El aumento de cinco puntos al IVA le costó al gobierno y a su partido la pérdida de una gran cantidad de votos, pero ni por ese antecedente los tecnócratas ceden en su empeño de promover otra alza a ese gravamen, pese a que vienen las que se vaticinan como las elecciones más reñidas en la historia del México moderno.
En teoría, los responsables de las finanzas nacionales deberían de proteger al candidato del partido en el gobierno, el PRI, pero en la práctica intentan demostrar que las cuestiones electorales no influyen en la definición de la política económica.
Como se acostumbra a decir en esos círculos cerrados de la conducción de la economía, ``las elecciones son problema del PRI, no de nosotros''. Esto, a pesar de que el candidato presidencial del tricolor, Francisco Labastida Ochoa, formó parte del grupo original de economistas, que al lado de Miguel de la Madrid se apoderaron de la conducción del país desde principios de los años 80.
En esta oportunidad el aumento al IVA se presenta disfrazado como un impuesto al consumo y aplicarlo se deja al arbitrio de los gobiernos de los estados, pues lo recaudado supuestamente sería para las entidades, a fin de que tengan un importante aumento en sus recursos, pero de tal manera que no significarán ningún cargo para el erario federal, pues ese dinero extra saldrá directamente de los bolsillos de los ciudadanos.
El nuevo impuesto -Hacienda dice que no lo es- debe aprobarlo primero la Cámara de Diputados, en donde las oposiciones sumadas tienen mayoría y no parecen estar dispuestas a cargar con el efecto negativo que provocaría un aumento de gravámenes fiscales.
Pero inclusive en el caso de que se lograra mayoría en el Legislativo, los mismos supuestos beneficiarios de ese aumento al IVA no están dispuestos a aplicarlo. Allí están los casos de dos gobernadores de diferentes partidos, Ricardo Monreal, de Zacatecas y Rogelio Montemayor, de Coahuila.
Respecto a Coahuila resulta importante destacar que también está en contra el gobernador electo Enrique Martínez. Pero tal vez la opinión de Rogelio Montemayor resulte de mayor peso porque está considerado, desde ahora, como potencial secretario de Hacienda, si triunfa Labastida Ochoa.
Montemayor es también miembro del grupo original de economistas que gobierna al país desde hace dos décadas, pero tiene un sentido social y político que lo separa de los que sólo piensan en números sin importar la gente.
También la posición de Monreal trasciende su estado, pues forma parte de una asociación junto con otros gobernadores de oposición, que esta misma semana presentará un proyecto alternativo al del gobierno federal.
Hasta donde se puede prever, la base de la propuesta de los mandatarios de oposición consiste en términos generales en la vuelta a la esencia del federalismo, donde los estados son los que recaudan y dan una parte de sus ingresos a la Federación, exactamente al contrario de lo que ahora sucede.
La cosecha
No todo puede ser negativo todo el tiempo. Uno de los aspectos positivos del proyecto de presupuesto presentado por el gobierno federal es el gasto en materia educativa. Al decir de los voceros de Hacienda la partida de 215 milñ 542 millones de pesos será la más alta en términos reales en relación con el PIB y en gasto per capita...
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