* Un pasajero que escuchó ruidos bajó en Uruapan
Contratarán a despacho de EU deudos de víctimas del avionazo
* Petrone se habría quejado del mal estado de las naves de TAESA
Fabiola Martínez * Patricia Ortiz viuda de Petrone contratará los servicios de un despacho en Estados Unidos, experto en accidentes aéreos, para que investigue las causas que originaron el accidente del martes pasado en el que fallecieron su esposo y 17 personas más. Además, intentará comunicarse con el resto de los deudos para organizar una demanda colectiva.
"Es para todos conocido que TAESA tiene pésimo control mecánico y de servicio. Los testigos del accidente señalan que había fuego en el tren de aterrizaje; que el piloto trató de regresarse, dio tres vueltas en el aire y se fue de picada. šEso no fue un error humano, por supuesto que no!"
El bufete ųdijoų investigará a un presunto piloto de TAESA que viajó como pasajero y quien al llegar a Uruapan decidió continuar su viaje por carretera. "Alquiló un auto, no sabemos si en Uruapan o en otra población, pero debe haber un registro. Escuchó muchos ruidos extraños y no quiso arriesgar su seguridad y la de su familia".
En entrevista, Ortiz relata ųserena, firmeų los obstáculos a que se enfrentaron los familiares de las víctimas para reconocer y traer de vuelta los cuerpos. "Los metieron en un bodegón abandonado, horrible; los tenían en unas bolsas negras de esas que se utilizan para la basura, yo me acerqué y tuve que identificar a mi marido entre vísceras y cachitos".
Hasta ahora, denunció, nadie de la empresa se ha acercado ni ha hablado conmigo. No nos han dado la indemnización (de 300 mil pesos, según informó el director de asesores de TAESA), pero sí demandaremos con el apoyo de abogados internacionales especialistas para exigir que se castigue a los responsables.
Ortiz ųfamiliar cercano del propietario de una cadena radiofónica a nivel nacionalų y el resto de su familia tienen la certeza de que el accidente pudo haberse evitado, por lo que no descansarán hasta que se finquen las responsabilidades correspondientes.
Para la viuda de Petrone, esta desafortunada situación no terminó al enterarse la noche del martes del accidente:
"En cuanto me enteré llamamos a la empresa, me dijeron que iban a mandar un avión con los familiares inmediatamente para trasladarnos a Uruapan; luego dijeron que siempre no, que el aeropuerto estaba cerrado.
"Les pedía que me mandaran a un aeropuerto alterno, pero nos comunicaron que no, que esperarían a su vuelo comercial del día siguiente; un vuelo que por cierto nunca salió a tiempo, llegó demoradísimo. Luego, en el vuelo de regreso ųya en el traslado del cuerpoų el avión también estaba pésimo, especialmente la cabina de pasajeros, los descansabrazos, los asientos, todo estaba pésimo.
"Cuando el resto de los familiares llega ron, ya tenía acta de defunción, todo lo había hecho sola, todo lo que tenía que hacer lo hice sola. Incluso al momento de reconocer los cuerpos había un señor con una especie de audífonos, con cubrebocas, que nos impedía acercarnos a esa bodega espantosa, abandonada, que parecía basurero: 'aquí no puede pasar señora, busque por allá', me decían. Cuando lo encontré, no estaba calcinado ni nada, lo identifiqué, su gafete estaba intacto.
"Ellos quieren manejar la idea de que fue una falla humana, pero no es así. Luego, a todos los familiares de las víctimas nos aislaron, nos trasladaron en una combi por la parte de atrás del aeropuerto; querían evitar que habláramos con la prensa. Sin embargo, cuando llegamos a México, los representantes de la empresa todavía se atrevieron a preguntar 'Ƒtodo bien, señora?, Ƒcómo las trataron?'
"Yo fui sobrecargo en Mexicana de Aviación por cinco años y sé que los tripulantes tenían que haber hecho un recorrido antes de abordar el avión y percatarse de que algo andaba mal. La gente que vive detrás del aeropuerto de Uruapan vio que, desde que el avión despegó, en la parte de abajo llevaba fuego; eso lo vio también mucha gente que desembarcó en Guadalajara; afirmaron que la aeronave traía ruidos espantosos en la parte de abajo".
Su esposo, Mario Petrone, con quien estuvo casada 18 años, era ingeniero químico de 43 años de edad y desde hace 25 años trabajaba para la empresa Resistol. Por obligaciones de su empleo, viajaba frecuentemente a Uruapan para realizar servicios en la compañía Kimberly Clark. "Era buen padre" ųtenía tres hijosų, dijo Ortiz.
"No tenía otra opción más que viajar por TAESA porque iba y venía el mismo día. Siempre se quejaba del pésimo servicio y me comentaba que las cabinas eran horribles; sin servicio ni mantenimiento".