Festejará con Escenarios abiertos, segunda exposición de 99

 

Rojo y su medio siglo mexicano

Merry Mac Masters * A los 17 años, el diseñador gráfico y pintor Vicente Rojo emprendió un viaje largo con un final tan maravilloso, que ha querido celebrar ese medio siglo de vivir en tierras mexicanas. Nacido en Barcelona, a Rojo le tocó en carne propia el horror de la Guerra Civil española. Pero lo que en realidad le marcó fue la posguerra y la crueldad de los vencedores con los vencidos, es decir, la feroz represión franquista.

"No he olvidado esos 17 años ųasegura el artistaų. Los recuerdo casi día a día como una pesadilla, como algo que quedó atrás y que felizmente no se ha repetido. Eso es gracias a la llegada a México y el encuentro con mi padre, a quien, tras su exilio, no había visto en diez años."

Con su arribo a este país, Rojo conoció la libertad que necesita todo aquel dedicado a los quehaceres artísticos. Aunque suene a "frase hecha", llegar aquí le significó "nacer de nuevo". Primero fueron años de estudio y aprendizaje porque contaba con una información cultural escasa. Emotivamente, la posguerra le dejó muchos conocimientos en cuanto a problemas solidarios que ha tratado de mantener a lo largo del tiempo. En Ba rcelona tuvo experiencias poco agradables en la escuela a causa del mal sistema educativo de entonces y debido a su propia timidez. Durante dos años, y en medio de enojoso papeleo, el joven preparó su viaje ultramarino.

Gracias al cine México no le era del todo desconocido. El séptimo arte era el único escape que Rojo tenía en la "aterradora Barcelona de la época". Esperaba con gran emoción el estreno de películas mexicanas, particularmente las del Indio Fernández. Como su padre sabía de su afición, le enviaba revistas del cine nacional. Su primera visión "imaginaria" del país, "aunque atractiva", partió de cintas como Me he de comer esa tuna, cuya "irrealidad" deseaba conocer.

El viaje tanto anhelado se realizó en un avión "lechero" que salió de Madrid. Durante las 35 horas que duró el vuelo, hizo escalas en Lisboa, en las Azores, en las Bermudas, en La Habana, antes de aterrizar en la región que entonces sí era la más transparente. Al bajar la escalera, en compañía de su madre, Rojo se encontró con lo que ya presentía: "Un país luminoso, libre, abierto y acogedor que, además, había salvado a mi padre de la persecución franquista".

Su primera casa fue en la calle de Uxmal, en la colonia Narvarte, por eso siempre ha pensado que es "medio yucateco". Para llegar a su hogar Rojo tenía que entrar por una calle que le resultó atractiva por su mercado "tipo sobre ruedas", pero permanente, lleno de colorido, vida y música. Tal vez lo que más le atrajo fue que cada vendedor ostentaba un aparato de radio.

En entrevista cuenta: "A mí me asombró que en México hubiera 30 estaciones de radio, cuando en Barcelona había dos. Allá, durante las pocas horas que podía pasar en mi casa trabajando, siempre estaba encendido el radio. Incluso, tengo un recuerdo curiosísimo relacionado con mi afición al cine.

 

Casablanca por radio

 

"En aquella época era todo tan precario que, por ejemplo, transmitían por radio los estrenos de las películas. Recuerdo haber 'visto' por primera vez Casablanca, pero por radio. El locutor iba narrando la acción de la cinta mientras se oían las voces de los actores."

Reacio a la escuela, Rojo prefirió trabajar. En España había sido aprendiz en un taller de cerámica durante tres años. Fue su padre quien le consiguió su primer empleo aquí, que fue el de hacer dibujos a línea, de retratos, plantas, flores, máquinas, para un diccionario. Luego de seis meses, tuvo la suerte de que Federico Alvarez lo recomendara con Miguel Prieto, con quien empezó a aprender el diseño gráfico. Lo demás es historia y comprende su paso por diferentes suplementos culturales, editoriales, imprentas, en donde siempre fue "muy bien acompañado" por sus compañeros de trabajo.

El festejo de sus 50 primaveras mexicanas ha llevado al ganador del Premio Nacional de Arte 1991 a hacer algo que no considera normal: exponer dos veces en un año.

La primera exposición fue de febrero a marzo en la galería López Quiroga, donde presentó Escenarios secretos. El día 27, a las 12 horas, inaugurará la muestra titulada Escenarios abiertos en la galería Juan Martín, dedicada, por cierto, a su "hermano mayor y maestro", el recién fallecido Alberto Gironella. En el segundo piso de la galería de Dickens 33-B, Polanco, exhibirá trabajo de su serie Paseos de San Juan. También expuso en Barcelona en junio pasado.

A Rojo le gusta trabajar con base en contradicciones. Si los Escenarios secretos estaban compuestos de espejos y códices enterrados, ahora se imponen estas imágenes. A pesar de la presencia del laberinto en estas técnicas mixtas sobre tela, el pintor dice que es un tema de tal "peso histórico" que no piensa asomarse en ello.

Por esa razón es probable que la miniserie Escenarios abiertos ahí termine, aunque la serie mayor, Escenarios, continuará alimentada por su inspiración artística.