* Nerviosismo ante la reactivación de las carreras de caballos


Prisas y hermetismo en torno a la reapertura del hipódromo

* El sindicato de trabajadores confía en tener buena relación con los nuevos concesionarios

Las modernas caballerizas del Hip—dromo de las AmŽricas n Foto: Guillermo Sologuren Abril del Río /I * En medio del nerviosismo y la ilusión que han hecho presa de caballistas, criadores de equinos y jinetes por reactivarse, y de la necesidad de trabajo que durante tres años sortearon cientos de caballerangos, paseadores, galopadores, intendentes, taquilleros, meseros, así como de, entre otros asuntos, el tajante hermetismo en cuanto a la información de detalles con que se han conducido los dirigentes de la Corporación Interamericana de Entretenimiento (CIE), el Hipódromo de las Américas reabrirá sus puertas este 20 de noviembre.

No son pocas las personas cuya vida entera ha girado en torno a la crianza de caballos pura sangre y cuarto de milla, a la labor en las caballerizas, la pista, las taquillas, algunos de ellos desde que el escenario fue inaugurado, aquel 3 de marzo de 1943, resultado de la pasión que el entonces presidente Manuel Avila Camacho desbordaba por las carreras de caballos.

A los amantes de este deporte-espectáculo, más que los jugosos cruces de apuestas, les emociona recordar que una de las mejores épocas de gloria se vivió durante la segunda Guerra Mundial, porque la recesión estadunidense provocó la constante visita, y con ello competencia, de valiosos exponentes del vecino país, acompañados de la vistosa participación de diversos personajes, en su calidad de caballistas o propietarios de cuadras.

Gay Dalton fue uno de los equinos idolatrados durante la primera etapa del hipódromo, que se inició bajo la administración de Bruno Pagliai. Al concluir esa concesión, de 15 años, en 1958, el control de la empresa pasó a manos de la señora Devora Ruth Morrison, quien al fallecer, en 1962, delegó los derechos a su compañero de vida, que fungía como gerente del hipódromo, el doctor Arturo Milhe, el cual a su vez terminó el lapso como concesionario en 1968.

Las autoridades gubernamentales otorgaron entonces la concesión, por 25 años, a la empresa Espectáculos y Deportes Mexicanos, de Justo Félix Fernández.

En 1993, con todo y que el hipódromo se encontraba en plena decadencia por falta de claridad, de múltiples problemas en su administración, además de que se encaminaba a padecer los estragos de la crisis económica que se recrudecía en el país, y víctima del book de apuestas televisadas de Naucalpan que había arrebatado la atención de los tahúres, Fernández consiguió una ampliación de la concesión, por otro cuarto de siglo.

Pero en agosto de 1996 se produjo la requisa del inmueble, ejecutada por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público y el retiro de la concesión que hizo la Secretaría de Gobernación a Fernández, cuya empresa sostenía millonarias deudas con IMSS, caballistas y proveedores, y había incumplido compromisos con el personal de confianza y el sindicalizado.

 

Confianza en la nueva empresa

 

Muestra de la confianza que hacia la Administradora Mexicana de Hipódromo, empresa de CIE, guardan en general involucrados en el asunto, son las palabras de Víctor Rangel, secretario del Sindicato de Trabajadores del Hipódromo, organismo que al momento del cierre de 1996 aglutinaba a 715 afiliados, y que para esta mini temporada -de tres meses- de carreras de caballos participará con 250 a 300 personas contratadas.

"Yo veo esta nueva era como un aliciente a la labor de equipo que hicimos. Nos costó mucho trabajo, marchas, plantones, una huelga de hambre de 20 días que hicieron tres compañeros, pero afortunadamente ya estamos viendo algo."

Rangel explica que la nueva empresa, tras liquidar una buena parte de la deuda salarial mediante un depósito en la Junta de Conciliación y Arbitraje, opuso una ligera resistencia, pero finalmente accedió a recontratar al personal sindicalizado, sin importar las edades avanzadas y la falta de documentos y estudios de muchos, de aquellos trabajadores que habían entregado sus años al hipódromo y que durante el cierre sobrevivieron, en su mayoría, de la economía informal.

"Poco a poco se van a ir viendo los logros. Ahorita será muy raquítico en cuanto a lo laboral porque empezaremos con una tribuna, con pocos espacios, pero en la medida que esto vaya evolucionando regresará aquel buen espectáculo familiar en el único hipódromo del país que teníamos hace unos 15 años".

 

Múltiples pendientes

 

Si bien los protagonistas del hipódromo confían en los éxitos que en otros negocios de espectáculos en México ha cosechado este grupo de empresarios, son numerosos los detalles pendientes a dos días de la reinauguración, entre otros, contrataciones y acreditación del personal, precisión en las bolsas de premiación que se repartirán, instalación de las cuadras en las nuevas caballerizas. Todo esto, ante una completa falta de promoción. De hecho, el acceso a los medios de difusión se ha mantenido bloqueado.

El pasado 28 de octubre, los dirigentes de la Administradora Mexicana de Hipódromo anunciaron que este escenario, con el que se inicia el ambicioso proyecto Centro de las Américas, que incluye hotel, centros de apuestas, espectáculos, restaurantes y cines, abriría sus puertas este sábado 20. Pero lo cierto es que las prisas se han apoderado de los protagonistas, a quienes se ve trabajar en las instalaciones trabajar a marchas, inquietos por los múltiples trámites de última hora.

Deudas como la de la Asociación de Caballistas con el IMSS, las altas de muchos trabajadores, el seguro de vida de los jinetes, el monto de los premios por triunfo o monta perdedora son, entre otros, los pendientes por resolver.