ASTILLERO Ť Julio Hernández López
La decisión de elegir de manera abierta a los candidatos priístas a los gobiernos de Tabasco y Chiapas (Guanajuato es otro asunto) es una concesión más a Roberto Madrazo, quien tendrá así la oportunidad de impulsar en su propia tierra a uno de sus leales (que podría ser Manuel Andrade, Pedro Jiménez o Georgina Trujillo), y en Chiapas a uno de sus aliados electorales (César Augusto Santiago).
Con esos dos señuelos, el labastidismo tiende la alfombra roja (roja como la muleta de los toreros, cuyos pases pueden llevar a la faena artística o al drama sangriento) por la que pueda regresar a la escena política el que fue precandidato presidencial y ahora pretende convertirse en activo promotor de una corriente interna del PRI.
Gracias, Roberto:
Atentamente: Pepe Toño
Asimismo, José Antonio González Fernández habrá de seguir como presidente nacional del PRI gracias a Madrazo. No porque éste hubiese abogado por la permanencia en el cargo de aquel de quien antes había pedido la renuncia, sino porque el nombre del posible sucesor provocó convulsiones en el ánimo madracista nada más con saberlo.
Hubiese sido, en efecto, una declaración de guerra contra Madrazo el haber nombrado a Esteban Moctezuma Barragán como nuevo presidente del PRI, como pretendía su grupo, al amparo de la tesis de que el candidato Labastida debería tomar el control absoluto, único, directo de la lucha por la Presidencia, unificando los equipos de campaña y del CEN bajo la coordinación de Esteban, el labastidista que había comparado a Madrazo con Hitler.
La factura de los daños y perjuicios
Bajo tales perspectivas de beneficio político está actuando Roberto Madrazo. Sabía que en caso de salirse del PRI, y romper con el sistema, no tendría cabida decorosa en ningún partido importante y en ningún proyecto político viable. También sabía que el sistema PRI-gobierno suele pagar con generosidad excesiva a quienes ejercen con buen oficio el arte del chantaje político.
Por ello, Madrazo, calculadora en mano, decidió quedarse en el PRI, reconocer la victoria de Labastida, ausentarse del escenario nacional, impregnar de aires de suspenso su propia figura y negociar espacios y oportunidades políticas, la propia y la de sus principales seguidores.
Tabasco, botín de guerra
En ese sentido, Tabasco está en vías de convertirse en un botín político, y sobre todo económico, lanzable al barco de piratas, y a su gran capitán, para que dejen en paz al resto del país. En Tabasco, Madrazo ejerció un gobierno de tintes dictatoriales, que aplastó a los opositores, que controló al extremo a los medios de comunicación y que elevó a la condición de grupo gobernante a una pandilla integrada por mapaches electorales, depredadores del erario y oportunistas de toda laya.
Hoy, para salvar el pellejo propio, para evitar escisiones, para darle un final feliz al experimento presidencial de cambiar del dedo índice al pulgar, se le está ofreciendo al madracismo la oportunidad de quedarse nuevamente con Tabasco.
Allá, el madracismo tiene el control institucional en el Congreso local, en buena parte del gabinete del presunto gobernador, Víctor Manuel Barceló, y en un segmento importante de la nomenklatura del tricolor. Además, encarrerados en inflar las cifras de la votación, los labastidistas acordaron con los madracistas entregarles resultados aplastantes en Tabasco y muy importantes en Chiapas. Así, para ser congruentes con su numerología, los labastidistas tienen que reconocer que son ciertas las infladas cifras de Tabasco, tal como Madrazo aceptó que eran falsas las también exageradas cuentas nacionales en favor de Labastida. Favor con favor se paga: Labastida ganó en lo nacional, Madrazo en Tabasco.
Arturo sin candidatura: se la quitan y se la ponen
De entrada, el primer damnificado es Arturo Núñez, quien llegó a creer que ya tenía en la bolsa la candidatura priísta de su tropical tierra natal.
Núñez, que lleva años haciendo una esforzada demostración pública y continua de abnegada disciplina priísta extrema, podría quedarse nuevamente con la boca abierta en espera de una sopa que estaría cayéndosele del plato. El esperaba el dedazo tradicional, la cargada, el peso del sistema en su favor. Y ahora le ofrecen que compita, como candidato oficial, contra aquel a quien habiliten los madracistas como (otra vez la misma cantaleta) el candidato opositor e independiente. En ese escenario de competencia interna, Núñez no tiene base ni fuerza reales./
Otro que podría enredarse en los laberintos de los ensayos zedillistas es el senador Humberto Mayans, quien sabía que no era el candidato deseado por Roberto Madrazo, pero esperaba que del centro se produjera algún cambio de línea que le convirtiera justamente en el candidato no madracista impuesto desde la capital del país. En caso de que no se diera tal vuelco en su favor, Mayans estaría listo para renunciar al PRI y postularse como aspirante independiente, en acuerdo con el PRD, al estilo de Pablo Salazar en Chiapas.
Quién será mejor guardaespaldas
Ahora, Madrazo promoverá a alguno de los miembros de su equipo de leales. Manuel Andrade, el presidente de la Gran Comisión del Congreso tabasqueño, y coordinador de la campaña de Roberto en el propio Tabasco, es uno de los principales aspirantes, no obstante que su edad está en la franja de los 30 años. De mayor edad, Pedro Jiménez, quien fue miembro del gabinete madracista, y que ha sido conocido a nivel nacional por haber sido uno de los más activos defensores físicos, armados, combatientes de Roberto, cuando en 1994 se le intentó deponer de la gubernatura. Otra candidata es la presidenta municipal de El Centro, la demarcación a la que pertenece la ciudad de Villahermosa, Georgina Trujillo, hija del ex gobernador Mario Trujillo, uno de los importantes aliados políticos de Madrazo.
Le abren las compuertas de las presas del madracismo
En Chiapas, el castigo del sistema a las húmedas insurrecciones de Roberto Albores es soltarle las fieras del madracismo. Ya que el gobernador interino no entiende, ni quiere entender razones políticas, ahora deberá lidiar con el madracismo que, oficialmente, en esa feria de sufragios falsos denominada Diez millones de votos, ja, ja, ja, consiguió un caudal importante en Chiapas (maniobra pensada para desalentar la idea de que el activismo descarado de Albores haría ganar a Labastida a toda costa).
Albores ha hecho cuanto ha podido para colocar a José Antonio Aguilar Bodegas como su sucesor. Le ha dado dinero, le ha colocado toda la maquinaria priísta en su favor y le ha hecho coordinador de la campaña labastidista en la entidad.
Pero, ahora, deberá enfrentar a los madracistas a los que pertenece César Augusto Santiago, el político al que más se conoce por sus experiencias electorales que por otras mejores cosas, y que pretende ser el próximo candidato tricolor al gobierno chiapaneco, distante pero no enfrentado a muerte con Albores, crítico de los vicios del PRI pero no amenazante con la ruptura.
Chiapas y Tabasco, pues, ofrecidos a Madrazo como botín político apaciguador. El cacicazgo del sureste se complementaría con las candidaturas a diputados federales y a senadores de esas dos entidades y de Campeche.
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