* Excepcional presencia de espectadoras en el Calígula, un espacio para hombres


Animal nocturno, exposición acerca de la

simbiosis entre arte pictórico y table dance

* Las tangas protectoras habitaron los cuerpos para evitar la imposición de la multa del encuere

En ÔÔla noche m‡s seductoraÕÕ, cinco stripteaser participaron en la pasarela. A la derecha, Denis muestra su cuerpo con la pintura por ropa Raquel Peguero * Cinco stripteaser cero peeelos. El Animal nocturno se acogió a la tanga protectora que no lo dejó escapar ni siquiera vislumbrar en la perfecta rasurada de la boca oblicua. El costo no sería la oscuridad de la entrepierna, sino la multa por permitir el encuere total en un club de hombres al que, por un par de horas, permitieron la entrada de mujeres, sin necesidad de hacer table dance.

Un par de enormes pechos, redondos, blanquísimos, inamovibles aparecen tras el anuncio: ''Y ahora con ustedes: šDenis!". La rubia cabellera sube al escenario para desafiar la ley de la gravedad. La chiqui-tanga sobre su sexo contrasta con la voluptuosidad que se pensó cachetearía a todos. Pero no. Como si los hubieran almidonado, los senos no registran movimiento alguno durante el baile y distraen la atención sobre la pintura que los cubre.

Tatuada de manera efímera por José Luis Farías, el pintor que se aventó a montar una exposición, Animal nocturno, en el club-men Calígula, Denis se transformó en el lienzo del artista que cubrió su espalda con un rostro y sus piernas con una serpiente que, enrollada, subía para terminar sonriendo en el pezón, fingiendo ser el invisible tirante sujetador. La hermosa chica sube hasta el centro del escenario cubierta por las miradas. Se menea En ÔÔla noche m‡s seductoraÕÕ, cinco stripteaser participaron en la pasarela. A la derecha, Denis muestra su cuerpo con la pintura por ropa indif El tubo, las mesas y las turgencias de la carne viva en el bar que, dicen, es el m‡s caro de la ciudad n Fotos: Omar Meneses erente al compás de una rola de moda y baja para sentarse justo enfrente de otra obra, ésta sí óleo sobre tela, apenas visible por la tenue luz ambiental.

La actriz Ana Luisa Peluffo, madrina de la muestra, había bajado del escenario después de escuchar con el rostro detenido en un rictus que parecía una sonrisa, un poema de palabras altisonantes, discordantes, pretendidamente cachondas que concluyeron en un grito: ''šNalgaslistas del mundo: uníos!".

 

La pasión no espera

 

El tubo, las mesas y las turgencias de la carne viva en el bar que, dicen, es el m‡s caro de la ciudad n Fotos: Omar Meneses Increíble, pero apenas se nota la presencia de Yolanda Montes Tongolele. Se sienta silenciosa con la mirada absorta en los movimientos de las modelos que aparecen después y que nada tienen que ver con ella. ''El momento más sensual llega para ustedes en la noche más seductora", suena la engolada voz del presentador. Mireya aparece con un vestido blanco que despedirá del todo con una patada de sus zapatos negros de altísimo tacón. Sus movimientos van medidos, sin la pasión prometida. Lo único que se logra encender es un cigarrillo.

Ella no es obra de arte, las que la siguen tampoco. Farías no estampó su firma sobre ellas, quizá porque sus senos no son tan grandilocuentes, aunque sí tan fijos En ÔÔla noche m‡s seductoraÕÕ, cinco stripteaser participaron en la pasarela. A la derecha, Denis muestra su cuerpo con la pintura por ropa como los otros. ''La pasión no espera, el futuro te lo damos hoy", oferta el locutor que anuncia una tras a otra a Ambar y a Ximena. Ambas de negro, despojan su vestuario para ofrecer, sin otorgar, sus nalgas a los más cercanos. El ojo se detiene en la espera de la tanga caída que no llega. Las voces se confunden con la música. Las dancers se columpian todas en el palo montado en el centro de la pista. šPobrecitas!, Ƒqué harían si ese falo/tubo no estuviera ahí?, Ƒse sentirían solitas sin ese inventario permanente del soft core?, se conduele un colega suizo intrigado por el desparpajo de Denis, que departe con sus amigos en la mesa aledaña.

-ƑCómo te sientes con la pintura por ropa? -le pregunta

-Protegida -le responde sonriente.

El ''sabor latino" aparece con Indira. El rojo de su atuendo es la medida del calor, que sorprende con acrobacias a ras de techo. La larga cabellera negra despliega verticalmente la apertura de sus piernas. No quiere fotos. No sonríe. ƑSentirá algo? Nadie pregunta, como tampoco nadie mira los cuadros colgados en la pared. Ahí yacen más mujeres desnudas, escenas antro-pológicas que se viven en el momento en el bar, dicen, más caro de la ciudad y en donde permanecerán por una semana más, compitiendo con la carne viva del escenario .