Jorge Belarmino/Paco Ignacio Taibo II
El caso María Isabel: carta abierta a Rosario Robles
I.Quisiéramos contarte una historia, una historia que sigue sucediendo en nuestra ciudad.
Un día de noviembre de 1994, María Isabel Valverde Martínez, que no cumple aún los 30 años, y mantiene a dos hijos tras el abandono de su padre, llega a iniciar la jornada de trabajo como taquillera en la estación del Metro Río San Joaquín. Lleva seis meses en el empleo, cuando recibe de su compañera el turno y descubre que hay un faltante de boletos.
Si faltan boletos alguien tiene que pagarlos. Levanta el reporte, y cuando dos días más tarde se encuentra con la mujer que la precedía en el turno, que se llama Norma Hernández Alarcón, le reclama los boletos faltantes, pero recibe una enigmática respuesta:
--ƑTú sabes quién soy yo?
María Isabel no sabe.
--Tú eres la que vas a pagar el faltante --dice Norma--, sino te va a llevar la chingada.
Unos minutos más tarde María Isabel es llamada por la jefa de la línea:
--ƑQuieres conservar tu trabajo? ƑSabes que la familia de Norma está en el sindicato...?
Y le propone: María Isabel se echa la culpa y "ellos" le dan el dinero para pagar el faltante y le borran la nota mala.
María Isabel contesta lo que cualquiera que no está acostumbrado a deber nada: Ƒpor qué?, y la jefa, que en cambio vive la lógica de los desgraciados, de plano pierde la paciencia: "Te va a cargar..."
A la semana, tres hombres y dos mujeres, entre los que en la memoria destaca Antonio Camacho, el villano visible de la historia, más que pasados de copas se aparecen en la taquilla: "Somos el equipo que están formando para romperte la madre".
María Isabel persiste en su reclamo. ƑDe dónde saca su fuerza esta mujer en solitario?
En enero del 95 las amenazas se cumplen, ahí, dentro de la estación. No sin que antes Antonio Camacho le dé otro empujoncito en su iniciación al conocimiento del Infierno, porque no es una baladronada cualquiera de macho, sino una demostración de poder, nada más que para envilecerla:
"Yo sé que estás sola. ƑQuieres conocer un hombre de verdad? ƑQuieres conocer una verga de verdad?". Y enseñándole el fajo de billetes de la cartera: "Luego vengo y te pongo una cogida de deverás".
Ahí empieza, pues, en enero de 1995, un descenso a los infiernos. A lo largo de tres años, María Isabel será agredida nueve veces. La empujarán por una escalera, le romperán el dedo meñique de una mano, luego el de la otra. Y hará inútiles denuncias en el jurídico, en la clínica y ante los representantes del sindicato.
La jefa de otra línea, segunda gran villana visible, Grace Vadillo, la cita. "Vamos a hablar de puta a puta. Desde que entraste al Sistema nunca fuiste bien vista, porque no acatas las órdenes. Ya llevas tres advertencias, Ƒpor qué no aprendes? Renuncia".
Entonces se vuelven de todos los días los reportes, los descuentos por supuestos faltantes, y María Isabel, que no se va porque no tiene a dónde irse, pues para peor ya sucedió el "error de diciembre" y la crisis y el empleo... se presenta donde la jefa Grace, acompañada por otras dos compañeras:
--Ya déjenme trabajar en paz, por favor. Necesito el empleo.
María Isabel se quiebra; consiguieron el objetivo: vencerla y clavar en ella la culpa y el desprecio, eterno, por sí misma. Ruega. La jefa Grace sabe que la han vencido: "Si de veras quieres trabajar en paz pídeme perdón de rodillas".
Y María Isabel, cuando nos cuenta esta historia dos años más tarde, apenas puede reconstruirla.
--Señora, permítame seguir trabajando y seré la más puta.
Y luego, como ella dice, le besa los pies, sólo para que al levantar la cara, se ría y le diga:
--Muy bien. Pero como yo tengo espíritu vengativo...
Y las golpizas continúan. Dentro de las estaciones y en las afueras. Hace unos meses, María Isabel va al sindicato democrático que está buscando su registro. La apoyan... y el tono de las amenazas suben.
Se produce un intento de violación a las afueras de su casa, que impiden los vecinos.
Pero el 25 de noviembre pasado no hay quien la apoye y afuera del Metro La Viga es violada por un grupo de guaruras del sindicato del Metro de nuestra ciudad.
Levanta una denuncia, le hacen el estudio común, se presenta en la clínica del Sistema y le dicen que miente, que el estudio de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal sólo demuestra que había semen en su interior, "pero como todos saben que eres tan puta..."
II
Esta es la historia.
Durante cinco años una mafia sindical, corrupta, sustento del PRI en el aparato corporativo de la ciudad de México, incrustada en la administración del sistema del Metro, ha llevado a una mujer a los infiernos.
Tú, como jefa de Gobierno, nosotros, los que escribimos esta nota, y los que la están leyendo, desde nuestros espacios políticos y ciudadanos, debemos hacernos varias preguntas:
ƑLa impunidad puede prosperar? ƑPuede existir este poder paralelo gangsteril y subterráneo que impone su ley a los más débiles? ƑLa democratización iniciada en nuestra ciudad no tiene que extenderse hasta los sindicatos y los espacios colectivos? ƑNo tenemos la obligación moral de destruir estas mafias?
En la noche del viernes escuchamos la historia de María Isabel. La contaba una mujer de cuerpo envejecido, deshilachado, que apenas se tiene en pie, con una mirada que hace un esfuerzo descomunal por vencer el miedo y estar en el mundo, en una estampa que parece salida, y aquí no hay literatura, de un cuadro de campo de concentración, pero esta historia no sucede en la Alemania nazi de 1939, ni en el Chile del 73 tras el golpe de Pinochet, sino aquí atrás, en la mismísima casa del Gobierno del Distrito Federal, el Metro de la ciudad de México.
Investigamos. Hay actas y denuncias, documentos oficiales en los ministerios públicos de dos delegaciones, en el Jurídico del Sistema Colectivo de Transporte, y en las procuradurías de la Defensa del Trabajo y General de Justicia del Distrito Federal.
El caso María Isabel va a ser nuestro caso. Vamos a asumir que el que mira hacia otro lado, el que olvida, es culpable. Rosario, Ƒva a ser también tu caso? ƑVamos a hacer justicia?
Mientras la investigación se abre, sería fundamental que María Isabel Valverde reciba protección permanente. Su vida al hacer pública esta denuncia está en riesgo.