Ť Francesca Gargallo, autora de Marcha seca
No puedo estar reconciliada con el mundo que nos toca vivir
Ť ''La escribí con mucho dolor y refleja mis emociones a flor de piel''
Yanireth Israde Ť Francesca Gargallo comenzó temprano su faena en la cocina. Ese día el olor de los tamales aún dejaba un sabroso rastro por todo el departamento. ''Son para la ofrenda que instalarán en la escuela de mi hija", explicaba divertida y no ocultaba su fervor por la niña, aunque en algún momento la escritora de origen italiano y avecindada en México desde los años ochenta, se preguntaba, ''Ƒcómo demonios traje una hija a este mundo de mierda?"
El cuestionamiento lo hizo la filósofa y poeta cuando escribía Marcha seca, su más reciente novela, publicada por Era, y en la que relata el infierno y la tristeza de la sequía.
''La escribí con mucho dolor, y no fue un texto que yo escogiera hacer, sino que él exigió ser escrito. Salió a borbotones, me dio insomnio, me creó una gastritis. Marcha seca son mis emociones a flor de piel."
En medio de la sequía ųque ella misma padeció cuando vivió con pames, coras y hicholesų ''entré en una crisis total ligada a esas dudas que toda mi generación ha tenido, Ƒcómo traje una hija a un mundo de mierda? en el que se pueden matar niños dándoles leche envenenada, como en Perú, o en donde se pueden morir de frío, o donde miles pierden la vista porque no tiene la dosis mínima de vitamina A.
Agua y desierto, elementos sagrados
ųƑExperimentaste una reconciliación después de escribirla?
ųNo, yo no puedo estar reconciliada con un mundo como éste. Creo que la reconciliación puede venir cuando volvamos a tener una idea colectiva de un mundo mejor.
ųƑLa escribiste enojada?
ųLa escribí dolida, desesperada e impotente. Pero no enojada. Enojada mi tesis de doctorado, sobre la guerra en El Salvador. Cada cosa que descubría me enojaba. Enamorada escribí Estar en el mundo, pero en este caso fue la sensación de que haga lo que haga no sirve de nada, aunque de repente hay una fuerza a pesar de mí, que quizá es mi hija.
ųEn algunas de tus novelas el agua es el elemento fundamental; aquí, el desierto.
ųSon mis dos elementos, más bien los elementos sagrados que me han elegido ųcorrigeų. Hay un tercero que me cuenta todo y es el viento, pero que no está presente porque en el fondo es mi gran narrador.
''ƑLa tierra? Sobre ella me desplazo y la amo con una serenidad absoluta. Es la que me acoge. ƑEl fuego? Es el desierto, espacio real donde el fuego se hace tierra. El agua mata y da vida, es la dicha y la desdicha.
ųƑPiensas, como tu protagonista, que la escritura es el placer de ordenar el mundo?
ųAhí fui muy sincera. La escritura es una mezcla de placer y angustia totales. De repente una toma la delantera sobre la otra, pero están ahí constantemente. El placer absoluto es el de ordenar el mundo, de volvértelo comprensible para ti misma. Y, por el otro lado, existe la angustia terrible de que en algún momento ese placer, esa plenitud, que es el hecho de escribir, se va acabar y quién sabe si va a volver. Cuando concluyó algo, nunca sé si volveré a amar o si volveré a escribir, y esa es una angustia terrible porque experimentas la pérdida total dentro del placer de haber escrito.
ųƑNo continuas de alguna manera escribiendo siempre?
ųNo. Cuando acabo, acabo y, además, de forma brutal. Tengo amigas que pueden escribir dos o tres cosas a la vez y en el fondo las envidió terriblemente, porque nunca tienen este abandono total, absoluto, de huérfana, que me deja a mí el dejar de escribir.
ųƑTe sucede de la misma manera con todos tus trabajos? ƑTe quedas en el vacío?
ųSí, con todos, pero en ninguna me había sucedido durante tanto tiempo como después de éste. Ahora llevo año y medio de no escribir ni una palabra. šUn año y medio! Ƒte imaginas?