ERRADICAR LA VIOLENCIA CONTRA LA MUJER
Con motivo del Día Internacional contra la Violencia hacia las Mujeres, que se conmemora mañana, la titular del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Mary Robinson, presentará en el país el documento titulado El cuerpo del delito: los derechos humanos de las mujeres en la justicia social. El documento, dirigido a procuradores e impartidores de justicia, es parte de una campaña mundial para sensibilizar y capacitar a policías, peritos, jueces, ministerios públicos, y erradicar conductas que obstaculizan la correcta aplicación de la ley y derivan en violaciones a sus derechos humanos. Por otra parte, ayer las delegaciones capitalinas Gustavo A. Madero y Benito Juárez lanzaron campañas de concientización sobre la violencia intrafamiliar, problema que afecta en mayor medida a mujeres y niños. El gobierno del Distrito Federal en coordinación con organizaciones no gubernamentales pretende con esta acción combatir un fenómeno que altera el bienestar, el desarrollo y la paz social, y erradicar las agresiones contra las mujeres.
Resulta positivo que en ambos hechos se destaque el problema de la violencia contra las mujeres ųcon frecuencia tolerado y soslayado por amplios sectores socialesų, así como los obstáculos que éstas enfrentan para que los aparatos de impartición y procuración de justicia actúen en su defensa cuando son víctimas de abusos.
El primero de estos obstáculos se refiere al cúmulo de actitudes discriminatorias de origen cultural largamente arraigadas, que reducen las posibilidades de las mujeres de lograr justicia. Es común que, ante denuncias de delitos sexuales, policías, ministerios públicos y jueces pongan en duda la conducta moral de las víctimas para justificar así la agresión. Ante este panorama, cabría preguntarse si el caso de los cientos de mujeres asesinadas en Ciudad Juárez ųen su mayoría, de escasos recursosų habría recibido una atención rápida y eficiente de las autoridades en caso de que las víctimas hubieran sido hombres. Lamentablemente, la negligencia mostrada en el retraso de las investigaciones ųen principio, se dijo que las jóvenes violadas y asesinadas ejercían la prostituciónų alentó la comisión de más homicidios.
Por otro lado, debe considerarse que no en pocos casos las agresiones son protagonizadas por parientes o por las propias parejas de las víctimas en un ámbito intrafamiliar, lo que dificulta que se produzcan las denuncias debido al vínculo afectivo o familiar con el agresor. Pero, cuando las mujeres logran traspasar esa barrera y acuden al Ministerio Público o ante un juez, ese vínculo familiar se convierte en atenuante de la agresión, cuando no en un factor de desvanecimiento de la acusación y del proceso legal.
Para contrarrestar esta penosa realidad se requiere de acciones en tres ámbitos. El primero es el educativo, y no sólo en su acepción estrictamente escolar, sino también mediante la promoción de valores cívicos en la sociedad. La campaña Hombres en contra de la violencia hacia las mujeres, lanzada también ayer, opera en este sentido.
Adicionalmente, en el ámbito jurídico deben estudiarse posibles reformas legales, no sólo para hacer más eficiente y ágil la procuración de justicia en casos de violencia intrafamiliar, sino también para tipificar como delitos graves los actos discriminatorios por parte de servidores públicos. En tercer lugar, es necesario extender la promoción de valores cívicos y éticos en la sociedad, así como el fortalecimiento de la integración familiar, tarea para la cual resulta fundamental la estrecha colaboración entre instancias oficiales y organizaciones no gubernamentales.
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