VENTANAS Ť Eduardo Galeano
La vitamina
Al despertar, Sandra Cisneros recibe su vitamina. Cada mañana, su Vita-Bert está esperándola en la pantalla de la computadora.
Bert Snyder envía una palabra por día, desde su casa de Nueva York hasta la casa de Sandra en San Antonio. Cada día, una palabra diferente. Estas vitaminas se toman de a una.
Es un alimento de primera necesidad:
ųY hoy, Ƒqué será de mí? ųse pregunta Sandra, que sufre de síndrome de abstinencia cada vez que Bert sale de viaje y suspende el suministro.
Una formula misteriosa: ella no sabe por qué, y quizá Bert tampoco sabe, pero cada Vita-Bert es la palabra que ella está necesitando, precisamente el día que llega, para vivir, escribir y demás vicios.
Las Vita-Bert son palabras amorosas o desafiantes, ayudonas o rezongonas o insultantes, o son simplemente palabras, palabras porque sí, como tightrope o swing o perhaps. Sandra repite la palabra de cada día a su papagayo, Agustín Loro, con la esperanza de que él la aprenda de memoria, pero Agustín Loro sólo habla español.