promesas enormes. No podemos prometer lo que no se cumplirá, como bajar impuestos".
Sobre la posibilidad de apoyar a Batlle para una segunda vuelta, indicó que con el Colorado "somos los partidos más antiguos del mundo y si bien nos hemos enfrentado, hemos coincidido muchas veces".
En cuanto a la corrupción, no duda en remarcar que su partido sancionó a todos los acusados. Manifestó que se propone "vigilar la democracia", tras recordar que en el Frente Amplio hay quienes antes estuvieron en "la lucha armada".
La lucha electoral va a ser entre el nacionalismo, "entendido como una expresión especial en nuestro país, y el socialismo marxista que avanza", aseguró.
Como Batlle, considera ya cerrado el tema de los derechos humanos y que cree que Uruguay debe revitalizar el protagonismo que tuvo en el Mercosur, retornar la multilateralidad de las decisiones, al tiempo que advierte sobre la necesidad luchar en la Organización Mundial de Comercio para "una equitativa liberalización del comercio internacional, con eliminación de cuotas, subsidios y barreras arancelarias.
En cuarto lugar, con un lejano 5 por ciento, Rafael Michelini, aspirante de Nuevo Espacio, puede convertirse en el fiel de la balanza en una segunda vuelta.
Hijo del senador Zelmar Michelini, secuestrado y asesinado en Buenos Aires en 1976 junto a Héctor Gutiérrez Ruiz y un matrimonio uruguayo, nació en Montevideo en octubre de 1998 y es el más joven competidor en estas elecciones.
Fue activista estudiantil, colaboró con familiares de presos políticos y se incorporó en 1982 al Movimiento por el Gobierno del Pueblo (MGP); fue diputado (1989-1995). En 1994 se alejó del MGP y luego asumió la conducción de Nuevo Espacio, y desde 1995 es senador por su partido, que "aspira a ser la llave política" del país.