Ť Señala sondeo que menos de 15% de los electores prestan atención al proceso
Desinterés de los estadunidenses por la campaña electoral
Jim Cason y David Brooks, corresponsales, Washington, 12 de noviembre Ť Menos de 15 por ciento de los estadunidenses ha prestado una seria atención a las campañas electorales para la contienda presidencial del 2000 durante este otoño, reforzando la tendencia marcada en la elección presidencial de 1996 cuando la participación en las urnas fue la más baja en 72 años.
"Nutridos por el descontento, provocado por reacción a la historia de (Monica) Lewinsky, los estadunidenses están evitando, si no boicoteando, las noticias sobre la elección presidencial que se aproxima", comentó Andrew Kohut, director del Pew Research Center, organización que realizó esta última encuesta.
Tal es el nivel de desinterés, que luego de nueve meses de noticias sobre los candidatos y el proceso electoral que culminará en el 2000, la mitad de los estadunidenses, según la encuesta de Pew, no podía nombrar un candidato demócrata (el enfoque ha sido sobre Al Gore y Bill Bradley), y 37 por ciento no podía hacer lo mismo con un candidato republicano.
Resulta que todas esas noticias que se publican en los diarios y se transmiten por televisión y radio, tanto en este país como en México y alrededor del mundo sobre la pugna electoral estadunidense, no son consideradas como importantes por la mayoría del público estadunidense.
Esto, señala Kohut y otros analistas y periodistas que escribieron sobre el tema para la prestigiada revista sobre medios Columbia Journalism Review tiene dos vertientes: una, la pregunta política es por qué tan pocos creen importante informarse sobre las elecciones; pero, segundo, también hay un mensaje para los periodistas y sus jefes: el público decide ignorar noticias que para ellos tienen un enfoque poco relevante para sus vidas. Sin embargo, los editores y los reporteros parecen nunca reconocer el mensaje.
Políticamente, la tendencia en este país es que una mayoría del electorado continúa manifestando su enajenación del proceso político y el "ejercicio democrático". En las encuestas de Pew, 62 por ciento expresó que los votantes tienen muy poca influencia sobre el proceso de selección de candidatos.
El mensaje enviado a editores y reporteros, según el centro Pew, es que 59 por ciento cree que a los editores les importa más las opiniones de los expertos políticos que la de sus lectores al decidir las notas a seguir durante una elección.
Las implicaciones para los candidatos presidenciales (y para los medios masivos de comunicación, tanto aquí como en el extranjero) son enormes. Para los políticos, las encuestas siguen demostrando que los favoritos cuentan con apoyo muy superficial. El republicano George Bush se mantiene como favorito, pero su apoyo está dividido entre varias facciones contradictorias dentro del su partido. A pesar del apoyo personal a Bush, las facciones están divididas en torno a casi todo lo demás e incluso las últimas encuestas, como otra de Pew, han detectado una erosión en el apoyo para el Partido Republicano en general.
Para el demócrata más favorecido por el momento, el vicepresidente Al Gore, las encuestas continúan señalando que sigue atrás de Bush por un amplio porcentaje, particularmente entre los identificados como "independientes" nuevos, un sector clave porque puede definir el margen clave para el triunfo de un candidato.
Otros dos factores operan contra Gore: en casi todo segmento del electorado es percibido como "un líder débil" comparado con Bush, y segundo, siete de cada 10 estadunidenses dicen estar "cansados" de los problemas asociados con el gobierno de Bill Clinton.
Pero todo esto parece importarle mucho a una minoría muy pequeña del electorado a estas alturas. Los medios, al parecer, aún no se han dado cuenta. Todos los días, la nota política sobre las elecciones ocupa amplios espacios en los medios.
En otros países, los medios parecen obedecer más a la decisión aparentemente terca de las agencias noticiosas y las cadenas de televisión de este país que a la realidad de la opinión publica, e insisten en difundir información de los mil y un detalles de la contienda electoral estadunidense. Con ello, según lo presentado por estas encuestas, distorsionan lo que está ocurriendo en este país.