Ť Un guatemalteco asesino confeso, favorito


Ningún candidato ganará en la primera vuelta, según sondeos

Blanche Petrich, enviada, Guatemala, 5 de noviembre Ť Como dicta la ley, las campañas electorales para la presidencia y vicepresidencia, Congreso, Parlamento Centroamericano y municipios callaron este mediodía y en todo el país se abre el compás de espera hasta el domingo, día de la votación, en tanto que encuestas, analistas y observadores coinciden en que ninguno de los contendientes obtendrá la mayoría absoluta y que habrá una segunda ronda electoral el 27 de diciembre.

La gran pregunta es entre quiénes se jugará esa segunda vuelta en la que solamente participarían dos finalistas. La última encuesta indica que Alfonso Portillo, del Frente Republicano Guatemalteco, tenía a principios de la semana 46 por ciento de la intención del voto, mientras que Oscar Berger, del oficialista Partido de Avanzada Nacional, tenía 30 por ciento.

Alvaro Colom, de Alianza Nueva Nación (una coalición entre la Unidad Nacional Revolucionaria Guatemalteca y la pequeña agrupación DIA), tenía 7 por ciento. Nueve pequeños partidos se reparten el 17 por ciento restante.

Si los resultados de los comicios confirman la tendencia apuntada por esta encuesta, realizada por los costarricenses Borge y Asociados, Portillo y Berger serán los finalistas, pero en las filas de la Unidad Nacional Revolucionaria Guatemalteca, que vive su primera experiencia electoral cuando cuenta apenas un año desde su transformación de frente guerrillero a partido político, se tiene un cálculo diferente.

En primer término, el enorme universo de ciudadanos que no votan a pesar de estar empadronados. Tradicionalmente el índice de abstencionismo en Guatemala es mayor a 60 por ciento, y en la pasada consulta para los acuerdos de paz --en la que ganó el "no" promovido por los sectores más conservadores para impedir que lo pactado fuera incorporado a la Constitución-- la ausencia de las urnas se acercó peligrosamente a 70 por ciento.

En esta ocasión se espera que no rebase 55 por ciento, y que el voto indeciso, o no confesado, sea para Colom.

Además, el candidato de la izquierda tiene para la población indígena --80 por ciento de ese sector-- un elemento que podría resultar atractivo ya que su compañero de fórmula para la presidencia es un kakchikel, Vitalino Similnox, quien además de ser un dirigente popular en las luchas por el reconocimiento de los derechos indígenas en el país, es también líder de las asociaciones evangélicas guatemaltecas, que en este país constituyen un sector de población muy importante.

Paradójicamente, el sonado caso de los asesinatos cometidos por Portillo en Chilpancingo (23 de agosto 1982) elevaron su porcentaje de intención de voto. Cuando era profesor de la Universidad de Guerrero, mató en un pleito de cantina a Encarnación Cabrera y Arturo Vissoso, luego huyó a la ciudad de México y la orden de captura liberada en la capital guerrerense nunca fue cumplida.

En 1995 Portillo solicitó al juez un acta de prescripción del crimen y ésta le fue emitida en agosto de ese año, antes del tiempo legal para que efectivamente el delito pudiera considerarse prescrito.

Ante la difusión de este caso en plena campaña electoral, Portillo alardeó que había matado "en legítima defensa" y que así como se había defendido está dispuesto a "defender a todos los guatemaltecos".

Su reacción suscitó una reacción que el publicista Alazraki envidiaría, aunque algunos analistas consideran que el "factor Chilpancingo" sí golpeó seriamente la imagen del aspirante a presidente (homicida confeso) y creen que las encuestas manipulan sus resultados para encubrir la pérdida de puntos de un candidato que ha sido el gran favorito de los medios electrónicos, en virtud a su gran amistad y relación familiar con el mexicano Angel González, magnate de los medios de comunicación y dueño de la más importante cadena de radiodifusoras y varios canales de televisión.

En todo caso, en estos días Chilpancingo es más popular para los guatemaltecos que París o Nueva York, y la idea la refuerza el propio Portillo, quien contrató y trajo desde la capital guerrerense a una banda de músicos populares para amenizar, a tambor batiente, sus cierres de campaña.

Portillo es el abanderado de un partido construido alrededor de la figura del general Efraín Ríos Montt, figura emblemática para la extrema derecha y los militares "marginados" con el fin de la guerra. De hecho el ex dictador encabeza la lista para las diputaciones, seguido de su hija, su yerno y una serie de ex militares que jugaron un papel clave en los años de la guerra.

El empresario Berger, por su parte, esperaba capitalizar su eficaz rol como alcalde de la capital durante ocho años, sin embargo tiene en contra el desgaste de Alvaro Arzú frente a una presidencia que dejó colgadas muchas de las expectativas de la posguerra, incluso entre el poderoso sector de industriales y agricultores, el CACIF, que le ha regateado apoyos.