La Jornada sábado 6 de noviembre de 1999

Enrique Calderón A.
UNAM, conflicto o coincidencia

A MAS DE 200 DIAS de que inició la huelga que mantiene paralizada la Universidad Nacional Autónoma de México, la imagen de esa institución ante la sociedad resulta caótica e incluso irracional y poco comprensible. ƑCómo es posible que el proceso se originara en torno a unas cuotas que en el mejor de los casos representarían un ingreso adicional para la UNAM de 300 millones de pesos, mientras que el daño económico ya es de 5 mil millones? ƑQuién está dispuesto a perder 10 por ganar 1? Si económicamente el conflicto resulta aberrante, en lo político podría parecerlo también, porque el rector y sus colaboradores sabían que todos los esfuerzos anteriores por imponer cuotas, habían sido rechazados y habían dado lugar a huelgas y desórdenes. La aprobación de un reglamento de cuotas por el Consejo Universitario, en una sesión secreta o "a escondidas" de la comunidad universitaria, resultaba así un acto de escasas sensibilidad política, o bien una provocación calculada, que formaba parte de una conspiración siniestra contra la misma UNAM.

Los acontecimientos posteriores no dejan lugar a dudas al respecto: La actuación del rector Barnés y de sus colaboradores, identificados como ineptos y sin voluntad para resolver el conflicto, ha sido denunciada por el PRD equivocadamente, porque lo que ese equipo ha hecho, siguiendo instrucciones precisas, es lo que se les había encargado: Mantener cerrada la UNAM el mayor tiempo posible y con el mayor nivel de desprestigio, porque de otra manera ƑCómo explicar que ese grupo siga dirigiendo la UNAM, dada su responsabilidad directa en el cierre y su incapacidad aparente para alcanzar una solución?

Aventurar una tesis así implica necesariamente tener una explicación congruente y entendible de esas conductas. Mi impresión es que aquí se han mezclado dos objetivos que resultan complementarios. Uno tiene que ver con la instrumentación de un nuevo modelo de educación que requiere del desmantelamiento del modelo ante-rior, de esto han hablado con enorme conocimiento Daniel Cazés y Luis Villoro entre otros.

El segundo objetivo tiene que ver con Cuauhtémoc Cárdenas y todo lo que él representa. La explicación es clara. Tanto en las elecciones de 1988 como de 1994, la UNAM mostró ser un bastión cardenista. De hecho, en las elecciones del 88, fue después de un gigantesco mitin de Cárdenas en Ciudad Universitaria que el ingeniero Heberto Castillo decidió declinar su candidatura convirtiendo así a Cárdenas en el aspirante de la izquierda mexicana unificada.

Así, no fue una coincidencia que una huelga estallase en la UNAM y durará un mes, precisamente durante el tiempo de la campaña electoral del 94, ni tampoco el que las autoridades universitarias de aquel tiempo invocaran la "autonomía de la universidad", en un esfuerzo fallido de exorcizar el espíritu de simpatía hacía Cárdenas, por parte de la comunidad.

En esta ocasión, el proyecto les ha resultado magistral, no sólo han logrado el cierre total de la universidad para evitar las muy probables manifestaciones de apoyo a Cárdenas, sino que han logrado que tanto él, como su sucesora en el go-bierno de la ciudad, aparezcan como los villanos de la película, tanto ante los estudiantes (presentándolos como represores) como ante los habitantes de la ciudad (presentándolos como incapaces de mantener el orden y los derechos de la población afectada).

Curiosamente, en esta segunda parte del proyecto los trabajos han estado a cargo de la parte contraria, es decir de los huelguistas dirigidos por líderes de ultra izquierda, vinculados con obscuros funcionarios de la Secretaría de Gobernación. En este entonces se inscribe la marcha realizada ayer por los paristas.