Ť Vincularse con ONG internacionales, plantea el representante del Vaticano


Buscará la Iglesia una mayor colaboración con el Estado

Alma E. Muñoz, enviada, Lago de Guadalupe, Cuautitlán Izcalli, 9 de noviembre Ť El documento que prepara la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) sobre la realidad del país plantea, como principios de discusión, la posibilidad de que en los diversos ámbitos ųpolítico, económico y socialų los lineamientos cristianos se consideren como "fuentes de inspiración y de ética fundamentales para el desarrollo de los mexicanos".

No obstante, el secretario de la Comisión Episcopal de Comunicaciones Sociales, Onésimo Cepeda, dijo que en su 67 asamblea plenaria la jerarquía católica no busca desarrollar un "modelo" de trabajo, pues a la Iglesia le toca "iluminar, a la luz del Evangelio, la política, la economía, y los aspectos de la vida social".

En este contexto, el presidente del Pontificio Consejo Cor Unum, Paul Josef Cordes ųcoordinador de los organismos de ayuda católicaų mencionó que la intención de los obispos no es adoptar las categorías y reglas que dicta la política, pues "las ideologías, los sistemas filosóficos y los modelos de calidad de vida humana corrientes, no son nunca garantes viables".

Durante su intervención ante 79 obispos y 18 secretarios ejecutivos de la CEM, el representante del Vaticano planteó la importancia de "facilitar las relaciones entre las instituciones católicas y otras organizaciones internacionales de ayuda, pues la misión de la Iglesia se dirige, desde luego, a los hombres y por tanto a la sociedad y a la política. Precisamente el compromiso de lucha contra el hambre, la pobreza y la miseria tiene una relación directa con los factores y poderes políticos".

A los integrantes de la CEM les dejó en claro que "no es sólo comprensible, sino también inevitable, que las instituciones de ayuda y sus miembros se dirijan a las autoridades políticas y a los que están en el poder, en todo el mundo, para buscar la manera de poner remedio a la situación", en especial en el ataque al "pecado estructural" del que habla el papa Juan Pablo II, por ser "una fuerza que todo lo infecta, y destruye lo bueno; seduce al hombre de tal manera que le es imposible liberarse".

Y esperan con razón, añadió, "que los políticos dispongan la limitación y el cese de hostilidades del hombre contra el hombre, así como la erradicación de las matanzas y la violencia".

Más allá de conminar a los religiosos a establecer las relaciones con el Estado en busca del bien común, el representante del Papa les recordó que "la actividad política puede extraviar. Si se confía a la política la evaluación de los hechos y la decisión de obrar, es fácil meterse en un callejón sin salida".

Con estos enfoques, en los cuales se destaca la urgencia por colaborar con las instancias públicas, la CEM continúa analizando aquellas acciones que le permitan concluir con su documento La realidad del México contemporáneo y sus exigencias pastorales, cuyo borrador fue resultado de una serie de encuentros con sociólogos, politólogos, economistas y personas de los diversos entornos durante seis meses atrás, encabezados por los obispos de Jalapa, Sergio Obeso, y de Coatzacoalcos, Carlos Talavera.

El texto en cuestión, según adelantaron ayer algunos jerarcas, trata temas como la identidad de la nación, la "racionalidad" moderna, la comprensión de nuestra historia, la crisis de la modernidad, la vocación de la mujer, la justicia y el respeto a la vida.

Mario de Gasperín, obispo de Querétaro, expuso que es necesaria una "mayor participación de los laicos en la Iglesia, para abrir más los espacios, y al mismo tiempo pedirles que se comprometan con Jesús", pues "no es el momento político el que nos preocupa, sino la situación de los mexicanos". Acompañado del vocero de la CEM, Onésimo Cepeda, y del arzobispo de Oaxaca, Héctor González ųquien pidió el respeto para los indígenasų, refirió en conferencia la importancia de que en este tránsito a la democracia, en los terrenos de la política y la economía, haya una "fuerte inspiración cristiana".

Refirió Cepeda: "Si se espera que demos un modelo, no lo vamos a dar. A la Iglesia le toca iluminar a la luz de Cristo, a la política, la economía, los aspectos de la vida social, con el fin de crear un objeto más vivo y mejor".