* Habrían sufrido rebeldes entre 60 y 70 bajas
Lanzan las FARC una gran ofensiva en siete departamentos
* Plan para asistir a la población desplazada por la violencia
Reuters, Afp, Dpa, Ap y Pl, Santafé de Bogotá, 17 de noviembre * La guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) lanzó hoy una gran ofensiva en al menos siete departamentos, pero al parecer sufrió un revés con alrededor de 60 a 70 bajas al cabo de la jornada.
En lo que parecía ser una respuesta a la propuesta gubernamental de una tregua navideña, la principal insurgencia emprendió una serie de ataques contra cuarteles y otros objetivos en unas 13 poblaciones, pero acusó la mayor parte de sus bajas en los departamentos de Guainía y Huila gracias a los bombardeos de la fuerza aérea.
No obstante, Bogotá decretó el toque de queda en el departamento de Guainía, en la frontera con Brasil, de las 18 horas a las seis de la mañana, incluyendo la prohibición de movilizarse por vía terrestre y fluvial, acorde con la medida expedida por el ministro del Interior, Néstor Martínez.
La resolución, por tiempo indefinido, renovó además una medida similar en los departamentos de Arauca, Casanare (noreste), Meta (centro), Guaviare, Vaupés (sureste), Huila (suroeste), Caquetá, Putumayo (sur) y Vichada (este), ante el temor de que las hostilidades pudieran extenderse.
Aunque los ataques que comenzaron con la llegada de columnas rebeldes a Puerto Inírida, capital de Guainía, al oriente, en unas 30 embarcaciones a través de los ríos Inírida y Guaviare, pronto se extendieron a otras poblaciones de los departamentos de Arauca, Tolima, Huila, Cundinamarca, Santander y Norte de Santander.
En las incursiones en estos últimos seis departamentos el saldo fue de 20 policías muertos, cinco heridos y varios desaparecidos, además de siete civiles lesionados.
En Prado, Tolima, los rebeldes usaron un perro callejero al que colocaron una bomba, que hicieron estallar frente a un cuartel y causaron la muerte de seis uniformados.
Hubo otros ataques rebeldes en Dolores, Larada y Villarrica, en Tolima, donde se utilizaron explosivos y fuego de fusilería. A la par, fue atacada Baraya, en Huila, con tres bajas mortales y un herido, y las acciones prosiguieron en Arauquita, Jerusalén y Labateca, sin conocerse el saldo.
Al mismo tiempo, se produjo un nuevo atentado dinamitero en Medellín con saldo de seis heridos, en una acción cuya autoría las autoridades desconocen. Pero, con éste son cinco los atentados dinamiteros, que en este caso se atribuyen a acciones en contra del reinicio de las extradiciones de los capos del narcotráfico.
En lo que se refiere a la ofensiva guerrilla en Puerto Inírida, al parecer tenía por objetivo aniquilar al batallón de tropas entrenados por Estados Unidos, sin embargo éste respondió y provocó una treintena de bajas.
Revés guerrillero
El otro gran revés sufrido por las FARC fue de entre 30 y 40 guerrilleros abatidos en un paraje rural de Huila, cuando intervino la fuerza aérea y bombardeó a los insurgentes que huían en varios camiones, dio a conocer el comandante del ejército, general Jorge Mora, al tiempo que se enviaban refuerzos a las demás zonas.
Las autoridades dijeron que los informes sobre el número de muertos y heridos, tanto en las filas castrenses como en la guerrilla, todavía son incompletos, e incluso, trascendió que el gobierno sabía del ataque contra Puerto Inírida, lo que explicaría el alto número de bajas de los atacantes.
El comandante de las fuerzas militares, general Fernando Tapias, sugirió que las FARC estarían detrás de los atentados dinamiteros de la semana pasada, y asentó que la nueva escalada de violencia demuestra que la guerrilla no se compadece con la voluntad de paz de los colombianos.
Esta es la mayor ofensiva lanzada por las FARC desde julio pasado, cuando también incursionaron en varias regiones, y de acuerdo con reportes oficiales de entonces, sacaron la peor parte ya que las autoridades militares se adjudicaron 300 bajas insurgentes contra unos 70 militares.
En La Paz, Bolivia, donde se celebra la XXIII Conferencia de Ejércitos Americanos, seguía sopesándose lo que se considera una situación de riesgo para la seguridad continental ante la subversión y el narcotráfico en Colombia. Reportes de prensa indicaron que se discutían formas de cooperación multilateral en la materia.
Mientras, el gobierno de Colombia y el Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas pusieron en marcha un plan por 23 millones de dólares para asistir a la población desplazada por la violencia.
Se prevé el suministro de alimentos a unos 227 mil refugiados en las principales áreas urbanas del país.