Opinan periodistas sobre Pablo Gómez y Aguilar Camín
Señora directora: A nosotros, miembros de la Asociación de Periodistas de La Jornada "Grupo Petrarca", también nos gustaría, como a muchos otros, que Pablo Gómez y Héctor Aguilar Camín siguieran escribiendo en las páginas de este diario.
Las explicaciones que usted ofrece en la carta respectiva hablan por sí mismas. Las valoramos y las compartimos, sobre todo por lo inusual que resulta ser que un directivo de un medio de comunicación ofrezca explicaciones de esta naturaleza a sus lectores.
Hubiéramos esperado tanto de Pablo Gómez como de Aguilar Camín una actitud más reflexiva para con el diario. Lamentablemente no fue así. Este penoso asunto ha permitido, por lo demás, una nueva oleada de ataques y agravios contra La Jornada.
Por ello queremos hacerle patente en estos momentos nuestro apoyo, solidaridad y afecto.
Atentamente
Antonio Helguera, Alma E. Muñoz, Blanche Petrich, David Aponte, Ciro Pérez, Duilio Rodríguez, Jesús Aranda, Juan Manuel Venegas, Roberto Garduño, Raquel G. Peguero, José Gil Olmos, Rosa Elvira Vargas, Elena Gallegos, Karina Avilés, Gonzalo Rocha, Mireya Cuéllar, Marcela Aldama, Gabriela Fonseca, Alejandra Dupuy, Cristina Barros, Angélica Enciso y Enrique Méndez
Solidaridad del PEN Club con el escritor Juan Gelman
Señora directora: Solicitamos la publicación de la presente.
Doctor Julio María Sanguinetti, C. presidente de la República Oriental de Uruguay. Edificio Libertad, Montevideo, Uruguay.
Señor Presidente:
En nombre del PEN Internacional, la Organización Mundial de Escritores establecida en Londres en 1921, con más de cien centros alrededor del planeta, y el PEN Club México, nos dirigimos a usted para pedirle atentamente que continúen las investigaciones acerca de la desaparición en Uruguay de la nuera del poeta argentino Juan Gelman, María Claudia García Irureta Goyena, y de su bebé. Marcelo Ariel, hijo del poeta, y su esposa, fueron secuestrados el 24 de agosto de 1976. En 1989, después de trece años de búsqueda, el poeta Gelman logró recuperar los restos de su hijo Marcelo, asesinado de un disparo a quemarropa. Pero no ha podido encontrar aún a María Claudia ni a su bebé. Encinta de más de ocho meses, María Claudia fue trasladada de un centro clandestino de detención en Buenos Aires a otro de Montevideo, y dio a luz en el Hospital Militar de esa ciudad. Regresados al centro de detención, madre y recién nacido desaparecieron a fines de diciembre de 1976.
Como sin duda usted conoce, Marcelo Ariel Gelman y su esposa fueron secuestrados en su casa en Buenos Aires por un comando de los servicios de inteligencia del ejército argentino y conducidos al centro clandestino de detención disfrazado bajo el nombre de Automotores Orletti. Este campo, que fue uno de los polos del plan Cóndor en Argentina durante el gobierno del general Jorge Rafael Videla, jefe de la Junta Militar, y donde también había oficiales chilenos y uruguayos, estaba a cargo de personal civil y militar. Allí secuestraron a muchos uruguayos que se habían refugiado en Argentina como consecuencia del golpe cívico-militar de 1973 en Uruguay. Un testigo que vio allí al hijo del poeta Gelman y a su nuera, con más de ocho meses de embarazo, dijo que a ella no la habían torturado, porque seguramente su bebé ya estaba destinado a ser robado tanto de su cuerpo como de su identidad.
A Marcelo Ariel lo sacaron del campo a fines de septiembre y el 14 de octubre arrojaron sus restos en un tambor de 200 litros relleno de arena y cemento. En 1989, Juan Gelman lo identificó y pudo enterrarlo. Respecto de María Claudia, la segunda semana de octubre fue trasladada de Orletti a un centro clandestino de detención del Servicio de Información de Defensa (SID) en Montevideo, en bulevard Artigas y Palmar. Allí, como se pudo reconstruir posteriormente, entre fines de octubre y comienzos de noviembre ella tendría un bebé, para lo cual sería llevada al Hospital Militar de Montevideo. Que ella dio a luz, Juan Gelman lo supo por el padre jesuita Fiorello Cavalli, miembro de la Secretaría de Estado del Vaticano a cargo de los asuntos del Cono Sur, entonces ocupado por las dictaduras militares. Cavalli informó a Gelman que un oficial argentino manifestó que su nuera había tenido un bebé, sin precisar el sexo. Después de haber sido mantenida varias semanas en el SID, entre el 22 y el 24 de diciembre, el teniente coronel Juan Antonio Rodríguez Buratti y el capitán José Arab la sacaron con su bebé de ese campo. Entonces, un testigo escuchó que uno de esos militares uruguayos dijo: "A veces hay que hacer cosas embromadas (jodidas)". Lo que pudo significar que la iban a matar y a quitar su bebé.
Consideramos, señor Presidente, que la justicia y la verdad no están sujetas a tiempos políticos y mucho menos electorales. Tampoco pertenecen a un partido. Siempre son y serán la justicia y la verdad. Así que nos dirigimos a usted muy respetuosamente, para solicitarle que disponga de las medidas necesarias para conocer el destino de María Claudia y de su bebé, hoy un joven o una joven de 23 años de edad. La investigación debe continuar. El poeta Juan Gelman, como abuelo del nieto (o de la nieta) desaparecido(a), tiene derecho moral a conocer su paradero.
Atentamente
Homero Aridjis, presidente internacional del PEN; Víctor Manuel Mendiola, presidente del PEN México
Hacen petición a la comisionada Mary Robinson
Señora directora: Solicitamos atentamente sea incluida la presente carta en la sección de El Correo Ilustrado del prestigiado diario que usted dirige.
Mary Robinson, titular del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos.
Su visita a México nos llena de esperanza a familiares y amigos de Gloria Arenas Agis, ya que significa la posibilidad de que alguien, con la calidad moral como la suya, pueda interceder para que no se sigan cometiendo más atropellos en contra de Gloria, de su esposo Jacobo Silva Nogales, de Fernando Gatica Chino, de Felícitas Padilla Nava, y de cientos de mexicanos que como ellos han sido detenidos arbitrariamente. En este caso, no hubo orden de aprehensión alguna, fueron sometidos a crueles torturas tales como toques eléctricos, simulación de asesinato, aplicación de torturas medievales, como el potro, incluso algunas de estas medidas fueron cometidas en presencia de los hijos. Fueron recluidos en centros de detención clandestinos con los ojos vendados, obligados a firmar bajo tortura declaraciones prefabricadas.
En su detención intervino el Ejército en coordinación con la Policía Federal Preventiva, violando con ello preceptos constitucionales que establecen que el Ejército sólo podrá participar en caso de intervención extranjera o de una guerra civil, con lo cual el gobierno mexicano ha declarado en los hechos, una guerra contra el pueblo y contra aquellos que luchan por una sociedad más justa y equitativa, privilegiando así una salida militar y represiva sobre la solución a las demandas de justicia social que subyacen en el surgimiento de diferentes movimientos sociales.
Aun cuando México ha suscrito acuerdos en foros internacionales de condena a la tortura y adoptó la declaración sobre la protección de todas las personas contra las desapariciones forsosas, se siguen cometiendo actos verdaderos de lessa humanidad, como las masacres de Aguas Blancas, Acteal y El Charco, y se sigue torturando y secuestrando incluso a niños.
Nuestra querida familiar, Gloria Arenas, y sus compañeros fueron recluidos en el penal de alta seguridad de Almoloya de Juárez, normalmente usado para detenidos ya sentenciados, con medidas internas que en lugar de reformar al individuo lo llegan hasta a enloquecer, como la de mantenerles actualmente incomunicados por más de 15 dias, no permitiéndoles visita alguna, y no habiendo área esclusiva para mujeres.
Le solicitamos a usted verifique conforme al derecho internacional las violaciones a los derechos humanos cometidos en contra de Gloria Arenas y sus compañeros, cesen las torturas, la incomunicación, sean trasladados a un penal mixto que jurídicamente les corresponda y se realice el proceso penal estrictamente con lo que ha derecho proceda.
Sabemos que la generosidad de su corazón hará posible hacer escuchar nuestra voz.
Atentamente
Martha Arenas Agis, José Luis Sandoval, José Luis Sandoval Arenas, Carlos Sandoval Arenas, Angel Emilio Sandoval Arenas, Jesús Damián Sandoval Arenas, Felipe Velasco, María de la Luz Mendoza Muñiz, Valentín Lezama Garcés y Felipe Velasco Mendoza
A nuestros
lectores:
Les rogamos que las cartas que envíen para su publicación no excedan de 60 líneas
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