En España, libro de Vázquez Montalbán sobre Marcos

La visita al señor de los espejos

César Güemes * Era la segunda semana del pasado febrero. Manuel Vázquez Montalbán se encontraba, dirían los clásicos, en céntrico hotel capitalino.

-ƑCómo ve a México? -fue la pregunta necesaria, que desde luego no aparecería en la posterior entrevista. El prosista y poeta acababa de estar en Chiapas, y según se supo de buena tinta, había venido entre otros menesteres a encontrarse con el subcomandante Marcos. No era una pregunta inocente y no obtuvo una respuesta inocente:

-Hombre, después de estar en La Realidad -el retintín de la entonación se percibía a metros de distancia-, amanecer en un hotel como éste crea un impacto de consideración.

-ƑEntonces sí estuvo en Chiapas?

-Podemos decir que sí.

-ƑCuál fue su impresión del subcomandante? -la información del encuentro no era pública. El escritor español deseaba mantener la especie bajo un discreto velo antes de tomar el avión que lo depositaría en Barcelona varias horas más tarde.

-Uno nunca sabe si ha estado frente a Marcos -dijo, cambiando el gesto de educado escepticismo por una media sonrisa.

-ƑPor qué no le creo?

-Pero si es verdad. Allá todos se parecen: el pasamontañas, la manera de caminar, la afabilidad; además, oscurece temprano.

Vázquez Montalbán no soltaba prenda. Pero ya las fotografías que del encuentro entre él y Marcos había tomado una cámara pertinente, estaban camino de la ciudad de México o habían llegado ya. A la postre, aceptaría haber visto a Marcos y sostener largas conversaciones para un libro que tenía en mente. Al viaje lo precedían algunas cartas que cruzaron el Atlántico en ambos sentidos. A su llegada, como cuenta en el libro que se presentó este viernes en España, venía el maestro con un cargamento del mejor chorizo que encontró a fin de satisfacer de esa manera el curioso paladar del subcomandante.

Hoy toda aquella historia de febrero se ha vuelto realidad en negro sobre blanco, la editorial Aguilar ha dado a conocer el volumen de título Marcos: el señor de los espejos, cuyos capítulos con nombre dan ya la idea del contenido: ƑDe dónde vengo, quién soy, adónde voy?; Perdonen las molestias, pero esto es una revolución; El señor de los espejos; Metáforas, metáforas, metáforas; Después de Sartre y de Octavio Paz; y El Aleph, las luces y las sombras. Un total de 285 páginas, glosario incluido, para explicarse a sí mismo, a sus coterráneos y de paso para ofrecer una visión europea de lo que el zapatismo es. portada-jpg

Hoy, ayer viernes, pues, desde Barcelona, el autor tomó gentil el teléfono para responder, entre otras interrogantes, a estas dos que dejan clara su postura frente al movimiento zapatista:

-Antes de encontrarse con el subcomandante me dijo que lo tenía "muy bien leído". Luego de verlo, Ƒle pareció el mismo, el que escribe y el "de carne y hueso"?

-Sí, encontré a la misma persona. A lo largo de nuestras largas conversaciones respondió a lo que había expresado en sus cuentos, comunicados, aforismos e incluso en las entrevistas que ha concedido a otras personas. Hay una identificación del Marcos que conocía a través de su obra con la persona que visité. En todo caso, lo que sorprende del personaje es la inmediatez, la sensación que te da a los pocos segundos de que lo has conocido de toda la vida.

-ƑQué tanto del libro considera son plenas coincidencias en el análisis social y qué tanto diferencias entre usted y él?

-No me ocupé de marcar las discrepancias aunque es verdad que no creo en las revueltas armadas, no creo en las revoluciones a tiros salvo cuando no hay más remedio. Aunque debo decir que tampoco estoy de acuerdo con la hipocresía que está manifestando una parte de la derecha liberal, desacreditando toda clase de revoluciones armadas, incluso las del pasado, cuando de hecho la hegemonía burguesa se debió a la Revolución Francesa y a todas las imitaciones que luego se hicieron de ese proceso. Ante eso, me parece de un cinismo total condenar incluso en el pasado las revoluciones, como si la humanidad hubiera tenido que esperar el Internet para practicar el igualitarismo.

"Por eso en el libro no me apliqué a señalar las diferencias que puedo tener con Marcos, sino a explicar, por una parte, a un lector europeo qué es lo que yo creo que es el zapatismo, y luego a ofrecer a Latinoamérica la mirada de un europeo sobre el movimiento. Sé que no soy ningún especialista en antropología ni en asuntos indígenas, pero creo que el libro es muy sincero. Es un trabajo de indagación para mí mismo y, de paso, quisiera que esa indagación fuera provechosa para los demás."