Ť México debe ser ejemplo del respeto a la vida


La Iglesia, en contra de discutir la instauración de la pena de muerte

Ť Distribuye el CEM un documento rechazando la medida

José Antonio Román Ť Luego de afirmar que "absolutamente nadie", ni la autoridad legítimamente elegida por los ciudadanos, tiene el derecho de quitar la vida a un ser humano, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) mostró su rechazo por que en la sociedad mexicana se abra la polémica en torno a la pena de muerte.

En el documento "Orientaciones Pastorales sobre la Sacralidad de la Vida", distribuido por la Comisión de Comunicación Social del Episcopado, la jerarquía católica insistió en que los mexicanos, por sus profundas raíces cristianas, deben dar ejemplo al mundo sobre el respeto a la vida, que es el primero de los derechos humanos.

"De hecho, se podría decir que, en cierta forma, todas las instituciones jurídicas, políticas, educativas, culturales, económicas, judiciales y religiosas de la nación están orientadas a hacer posible la vida, a promoverla, a defenderla y luchar para que todos los mexicanos tengan acceso a mejores condiciones de vida. Los mexicanos somos un pueblo a favor de la vida".

El texto, elaborado con aportaciones de los obispos de todo el país y suscrito por todos ellos como integrantes del Episcopado Mexicano, señala que con tristeza se constata cómo existe el clamor de aplicar esa medida, ante la inseguridad que agobia a nuestras ciudades y pueblos. Frente a estas amenazas contra la vida, toda la sociedad reacciona, ayudando o exigiendo justicia y mayor protección y seguridad, pues, de alguna manera, al ver destruida y amenazada la vida de una persona, llegamos a la conclusión de que la nuestra también está amenazada.

Sin embargo, el presidente de la Comisión Episcopal para la Familia, Francisco Javier Chavolla, calificó de "moralmente inadmisible" cualquier pretensión de imponer la pena de muerte en el país, ni aun en los casos que pudiera parecer a la sociedad de mayor justicia, pues se atenta contra la vida humana y una vez que se suprime, ninguna de las bendiciones de la creación puede ser disfrutada.

Afirmó que el ser humano, creado por Dios a su imagen y semejanza, es sujeto de derechos, y el fundamental es el derecho a la existencia, cuyo dueño es solamente Dios; nadie por sí mismo, ni ningún otro individuo puede quitar la vida de su prójimo, porque es de Dios y solamente él determina cuándo y cómo la toma.

Incluso, destacó que existe una iniciativa del Episcopado Mexicano para defender la vida desde su concepción hasta la muerte natural, lo cual incluye desde luego el rechazo abierto y categórico a la implantación de la pena de muerte.

"Nuestras raíces y nuestra historia nos colocan ante el mundo como un pueblo defensor de la vida humana, y como pueblo católico que integramos la mayoría de la población nacional, proclamamos abiertamente: la vida humana es sagrada".