Ť Lammoglia, autor de Abuso sexual en la infancia
La violencia callejera, punta del iceberg de la intrafamiliar
Ť Conduce, con Patricia Kelly, un programa radiofónico
Ť Los criminólogos aún esperan reconocimiento en México
César Güemes Ť Uno de los programas radiofónicos con más audiencia en el país no es, como cabría esperarse, de entretenimiento, sino de búsqueda de la salud: Kelly, Lammoglia y la familia, conducido por la periodista Patricia Kelly y el siquiatra y criminólogo Ernesto Lammoglia. Este último ha llevado al ensayo escrito al menos en cuatro oportunidades otros tantos ceñidos de información producto de su experiencia como profesional de la salud. El más reciente de ellos es el de título Abuso sexual en la infancia, cómo prevenirlo y superarlo, editado por Grijalbo. En su estudio, bajo la mirada de una imagen de Alfonso Quiroz Cuarón, es la charla.
ųLa significativa demanda de libros y programas de radio como los suyos habla de un creciente interés por la información, pero también de un deseo por mejorar la calidad de vida. ƑEstá de acuerdo?
ųEsto ha sido primero una costumbre de unos cuantos, después una necesidad de muchos y a veces se convierte en una adicción muy parecida a la que tienen ciertas personas con los noticiarios o con las telenovelas. Entonces, se cuenta con un público que quiere informarse de todo aquello lo cual equivale, parafraseando a un maestro mío, a convertir la información médica en noticia radiofónica. En la actualidad muchos mexicanos que tienen acceso a un medio como la radio, que es excepcional porque se puede escuchar mientras se trabaja, lo emplean para permitirse el discernimiento y la discrepancia, para tomar conciencia de las necesidades de salud que presenta la nación. Hay una exigencia y una demanda que no concierne nada más al derecho a la sanidad, sino a la calidad de vida que sería el concepto más acabado de lo que significa salud. Todo ello ha facilitado la difusión de mensajes como los que tratamos de hacer, como es el caso del más reciente programa de radio en que participo.
El incesto, realidad insoslayable
ųPareciera que la violencia que puede verse en programas televisivos no tiene relación con la que sucede calladamente al interior de los hogares. En su reciente libro plantea que están conectadas.
ųEn efecto, existe un problema grave de violencia en el país que no es la de las calles, ésa que aparece enmarcada por una pantalla de televisión y gritada por los desinformadores criminales y estúpidos. Si bien es preocupante la violencia de las calles, ésta sólo es la punta del iceberg de la violencia intrafamiliar. Para que salga un hombre de su casa a cometer un acto criminal, tiene que provenir de un sitio violento. Ese problema no se lava, como la ropa sucia, en casa, sino que se origina en muchas ocasiones precisamente en la interacción familiar mediante diversas causas y se expresa a veces en las calles.
''Nosotros abordamos la violencia de la que no se ocupan los medios: la que está al interior de cuatro paredes. Hay conflicto en el hombre que padece desempleo, en la mujer frustrada porque vive con un sujeto que la mediatiza o la aniquila con maltrato emocional, en la familia que sufre el alcoholismo de uno de sus miembros. Luego, esa problemática personal y casera sucede no sólo en las zonas marginadas sino de manera muy clara también en las colonias elitistas de la ciudad. La violencia es la misma dentro de una casa de Coyoacán que en una de la colonia Morelos, lo único que cambia es el rumbo. Los actos contra niños y mujeres se dan de manera 'democrática' en el país".
ųEso lo llevó a especializarse en cierto sentido en el abuso infantil.
ųEso y un hecho que me asombró hasta adquirir un nivel muy preocupante: el número de casos de abuso e incesto que llegan al programa de radio es muy alto. El incesto como forma particularísima de la violencia sexual en contra de niñas y niños no podía ser soslayado, era preciso hablar de él. Insisto, mi capacidad de asombro fue reabasada por el número de casos que escuchamos de manera testimonial. Eso me lleva a escribir el libro. Entonces, la posibilidad de difundir este abuso a través del medio radiofónico es importante, pero en las prensa escrita es donde encontramos muy buenos trabajos de investigación al respecto. Desafortunadamente casi nadie lee los diarios. Es posible, sin embargo, que las personas informadas sientan el mismo tipo de impotencia que me agobia todos los días porque quisiera dar a conocer a todos lo que estoy leyendo. Mucho de lo que hacemos en la radio pudiera parecer tramposo, pero no es sino difundir lo que los investigadores y periodistas han encontrado en la vida cotidiana.
ųEs una tarea que se antojaría más propia de las autoridades correspondientes que de periodistas.
ųSon aspectos sociales que no son tratados por las autoridades de salud, a quienes a lo mejor les interesa más salir bien en la foto. Aunque ya vimos que si bien no se movieron tampoco figuraron. Quizá les interesa pagar por difundir los supuestos logros de las dependencias. No hablan de las enormes carencias de salud pública. En un simposio sobre epilepsia al que me invitaron, comentaba que una gran parte de la soberbia del país se refleja en las publicaciones médicas, en las que sólo se habla de éxitos o curaciones, y jamás se escribe de lo que no se ha podido hacer.
''Los médicos en México no hablan de sus fracasos, ni de la derrota institucional ante los problemas de salud, que finalmente han sido solventados por los propios ciudadanos mediante los grupos de autoayuda. Por ejemplo, la Secretaría de Salud o el ISSSTE no tienen nada qué ofrecerle a un enfermo alcohólico. La ayuda se ha dado sólo por medio de los grupos de Alcohólicos Anónimos en toda la nación a partir de 1954.''
ųEn la radio mexicana hay varios programas que venden la idea de asesoramiento emocional pero que no son conducidos por profesionales de la salud. ƑHabría que reglamentar este ejercicio?
ųCreo que sí. Debe haber autoridades interesadas en que se controle de alguna manera, pero vivimos en la era del rating, y muchas personas que en efecto tenían antes un programa de discos o de horóscopos, empezaron a darse la preocupante libertad de ''ofrecer consejos" de carácter médico, sicológico o siquiátrico a los escuchas que demandan ese servicio. Eso me parece una aberración. Es como si por el solo hecho de estar en un programa de radio, yo me pusiera a cantar piezas de Agustín Lara. Claro que no, zapatero a tus zapatos. Desde luego que este ejercicio se debe reglamentar aunque sin lastimar la libertad de expresión. Hablamos de la salud de otros que no puede ser puesta en manos de un charlatán. Por ética, ni siquiera por censura de una emisora, es preciso revisar la peligrosidad implícita en que un ignorante de ciertos aspectos médicos incluso hasta recete por radio. Para mí ese tema es muy preocupante aunque soy enemigo del control de los medios. Me parece que no se puede llegar a la audacia imprudente de poner las sugerencias médicas en boca de cualquiera.
Combatir la impunidad
ųEl abuso sexual en la infancia de que trata su nuevo libro, Ƒtiene una solución distinta de la problemática del país entero?
ųEse tipo de abuso no tiene solución del todo porque pertenece en mucho a una parte de la naturaleza humana, es algo que se ha dado siempre, incluso el incesto fue permitido en la antigüedad en algunas culturas. Lo que sí se puede hacer es reglamentar las sanciones que se deben aplicar al ofensor sexual, que ha permanecido bajo una gravísima impunidad en México. No es única esta impunidad, porque la vemos en todos los aspectos, basta revisar el ''secreto bancario", que es una violación brutal a los derechos de la nación. Si ese secreto no se puede evitar, por lo menos hay que reglamentarlo, como se intentó hacer en algún sentido con el delito de violación.
''Hay muchos grupos de mexicanos que por conducto de organizaciones no gubernamentales luchan por una mayor dureza en la sanción para los abusadores sexuales. Son crímenes que atentan contra la inocencia de un menor, que lo perturban de manera tal que los especialistas llaman a estos niños y niñas sobrevivientes de abuso sexual. Cuando una persona sobrevive decimos que no tiene calidad de vida, es un ser que ha sido mutilado en su vida emocional, sexual y quizá en el futuro hasta en su experiencia laboral."
ųVeo una fotografía de Quiroz Cuarón en su estudio. Usted es criminólogo además de siquiatra. ƑHay suficientes criminólogos en el país?
ųHay muy pocos porque no existía esa especialidad en México. Cuando Quiroz Cuarón estudiaba medicina, asesinaron a su papá, y el maestro cambió ese carrera por la de Derecho. En esta fusión que hizo de ambos conocimientos, surgió como criminólogo. Comenzó a prepararnos a finales de los años sesenta a jóvenes profesionales de diversas áreas. De hecho los primeros criminólogos formales que tuvimos se prepararon en Italia, donde la especialidad cobró auge. De ellos vive Luis Rodríguez Manzanera, por ejemplo. Murió, hace año y medio, Gustavo Barreto Rangel. Ellos dos iniciaron el proceso de crear en México lo que es en la actualidad el único sitio donde se puede estudiar criminología. Me tocó en el aspecto teórico ayudar en el diseño del Instituto Nacional de Ciencias Penales, en 1976. Hoy ya existe la maestría en la materia y pese a esto los criminólogos en México seguimos ignorados.
ųƑA qué lo atribuye?, Ƒpuede ser una táctica disuasoria?
ųBueno, pedimos, por ejemplo, asesorar en el caso de Colosio, lo cual no fue permitido. Claro, cualquiera de nosotros hubiera hecho muchísimo más que los múltiples subprocuradores y fiscalillos que siguen en eso. Ponen como titulares a especialistas en derecho penal que jamás en su vida se han enfrentado al estudio del delincuente y el delito. Los criminólogos seguiremos esperando que alguien se acuerde que existimos.