La Jornada domingo 14 de noviembre de 1999

José Agustín Ortiz Pinchetti
Eficacia neotapádica

Reconozcamos sin amargura la eficacia de las elecciones internas del PRI. El partido ha logrado un reposicionamiento frente a las elecciones del año 2000. La intención de voto a su favor ha aumentado espectacularmente. Han pasado de unos 35 puntos a casi 50. Es cierto, puede ser una "burbuja" circunstancial pero sería muy poco deportivo no reconocer la buena planeación y la excelente realización del ejercicio. La vieja alianza y el sistema persisten integrados como maquinaria formidable capaz de generar la política.

No es cierto que las elecciones priístas hayan significado un avance importante para la democracia en México. En algo tenemos que coincidir con Roberto Madrazo. La elección fue un proceso controlado centralmente en el que se emplearon todos los recursos "federales" y en él operaron con disciplina perfecta los medios electrónicos que manipulan y pretenden construir a la opinión pública. Los grandes dueños del dinero entraron a la coperacha.

Todos actuaron para legitimar la decisión del presidente Zedillo a favor de su secretario de Gobernación, Francisco La-bastida, pero no lo hicieron por convicción política sino porque saben que sus privilegios, ventajas e impunidades seguirán más o menos iguales si el sistema logra diferir la transición otro sexenio.

No podía ser en otra forma. El Presidente decidió el ejercicio con la certeza absoluta de que lo podía controlar. No hubo verdadera competencia, ni podía haberla. El Presidente es lo suficientemente inteligente como para no exponerse a ser derrotado por los grupos de poder ocultos que representaba Roberto. Las elecciones primarias del PRI confirman a plenitud la opinión de Gabriel Zaid :"su-pongamos que el presidente retuviera la selección de candidatos pero la sometiera a la decisión final del voto de abajo, prohibiendo que el presupuesto federal y la alquimia electoral hicieran bueno su voto de arriba, eso sí que cambiaría todo, pero no es viable como solución general. El poder del presidente dentro del sistema no puede escapar a la lógica del sistema, excepto en arbitrariedades aisladas". (Escenarios del fin del PRI. 1985)

El Presidente no quería ni quiere la alternancia ni adentro ni afuera del PRI. Lorenzo Meyer dice con razón que lo que vimos el 7 de noviembre es un ensayo general de lo que intentarán los priístas el
2 de julio del 2000.

Hay que reconocer ciertos fenómenos nuevos: a) Así como se dice que la hipocresia es el homenaje que rinde el vicio a la virtud también diríamos que la competencia "controlada" del PRI es el homenaje que rinde el sistema a la demanda de modernización política para contenerla por otro plazo. b) El candidato favorito ha adquirido un poder real que nunca tuvo antes ninguno de los "destapados". El proceso neotapádíco ha significado para él millones de votos reales y/o imaginarios. Su poder frente a quien lo eligió es mucho mayor que el que tuvieron sus antecesores. El proceso parricida pudiera abreviarse. Incluso hacerse más fácil la negociación sucesoria. Y esto paradójicamente pudiera significar garan-tías inéditas para Ernesto Zedillo. c) Estas elecciones serán antecedente importante para el PRI, van a impactar en muchos otros procesos internos. Podrán ser mucho menos fluidos que el de la precandidatura de Labastida. d) Roberto tiene un capital político importante porque es el representante de un enorme grupo de poder que lo va a defender. Además tiene otro nuevo capital ganado con el marketing: millones de votos reales y/o imaginarios reconocidos oficialmente. Su derrota fue aplastante. Pero su actitud "madura" indica que ya llegó a un arreglo o que se ha rendido en forma condicionada e inteligente. El escenario de ruptura estaba cuidadosamente eliminado de sus perspectivas reales. Pero en el futuro Roberto Madrazo podría convertirse en el eje de un grupo de presión.

Valdría la pena enfocar ahora la atención hacia la oposición, que con unas cuantas excepciones parece todavía incapaz de salir de su azoro.