José Agustín Ortiz Pinchetti
El PRI no la tendrá fácil
LO POLITICAMENTE CORRECTO Y LO DEPORTIVO para un crítico del sistema y de su viejo gran partido (en lo sucesivo VGP) es reconocerle capacidad para adelantar un paso largo a la oposición. Les ha funcionado hasta hoy el método de elección de su candidato, quizás es una falsificación pero ha adquirido un carácter creíble. Para ello ha contribuido, y no poco, el combate verbal, áspero e insólito entre Francisco Labastida y Roberto Madrazo, quienes han utilizado unos "comerciales" de televisión para agredirse, tanto que parece difícil la reconciliación. Los opositores van atrás moviéndose con lentitud. No lograron aliarse. Cárdenas apenas se posiciona. Fox no puede conservar ni articular su propio equipo.
No es difícil entender por qué muchos priístas imaginan un triunfo rotundo de Francisco Labastida en las elecciones del próximo 2 de julio, y (quizás) la recuperación del Congreso: una restauración triunfal del sistema. Es probable que estén exagerando. El candidato del VGP no la tendrá fácil. ƑImagina usted su tortuoso itinerario?
1) El proceso interno debe de terminar simultáneamente en un triunfo contundente, pero no aplastante. Debe dejar sabor de que sí hubo una contienda y de que, finalmente, el llamado candidato oficial enfrentó a adversarios verdaderos y no comparsas.
2) Que el candidato ganador del VGP deberá mostrar una habilidad política (de la que ha dado pocas muestras) desde la hora siguiente de su triunfo oficial. Debe de buscar al gran perdedor y restañar las heridas. Darle oportunidades reales de reciclaje o, al menos, salvaguarda sobre sus impunidades. Eliminar hasta el último rasgo de una venganza y debe de moverse pronto porque el gran perdedor va a estar tentado a buscar en la oposición una nueva oportunidad política. Si las ofertas que reciba del Presidente y del candidato electo no les satisfacen, impugnará la elección y provocará una ruptura. La conmoción sacudiría la de por sí endeble estructura política y financiera del país y desencadenaría otros fenómenos. Las expectativas de la elección presidencial cambiarían radicalmente.
3) El candidato debe estructurar un equipo que se fuera metamorfoseando en un gabinete. Y también en negociar y elegir a dedo el elenco completo de candidatos para las dos cámaras. No es una tarea política fácil cuando existen pugnas abiertas y ocultas en el partido, lo que podría generar una emigración masiva de priístas hacia la oposición y el candidato debe preocuparse por la situación económica que vive el país. Debe de negociar a detalle con el gobierno actual la política de deslizamiento y las cantidades que van a desplazarse al gasto social para garantizar el apoyo popular. Las medidas para hacer fluir el crédito. Si no hay un buen manejo de todas estas variables, podría repetirse una fuga masiva de capitales y el pobre candidato del VGP perdería la elección.
4) El candidato tendrá que elevar súplicas al Altísimo para que el malestar social y la contienda política no generen cortos circuitos en las universidades, en las zonas deprimidas, en las grandes ciudades, en el auca guerrillera; si se violenta dramáticamente el escenario, los flujos de inversión extranjera van a revertirse y la popularidad del VGP se desplomará.
5) El candidato tiene que contener la respiración cuando se ponga a mirar hacia fuera. Si es difícil controlar las circunstancias internas, es imposible hacerlo con las externas. La economía estadunidense está entrando en recesión. Si ésta se vuelve un fenómeno profundo y llega al desplome bursátil la caída de la economía mexicana y del VGP son inevitables (así de interconectados estamos ya con Estados Unidos). Pero además podrían venir nuevas crisis financieras de otros lados (Argentina, Brasil, China, Tailandia, Hong Kong, Timboktu, etcétera). El impacto global podría arrastrar a México.
6) El candidato debe estar también preocupado por la forma en que la izquierda está ganando espacios en todo el mundo, particularmente en América Latina, y cómo los gobiernos de lo que se ha llamado "el modelo neoliberal", en que se inscribe como gran seguidor el nuestro, están perdiendo de todas todas las elecciones presidenciales.
El candidato tendrá muchas dificultades. Apenas empezamos a enumerarlas. Si sus partidarios continúan actuando con el realismo que les ha caracterizado, no deberían de ceder a la tentación del triunfalismo y sus adversarios (momentáneamente desconcertados) deberán de rechazar el derrotismo que se perfila ya en algunos de ellos. *