La Jornada martes 16 de noviembre de 1999

Luis Hernández Navarro
El señor de los espejos

LA NOVEDAD LITERARIA sobre la política mexicana de fin de siglo se llama Marcos. El señor de los espejos. El libro es resultado de la entrevista del escritor Manuel Vázquez Montalbán con el subcomandante Marcos, en Chiapas, en febrero de 1999.

Ejercicio de reportaje cultural crítico, Marcos. El señor de los espejos es, en parte, continuación del Panfleto desde el planeta de los simios, apasionado y demoledor alegato del autor de Pepe Carvalho en contra de la teología neoliberal, publicado en 1995, en el que invita a construir un nuevo ima-ginario emancipador, prescindiendo de verdades únicas y de luchas finales, por medio de la recomposición de la razón democrática. No en balde, el libro lleva por subtítulo Viaje desde el planeta de los simios a la selva Lacandona, y, no por casualidad, el dirigente rebelde reconoce que el trabajo del catalán se adelantó a muchos de los planteamientos zapatistas.

El nuevo libro sobre la rebelión indígena del sureste mexicano consta de cuatro partes. Durante 100 páginas, a machetazos, Vázquez Montalbán abre la brecha que lo conduce hasta la selva. Hace un recuento sobre su acercamiento al zapatismo, ofrece claves para la comprensión del conflicto y desmonta la ofensiva in-telectual en contra de la nueva lucha india que tiene en sus líneas de acción principales la crítica a la "impostura" del subcomandante, el afán redentor de Samuel Ruiz y el "desenmascaramiento" de las mentiras de Rigoberta Menchú.

Una vez desbrozado el camino y después de transportarse en un caballo que le recuerda la condición de Indiana Jones, el autor de Escritos subnormales se coloca frente a Marcos para sostener con él una conversación y un debate con florete disfrazado de entrevista. Por medio de un cuestionario que pone el acento en el cuestionamiento de temas polémicos, como el del papel de la sociedad civil, la función de la Iglesia católica, la revolución semántica o la nueva política, Vázquez Montalbán anima al dirigente zapatista a dibujar su pro-puesta de porvenir, mientras él mismo ofrece sus puntos de vista sobre ellos. Privilegio del narrador, el padre in-telectual de Pepe Carvalho se permite el lujo de suspender momentáneamente la entrevista e introducir una voz en off para compartir con el lector juicios, opiniones o referencias que dan contexto a la reflexión rebelde, y a continuación seguir con el relato.

El final de la entrevista no significa, empero, la terminación del libro. Por aquello de que en estas tierras "los patos le tiran a las escopetas" y, ya encarrerado, Vázquez Montalbán se sigue de largo conversando con Hermann Bellinghausen sobre las características de la lucha indígena, el papel de la intelectualidad mexicana y los medios de comunicación ante Chiapas, y la figura de Octavio Paz. Concluye su relato narrando con entusiasmo los resultados de la consulta zapatista sobre derechos indios del 21 de marzo de 1999 y cita a Armando Bartra: Porque Chiapas es el aleph, el punto donde se condensan las luces y las sombras del mundo contemporáneo.

Para concluir, a manera de epílogo, el libro presenta un glosario zapatista de gran utilidad, elaborado por Guiomar Rovira y Jesús Ramírez.

Náufragos de la misma nave y lectores de los mismos textos, poseedores de claves culturales similares, Vázquez Montalbán y Marcos sostienen durante 101 páginas una conversación que recuerda a los buenos partidos de futbol jugados por Brasil o a una clásica sesión de jazz. La sintonía, la imaginación, la frescura, el talento y la disciplina del entrevistador y el entrevistado permiten que el relato fluya con libertad y precisión abriendo ventanas para asomarse al conflicto universal entre globalizados y globalizadores y para leer la revolución zapatista con nuevos anteojos.

El escritor catalán no se contenta, empero, con su papel de entrevistador, comentarista y contertulio, sino que, fiel a sí mismo, blande el mandoble y se lanza al campo de batalla intelectual para enfrentar, para cargarlo a su cuenta, a personalidades como Enrique Krauze, Jorge G. Castañeda o David Stoll. Sugiere, también, un improbable debate entre Marcos y Felipe González.

Como si se tratara de uno de los personajes que aparecen en las novelas de Pepe Carvalho, el autor escarba con éxito en Marcos. El señor de los espejos entre los secretos del subcomandante. Nos descubre a un líder guerrillero que tararea las canciones de Marisol, y recuerda las películas de Pili y Mili y ųšho-rror y desolación!ų las de Joselito. Malas noticias para el gobierno mexicano, Vázquez Montalbán ha escrito un libro magnífico sobre los rebeldes de las montañas del sureste mexicano.