Ť Ofrecerá en México una conferencia sobre el tema, en el ciclo Borges 100
Incluso la vida es laberíntica, dice el poeta Jean Clarence Lambert
Ť A raíz de la lectura del texto de Octavio Paz surgió su interés por lo que él llama dedalogía
Ť El escritor argentino utiliza la figura como metáfora, visión del mundo y concepto, comenta
Raquel Peguero Ť Laberinto es "una palabra misteriosa". Y para el poeta francés Jean Clarence Lambert, un tema muy personal sobre el que ha construido su obra, "como en los dos polos de la visión de las cosas: el jardín y el laberinto", que lo ha llevado, además, a fundar el Centro Internacional de Dedalogía, con la Sorbona, "una palabra inventada por mí que significa la ciencia del laberinto" y que busca reunir, en un solo lugar, todos los estudios que se han realizado al respecto.
El poeta, cuyo libro El jaque (Tucan de Virginia) aparecerá este lunes, traducido por Verónica Volkow, se encuentra en nuestro país para ofrecer un curso de tres días denominado Laberintos, en el ciclo Borges 100. El autor de Stalinade. Una tragedia bufa explica que laberinto es quizá la palabra más antigua que utilizamos: "Tiene como 5 mil años, y es curioso que no se conozca su origen de manera clara. Diría que es preindoeuropea y no pregriega ni griega. Hay etimologías de ella, pero son fantasmales, porque hay pocas posibilidades de asegurar que significa esto o aquello, aunque todos conocemos su sentido.''
Lambert (París, 1930) se "enamoró" del tema en los cincuenta, cuando tradujo al francés El laberinto de la soledad, de Octavio Paz, "en el que hay páginas memorables" sobre el dédalo. En el caso de Borges, señala, "tenía su propia concepción de laberinto, pero también estaba relacionado con su mitología. Hay laberintos en su poesía, como metáfora, y lo encontramos en sus cuentos y ensayos. Junto con el tigre y el espejo, eran su tres grandes temas metafóricos".
Borges, continúa, "es un poeta barroco, por ello es natural en él usar la metáfora del laberinto. No tiene nada de clásico. No lo es en el sentido de la simplicidad, porque es muy complicado en todo su pensamiento. Es un poeta laberintiano, y hay que decirlo así, porque laberíntico sólo quiere decir complicado, y denominarlo de esa forma es demasiado pobre para describirlo".
Borges, dice, "utiliza el laberinto de mil maneras diferentes: como metáfora y con una multiplicidad de sentidos, visión del mundo y organización de su concepto general. Se interesó mucho en estudiar los usos del laberinto en el arte, porque es uno de los mitos más vivos en la cultura occidental y hasta en la oriental. Está presente en el arte contemporáneo, tanto en el abstracto como el figurativo, de una manera inimaginable".
También, agrega, el laberinto tiene que ver con la mitología en su parte más antigua, "que es la más viva para nosotros, la del Minotauro, la de Ariadna, la de Teseo. No pasa un mes en que no aparezca una obra que se no refiera a esta manera de ver el drama del laberinto. No es gratuito que el grupo más importante de los surrealistas, en tiempo de Breton, se llamara El Minotauro, y para mí la parte más perfecta de la obra de Picasso es su época minotauresca, con todos los grabados de la tauromaquia que realizó en una época de su vida de gran pasión amorosa y conflictos personales. Usó todo eso para exprimirlo y sublimar el uso de esta mitología del minotauro".
La seducción que ejerce el dédalo entre los grandes creadores, considera, obedece a que "es la simbolización de bios. Toda vida en el planeta es de circulación laberíntica: el cuerpo humano con la sangre en las venas y toda la red interior. El cerebro es un laberinto de células, de fisuras".
Agrega que en la actualidad se ha hecho una proyección de esto, y "hemos inventado el más grande laberinto del mundo: Internet, que es más complejo, pues proviene de toda la concepción cibernética de las máquinas de la inteligencia y es, además, una cuestión de laberinto matemático y electrónico. Por eso se encuentra la representación de la vida y quizá de la creación, de la evolución del bios, y este mundo que es virtual, viene como una proyección laberíntica de este dios, de este sentimiento fundamental de la vida".
En épocas de mutación, como la nuestra, explica, se construyen muchos laberintos. "En estos momentos, en Francia hay una locura por hacer jardines en esa forma".
También Amsterdam, "una ciudad que no se puede concebir sin el laberinto", ha retomado los estudios de uno de sus más grandes críticos del tema, el pintor y urbanista Constant, quien trabajó en los sesenta la teoría de una ciudad denominada Nueva Babilonia. Esta metrópoli era una ciudad con estructuras dinámicas y laberínticas que ahora los estudiantes de arquitectura vuelven a mirar como salvación de las grandes urbes para "quitarles los coches, los minotauritos modernos que nos comen los ojos, el aire, el corazón, todo".
El autor de Jardín el laberinto explica que todas las artes han utilzado el concepto. En el cine, "todas las persecuciones son laberínticas, pues como dicen en China, cuyo concepción es totalmente laberíntica, el diablo anda recto.
''El gran director de esta forma es Orson Wells, todas sus películas son concebidas como laberintos, la imagen central de La dama de Shangai es cuando su protagonista se encuentra en un laberinto de espejos. No se sabe dónde están las cosas y ahí hay otro concepto: crear un laberinto sinfín, un abismo. En la música también se da: Juan Sebastián Bach escribió un laberinto. En literatura lo encontramos en García Lorca, Pessoa, Shakespeare, Goethe, los italianos del Renacimiento y, por supuesto, Kafka, cuya obra El castillo es una búsqueda laberíntica y Praga la capital del laberinto europeo".
Respecto de su Centro Internacional de Dedalogía, explica que a él concurren artistas de todas las disciplinas y de todos los países, pero también "hay matemáticos, porque hay una parte de la matemática teórica que estudia las posibilidades de antropología del laberinto y los mitólogos; claro, es un centro abierto a todos", en el que realizan tres veces al año conferencias, lecturas y coloquios.
"Siempre es un poco complicado. Del laberinto se puede hablar por meses y siempre de manera laberíntica, porque hacerlo de forma lineal es un empobrecimiento y se le es infiel al espíritu mismo del laberinto".
(El curso de tres días de Laberintos, que impartirá Jean Clarenece Lambert, se realizará desde hoy y hasta el miércoles, en el salón de Seminarios de la Casa del Poeta, ubicada en Alvaro Obregón 73, Roma. Se dictará en español. La entrada es gratuita.)