Ť El 7 de diciembre celebrará 50 años de su debut profesional


Arriaga: sangre, sudor y lágrimas, aportación de la danza a México

Ť ''Ahora sí todo lo que exprese será escuchado'', afirma el premio Nacional de las Artes

Ť Con la obra Zapata, se ubicó en el Olimpo de los coreógrafos nacionales

Mónica Mateos Ť Sólo en tres ocasiones se ha reconocido a un hacedor de la danza con el Premio Nacional de las Artes: Guillermina Bravo, Amalia Hernández y ahora Guillermo Arriaga, quienes en su momento recibieron dicho galardón a nombre de ''un gremio que ha dado mucho a México, sangre, sudor y lágrimas, aunque no nos toman en cuenta".

Sin rencores, pero sin dejar de mencionar una de las principales inquietudes de los bailarines y coreógrafos mexicanos, Arriaga insiste en que su premio es ''para todos mis compañeros, desde Waldeen hasta Raúl Flores Canelo, desde los concheros hasta Ana Mérida. Todos lo valemos porque dejamos los huesos en el escenario en nombre de nuestro país".

arriaga-guillermo-1-jpg Afirma que se ha privilegiado a las otras artes ''por nuestro descuido, por no estar tan unidos como lo están, por ejemplo, los fotógrafos o los músicos. Y es una pena porque hay muchas personas dedicadas a la danza que se merecen este reconocimiento, algunos ya hasta se pelaron, como Waldeen, a la que nunca le dieron nada a pesar de ser la mamá de todos nosotros. Y sin duda, el próximo premio le toca a Josefina Lavalle, quien es una trabajadora profunda, ella hizo La Coronela, por ejemplo".

ƑTodos en el mismo costal?

Además de que el galardón le permitirá ''vivir el resto de mi vida con una seguridad económica", el autor de la coreografía Zapata festeja el hecho de que ''ahora sí" todo lo que diga será escuchado. Y la primera de sus propuestas es que se revise el programa de designación de apoyos para creadores artísticos, porque ''se asignan becas a quienes no las necesitan. ƑDónde quedan los creadores que, como yo, tenemos más de 50 años de trabajar por el país?

"A chavos como Víctor Ruiz, Claudia Lavista o Cecilia Lugo, coreógrafos estupendos pero con trayectorias distintas a personas con más edad, como Francisco Icaza o como yo, a todos nos meten en el mismo costal. La pequeña diferencia que propongo es que se designe Creador Artístico Distinguido a quien tenga de 65 años en adelante, que sean un apoyo vitalicio y que se le dé prioritariamente a quien sí lo necesite. A un Francisco Toledo no le hace falta ese dinero, tampoco a los jóvenes que tienen toda la vida y el talento por delante. Que se apoye económicamente a los que ya cumplimos. Un chavo de 28 a 40 años todavía puede hacer muchas cosas."

Segunda propuesta: ''Quiero hacer una pequeña fundación para donar a mi país la colección de piezas prehispánicas que tengo, así como los cuadros que me regalaron amigos como Pedro Coronel, Leonora Carrington; quiero que me regalen una casita en la colonia Roma y que se vayan ahí también todos los libros y videos que tengo. Que sea una fundación para promover la danza. Lo único que puedo devolverle a mi país es lo que me ha dado".

Luego, las palabras de Guillermo Arriaga (DF, 1927) se llenan de recuerdos, de toda esa historia que engloba su papel como fundador de ballets y grupos de teatro, y principalmente como maestro que ahora, a sus 73 años, por fin ha obtenido ''esa tranquilidad, como cuando te sacas el gordo de la lotería", para seguir trabajando en sus proyectos de enseñanza e investigación de la danza y, por supuesto, gozando de la vida.

''Fue difícil empezar en la danza, pues aquí en México la cultura es muy estúpida en ese sentido, por machista. Si quieres ser bailarín, primero tienes que ser maricón. Entonces, imagínate cuando quise decirle a mi padre, allá por los años cuarenta, que quería estudiar danza. Como todos los de mi generación, fue en Bellas Artes donde supe que lo mío era bailar, cuando vi al neoyorquino Theater Ballet interpretar las Sílfides, dije este es mi mundo, no quiero hacer nada más, aunque mi papá me dé un par de cachetadas cuando se lo cuente."

ųƑY lo dejaron dedicarse a ser bailarín?

ųNo, pero me iba de pinta de mi escuela normal, me valía madres que me dijeran que no podía ir a la danza a Bellas Artes. En la calle de Bucareli, en una tienda que se llamaba Narciso, compré mis primeras zapatillas de ballet y me puse a estudiar por mi cuenta. Estudié música y me dediqué a hacer teatro con Seki Sano. Fue a los 22 años, cuando le dije a mi padre la verdad.

''A partir de entonces fui afortunado. Entré en abril de 1949 a Bellas Artes, a tomar mis primeras clases con Waldeen; luego al Ballet Nacional, recién fundado por Bravo, pero se fueron de gira y me dejaron. Ignacio Retes me presentó a Ana Mérida y así entré a la Academia de la Danza. Y hasta hoy. El 7 de diciembre voy a ponerme hasta el gorro por los 50 años de mi debut profesional. Entré por la puerta grande, la de mi casa, la única, el Palacio de Bellas Artes".

Luego vino el viaje a Francia con su entonces esposa Graciela Moreno ųactual directora del Teatro Nacional de San José, Costa Ricaų, lugar donde convivió con Rosario Castellanos, Dolores Castro, Pedro Coronel y Octavio Paz. El espíritu del creador quedó listo para regresar a México y poner en escena sus ideas.

El sueño y la presencia, realizada en 1951, fue la primera obra de Arriaga, inspirada en las tradiciones del Día de Muertos y en la que contó con la colaboración del compositor Blas Galindo y el diseño de escenografía de José Chávez Morado. Pero sin duda, su Zapata lo colocó en el Olimpo de los coreógrafos nacionales.

Conocer la fama

''Pensé Zapata como un gran ballet con caballos y tiros, pero por problemas administrativos, antes de empezar los ensayos nos quedamos sin nada. No tuve posibilidad de contratar a un compositor. Nos prestaron un localito en el Centro para trabajar y de repente, por un milagro, me llega la grabación de Tierra de temporal, de José Pablo Moncayo, la música perfecta para mi Zapata. Sin embargo, era muy larga para la coreografía y la corté. Invité a Miguel Covarrubias, encargado de danza en Bellas Artes, para que viera la obra y le fascinó, hasta le salió una lágrima. También a Moncayo; yo estaba temeroso porque pensé que se enojaría cuando se diera cuenta del corte que le hice a su obra, pero después de ver Zapata me dijo que no había problema. Incluso, lo bonito ahora es que existen grabadas las dos versiones de esa pieza de Moncayo, y mi Zapata tiene 46 años y los chavos la siguen bailando, pero eso sí, siempre bajo mi supervisión, mientra yo viva".

Encarrerado en la creación coreográfica, Arriaga ''se aventó" la obra que se presentó en la inauguración de las Olimpiadas México 68; ''si ya había hecho danza con dos muchachos, dije, Ƒpor qué no voy a poder con mil 500?, luego hice varias cosas para televisión. No me he muerto porque todas mis piezas son cortitas, mi Zapata dura 11 minutos, lo de las Olimpiadas 10, y me gusta escribir poemas y canciones, malos o peores, pero con convicción. A los 22 años musicalicé Marinero en tierra y se la hice llegar a Rafael Alberti. Todo eso quiere decir que estoy loco, pero feliz.

"Alguien me dijo que con este premio me iba a poner sangrón, pero no, porque ya conocí lo que es la fama. Ya se dónde están las altas y las bajas. Ahora lo único es que se me ha gratificado. Imparto conferencias y cursos de composición coreográfica, y si bien no he hecho ninguna coreografía desde los años setenta, sigo dándole mucho a la danza y a mi país. Eso es lo que tienen que pensar las nuevas generaciones, que uno recibe mucho de México, pero hay que regresar mucho.

''Tercera propuesta: que los jóvenes nunca se olviden de hacer su arte para poner el alto en nombre del país."