* Fue una de las "más sosegadas" que he visto en mi vida: Fidel Castro
La cumbre, un triunfo de la disidencia, estiman anticastristas
* Ofrece Jesse Helms levantar el embargo a cambio de acceder a los pedidos de libertad en Cuba
Afp, Reuters, Dpa, Ap, Pl y Notimex, La Habana, 17 de noviembre * La novena Cumbre Iberoamericana clausurada anoche en La Habana podría convertirse en uno de los encuentros internacionales que más variadas interpretaciones haya generado, porque mientras unos destacaron los llamados a favor de la democracia durante el cónclave --aunque pocos se aventuraron a decir que el presidente Fidel Castro salió mal parado--, el mandatario cubano consideró la reunión como "una de las más sosegadas que he visto en mi vida".
En Washington, el senador estadunidense Jesse Helms ofreció este miércoles introducir una ley para levantar el embargo de casi cuatro décadas a Cuba si Castro accede a los pedidos de libertad que, sostuvo, se le hicieron durante la cumbre.
El autor de la llamada ley Helms-Burton, que endureció el embargo con amenazas de penalizar a empresas de terceros países que inviertan en la isla, estimó que "lo más significativo" fueron los llamados de varios presidentes, especialmente el mexicano Ernesto Zedillo, en favor de un régimen democrático en la isla.
"Sospecho que Castro les responderá con una bofetada, como ha hecho con todos los líderes extranjeros que han tratado de razonar con él", agregó el republicano de tendencia ultraderechista.
Grupos anticastristas con sede en Miami, considerada como la capital del exilio cubano, estimaron a su vez que la cumbre fue un triunfo para la disidencia interna cubana, algunos de cuyos líderes se reunieron con delegaciones de Brasil, Chile, Portugal, España, Uruguay, México, Panamá, Nicaragua y Costa Rica en residencias diplomáticas y embajadas en La Habana.
Pero para la poderosa Fundación Nacional Cubano Americana, los mandatarios extranjeros se quedaron cortos con sus llamados a la democracia, pues no hablaron "de la ola de arrestos en Cuba".
El diario Nuevo Heraldo de esa ciudad sostuvo a su vez que la cita fue "una derrota" para Castro, pues "por primera vez y en su propio terreno los disidentes le arrebataron el protagonismo".
"Aún le queda el arma de la represión, pero ya Fidel Castro no es el protagonista de la historia. El exilio tampoco lo es", añadió el editorial.
Por su parte, uno de los dignatarios que se reunió con la disidencia en el marco de la cumbre, el embajador de Costa Rica ante Naciones Unidas, Bernd Niehaus, mencionó hoy en San José que "existe temor" entre la disidencia por lo que pueda pasar tras el retiro de Castro, "un momento que biológicamente está cerca y cuando puede crear- se un estado de anarquía".
Oyente educado
Por lo pronto, para Cuba esta cumbre "ha sido excelente", aun con las ausencias de los presidentes de Nicaragua, El Salvador y Costa Rica para manifestar sus diferencias con el régimen comunista, y de los mandatarios de Argentina y Chile que protestaron así por la detención del ex dictador chileno Augusto Pinochet en Londres, a pedido de la justicia española.
Aunque Castro escuchó educadamente los llamados a la democracia hechos durante el encuentro, en una conferencia de prensa posterior a la clausura de la cumbre dejó ver su disgusto por el protagonismo dado a "esos señores que se llaman disidentes", lo que consideró una "estrategia yanqui para desviar la atención de los t emas centrales de la cumbre", como fue el de los efectos de la globalización en la economía regional.
Una opinión diferente fue la del canciller español, Abel Matutes, quien sostuvo que los contactos con la disidencia permitieron que "las cosas se movieran" en la isla.
"Nunca la disidencia había sido objeto de atención tan importante como ahora, pero hemos de ser modestos. Estos acontecimientos producen sus efectos sobre todo en medio y largo plazo. Es bueno potenciar a la sociedad civil cubana y prepararla para unas transformaciones y reformas que, en todo caso, son inevitables", dijo este miércoles al regresar a Madrid.
En esa capital, la prensa destacó las controversias provocadas por la ausencia de Fidel Castro y de un baño de multitudes en un recorrido que hicieron los reyes Juan Carlos y Sofía junto con el presidente del gobierno español, José María Aznar, por La Habana vieja.
Pero también destacaron los gestos de deferencia del mandatario cubano hacia los monarcas españoles, en contraste con sus gestos hacia el conservador Aznar, el único gobernante que criticó directamente al régimen cubano.
En cambio, el diario portugués Público afirmó que la cita permitió "satisfacer a todo el mundo", y que "después del espectáculo de los disidentes cubanos, Fidel Castro consiguió reparar los perjuicios en la declaración final al obtener una condena unánime del embargo estadunidense".
También en América Latina la prensa puso de relieve los llamados de la mayoría de las delegaciones de los 18 países iberoamericanos, y de España y de Portugal, a una apertura política.
Pero círculos diplomáticos en La Habana consideraron este miércoles prudente esperar un tiempo para hablar de "ganadores y perdedores" del encuentro en la cima, que para el diario oficial cubano Granma fue "exitoso y fructífero".
Por lo pronto, la novena Cumbre Iberoamericana fue considerada por analistas políticos como histórica, no sólo por brindar un escenario privilegiado a la disidencia interna cubana, sino también por ser la primera celebrada en la isla antillana, y porque sirvió para acoger la primera visita de los reyes de España a la que fuera la última posesión colonial, y una de las más preciadas, de ese país europeo.