* La instalación del book puede terminar de nuevo con las carreras: Méndez


El manejo de las apuestas será determinante en el hipódromo

* Más de 3 mil personas pretenden recuperar la confianza y, con ello, su fuente de trabajo

Abril del Río, II y última * Las apuestas y la forma en que los empresarios manejen las ganancias y los premios, van a ser determinantes para las más de tres mil personas que estarán involucradas en el funcionamiento del Hipódromo de Las Américas, y para aquellos que en la víspera de su reapertura se muestran dispuestos a limpiar la imagen de las carreras de caballos en el único hipódromo del país. La existencia del book de apuestas, que enterró hace tres años al hipódromo, es considerada como el gran riesgo en esta nueva época.

Las expectativas son diversas, algunos caballistas y jinetes están entusiasmados, otros más escépticos, y cientos de trabajadores simplemente se hallan ante la oportunidad de emplearse en el lugar que conocen bien. Pero todos dependerán de la millonaria inversión de la Administradora Mexicana de Hipódromo, empresa con la que la Corporación Interamericana de Entretenimiento echa a andar el proyecto.

Mucho han cambiado las condiciones frente a esta nueva era del hipódromo, instalación en la que se invirtieron 35 millones de dólares para ampliar la pista, construir modernas caballerizas, un book de apuestas televisadas de otros hipódromos, estacionamiento techado para 5 mil vehículos, además de remodelar las tribunas y prácticamente todas las zonas.

La oferta se antoja muy atractiva para las cuadras participantes, pues respecto a los premios a ganadores, que oscilaban en 2 mil pesos en la administración anterior, no suenan nada despreciables los 25 mil en promedio que ofrece la actual, aunque en los últimos días ha trascendido que el mínimo será de 17 mil; es decir, las cifras no se han establecido de forma oficial.

Los jinetes, quienes hasta antes del cierre del hipódromo se jugaban la vida en cada carrera por un promedio de 8 pesos, que era lo que les quedaba por monta perdedora, ahora esperan ganar alrededor de 200 pesos por ésta, y 500 por monta ganadora, además de 30 por ciento del premio total, si ganan. De acuerdo con sus aptitudes, los jinetes pueden realizar tantas montas como carreras haya por día.

Los más de cien operadores de taquilla que fueron capacitados para atender al público detrás de las modernas máquinas, tanto para el servicio del hipódromo como del book, tendrán un sueldo mensual de 4 mil 500 pesos, aunque éste disminuirá en la primera etapa, de noviembre a enero, en la que sólo trabajarán sábados y domingos.

Pero, a la vez, la participación será costosa, pues los dueños de caballos deberán Termin— el receso, este s‡bado se vivir‡ nuevamente la emoci—n de las carreras en el hip—dromo n Foto: Guillermo Sologuren pagar la estadía de sus ejemplares, lo que nunca hicieron antes, y en opinión de algunos, es tan injusto como si los actores tuvieran que rentar su camerino. El costo se estableció en 900 pesos mensuales por caballeriza, y son varias las cuadras que tienen entre 30 y 40 caballos. Esto, y lo costoso del mantenimiento, ocasionará gastos que sólo podrán recuperar los ganadores.

 

Los caballos, Ƒnegocio?

 

Acerca del afán de los caballistas por invertir en sus cuadras en plena crisis económica, Manuel Méndez Lacarra, quien prácticamente nació en el Hipódromo de Las Américas, porque su padre fue el contratista de la obra, que se concluyó en 1943, apunta:

"Es un vicio, porque nunca ha sido negocio para nadie; es una perdedera de dinero que no tiene límite. Es como las muchachas: me cuestan y ninguna me va a dejar dinero, pero ahí estamos, y como en la pirinola, a la hora de la hora, todos ponen. Por eso se ha visto que los grandes banqueros no compran un caballo ni por accidente. En la lista de los más ricos del mundo, sólo 28 tienen caballos, pero es por gusto".

Méndez Lacarra, uno de los grandes caballistas participantes, contempla como "un riesgo enorme" la presencia del book de apuestas en el propio hipódromo, pues fue uno de estos centros, el de Naucalpan, lo que colaboró en buena medida para el cierre de la instalación en agosto de 1996, pues los tahúres optaron por un sistema de apuesta que ofrecía mayores ganancias.

"Ojalá esté equivocado, pero si no hacen como en los hipódromos de Dellawere o Nuevo México, en los que se utiliza la ganancia de las máquinas tragamonedas para los premios, la verdad es que no le veo futuro a esto. Y hasta ahora, nada nos han dicho de sumar las ganancias del book para incrementar los premios, que son los que determinan que esta actividad crezca en todos los sentidos".

 

Apuesta confiable

 

Tanto jinetes como caballistas confían en presentar un espectáculo de apuesta confiable. Consideran que se ha satanizado a las carreras de caballos en las películas, pues efectivamente se ha llegado a arreglos, pero no de una manera sistemática, afirma, porque para recuperar sus inversiones y ganar por su trabajo, todos tienen el mismo interés de llevarse la bolsa grande.

"He pasado mi vida en el hipódromo y realmente las transas llegaron a ser muy pequeñas. Sí llegaron a haber carreras arregladas y se castigó a jinetes, uno de ellos con un caballo mío, un día que yo ni estaba, como dos años antes del cierre del hipódromo. El apostador que se la pasa ahí, siempre se está quejando de que perdió por un arreglo, y no reconoce que perdió por tarugo".

Comenta que en casi todos los hipódromos del mundo, los empresarios llegan a participar con caballos, es decir, a ser juez y parte, pero "a la empresa le da lo mismo el que gane, porque ellos se llevan su porcentaje y punto".

 

šAaaaarrancan!, lentos y veloces

 

Como veterano con toda una vida (51 años) dentro del hipódromo, Luis Bravo Tornell, presidente de la Asociación Mexicana de Caballistas, el organismo que aglutina a 174 cuadras con 540 caballos ya instalados en el hipódromo, muestra su confianza en el proyecto.

Asegura que el nivel de los ejemplares será alto, porque "hay caballos de entre dos y cinco años que están completamente sanos, que nunca han corrido, y por lo tanto no están lastimados, lo que es una garantía". No obstante, estima que "en lo que se acomodan los caballos que no han corrido en tres años, va a ser una competencia un tanto dispareja, pero ya cuando se trabaje a los caballos durante dos o tres meses, van a ser carreras extremadamente equilibradas, y todos nos empeñaremos por tener y atender mejor a los caballos, y procuraremos traer mejores jinetes".

 

Y los jinetes, pues a dieta

 

Hasta no escuchar el disparo de salida, los héroes del espectáculo, los jinetes, se mantienen en una dieta obligada que iniciaron desde el cierre, hace tres años, pues muy pocos se aventuraron y sólo algunos encontraron empleo en hipódromos estadunidenses.

Es cierto que deben mantenerse bajos de peso, y seguir una dieta especial para la que aún no tienen presupuesto. Pero la mayoría de ellos, que desde niños montaron y que carecieron de estudios, tuvieron que emplearse en fábricas o laboratorios, con bajos sueldos, luego de estar acostumbrados "al menos a comer y vestir bien", puntualiza Ramiro Sánchez, titular de la Asociación de Jinetes Latinoamericanos, con alrededor de 70 miembros que se quedaron sin sus fondos de retiro, porque la anterior mesa directiva los desapareció.

"No sé ni cómo sobrevivimos, pero aquí estamos, preparándonos, y lo que queremos es dar un buen espectáculo y que se llene el hipódromo", concluye César Mora, quien por su récord de dos mil 898 carreras ganadas, es tal vez el más experimentado.