Ť Da el mandatario cubano la bienvenida a los 21 representantes de países asistentes
No somos gobierno de corruptos ni pueblo de lacayos: Fidel Castro
Ť El rey Juan Carlos llama a hacer un balance de logros y necesidades de los pueblos en esta cumbre
David Aponte y Rosa Elvira Vargas, enviados, La Habana, 15 de noviembre Ť Desde el centro del poder político cubano, el Palacio de la Revolución, el presidente Fidel Castro defendió esta noche el régimen socialista de la isla ante los jefes de Estado y de gobierno de Iberoamérica: "No es un gobierno de corruptos ni de cobardes y lacayos, ni un pueblo analfabeto, desunido o inculto quienes hoy los reciben".
Flanqueado por los reyes de España, Juan Carlos y Sofía, Castro dijo que la "nación más poderosa de este tiempo", Estados Unidos, no ha podido vencer al país caribeño. "El más grande gigante que también ojos humanos presenciaron a lo largo de la historia no ha podido vencerlo mediante guerras sucias ni invasiones mercenarias, amenazas de guerra nuclear, bloqueos y medios masivos para divulgar mentiras y calumnias, que son hoy sus más poderosas y sofisticadas armas", sostuvo.
En su oportunidad, el rey Juan Carlos manifestó que las naciones iberoamericanas tienen que afianzar la democracia y el respeto a los derechos humanos, como armas que permitirán afrontar con éxito los desafíos del Siglo XXI.
Los dos veteranos de los encuentros iberoamericanos, el comandante Castro y el monarca español, Juan Carlos, ofrecieron sus discursos en la apertura de la novena Cumbre Iberoamericana, en la cena oficial de bienvenida a los mandatarios asistentes. Uno habló del acoso de Estados Unidos a la isla y el otro de la importancia de la democracia y la defensa y respeto a los derechos humanos.
De traje sastre oscuro, entre los reyes Juan Carlos y Sofía y el jefe de gobierno español, José María Aznar y su esposa Ana Botella, el mandatario cubano se dio el lujo de bromear y ofrecer halagos a los monarcas españoles. "Señores: no hay por qué inquietarse, seré breve. Hay veces que con muchas palabras no se dice nada, y otras que con muy pocas se puede decir algo", comenzó Castro, quien la semana pasada ofreciera una maratónica conferencia de prensa de casi ocho horas de duración.
Luego, hizo referencia a la lucha del pueblo cubano por mantener su independencia frente al acoso del gobierno de Washington, a los intentos por integrar "a nuestra América", a los valores que comparten los iberoamericanos, como "la cultura, la historia, la sangre".
Ante los representantes de las 21 naciones asistentes, agradeció la presencia de los monarcas españoles: "Gracias a usted majestad por haber privilegiado a esta generación de cubanos con su presencia amistosa y solidaria, cuando por primera vez en más de 500 años, aunque sea con motivo de una cumbre, el rey de España pisa esta tierra a la que sus antepasados quisieron calificar como la más hermosa que ojos humanos hayan visto. Por tantos simbolismos, por tantos vínculos y recuerdos históricos, por usted majestad, por ustedes los representantes de los pueblos hermanos de Iberoamérica, por nuestro actual espíritu de cooperación y unión, por el éxito de nuestra cumbre levanto mi copa y brindo".
El rey Juan Carlos también dio un breve mensaje a los jefes de Estado y de gobierno, fundamentalmente para pedirles que la Cumbre Iberoamericana de La Habana, la última de este siglo, haga un balance de los logros y las necesidades de los pueblos para alcanzar un futuro de crecimiento y prosperidad.
"Al mismo tiempo, estoy seguro de que también está en el ánimo de todos nosotros el que el debate sobre estos temas debe partir de la consideración fundamental de que las políticas económicas que adoptemos sólo encontrarán justificación si su fin último es el de asegurar un crecimiento que lleve consigo la elevación del bienestar de todos nuestros ciudadanos, la cohesión social, la lucha contra las desigualdades y un apoyo muy especial a los sectores menos favorecidos", señaló el monarca, quien invitó a los mandatarios a brindar por el éxito de la cumbre y la felicidad y prosperidad del pueblo cubano.
Castro correspondió con un regalo a los reyes: los retratos de los padres del rey, rescatados de archivos históricos, cuando visitaron Cuba hace 50 años, don Juan de Borbón y doña María de las Mercedes, en aquel entonces exiliados en Portugal, desconocidos por el dictador Francisco Franco. "Me ha llegado al corazón", correspondió Juan Carlos.
El mandatario cubano le obsequió además un libro con los discursos que pronunció don Juan de Borbón, en otro gesto de atención al rey que algunos periodistas españoles consideraron sirvió para "minimizar" la presencia del conservador Aznar.
A la cena en el Palacio de la Revolución siguió una velada musical en el centro histórico de La Habana, para dar así término a una jornada marcada por los contactos de la pequeña y dispersa disidencia cubana con delegaciones extranjeras y el recorrido de los monarcas españoles por la parte colonial de la capital cubana.