Astillero Ť Julio Hernández López
México se ha inscrito exitosamente en la globalización. Abatidas las barreras nacionales, el comercio y la tecnología mexicanas ganan presencia y mercados. La calidad de exportación es, al fin, una meta plenamente alcanzada. Los objetivos de excelencia han sido conseguidos.
Hacia el norte, por ejemplo, exportamos productos cadavéricos relacionados con el también exitoso segmento del mercadeo de polvos y yerbas productoras de ilusiones y de bienestar para toda la gente. La empresa estadunidense conocida por las siglas de FBI se encarga de librar los trámites de aduana y de llevar el control de calidad (de los huesos descubiertos en fosas clandestinas, no necesariamente de los otros productos vegetales y químicos).
Y, ahora, otro espacio conquistado: el difícil mercado sudamericano, donde los hombres mexicanos de negocios han entrado ya a las plazas chilena y argentina. Ayer, para no ir tan lejos, se informó de las operaciones que empresas chihuahuenses productoras de carteles han instalado en la mismísima calle de Corrientes, en Buenos Aires.
Los triunfos alcanzados en estos menesteres están impactando con fuerza, también, al mundo globalizado de la política. El presidente argentino, Carlos Menem, que va de salida, aparece en el escenario, implicado en los asuntos de los patrióticos comerciantes mexicanos que usan en su razón social el apellido del presidente Benito Juárez. En la aldea global todo se sabe. No siempre a tiempo, pero siempre de alguna manera.
¿Sólo por ser mujeres?
El feminismo está siendo usado por algunos candidatos a puestos de elección popular como mero anzuelo electoral. Francisco Labastida Ochoa anunciaba ayer, por ejemplo, que impondrá marca nacional el número de postulaciones a puestos de elección popular y de cargos administrativos que entregará a las mujeres de su partido.
Tal treta pretende crear la apariencia de una vocación promotora de las mujeres que no ha correspondido con los hechos. El propio Labastida, como secretario de Gobernación, no tomó decisiones trascendentes que organizaciones de mujeres le pedían y que estaban al alcance de sus facultades, tal como le fue reprochado en semanas anteriores en una reunión de trabajo sobre asuntos femeninos.
Hoy mismo, en la resolución del liderazgo priísta, el labastidismo tampoco se ha compadecido de la condición femenina, al colocar a Dulce María Sauri Riancho en una posición de pública y evidente incomodidad, al instalarla como presidenta virtual del PRI mientras los asuntos importantes se arreglan directamente con el secretario general, Esteban Moctezuma.
Por otra parte, respecto de los ánimos de recordman que animan a don Francisco en relación con las oportunidades políticas para las mujeres, convendrá saber si en la contabilidad de cargos y candidaturas se van a incluir, como tramposamente se ha hecho en ocasiones anteriores, las suplencias, las candidaturas plurinominales condenadas a ser mero relleno y los cargos administrativos de poca monta. Además, y sobre todo: ¿quiénes serían las beneficiadas por ese hembrismo desatado? ¿Las mismas de siempre, las caras ya superconocidas?
Vale recordar que tan injusto y discriminatorio es vetar a alguien por ser mujer como, en sentido contrario, promoverlo y premiarlo sólo por esa misma condición sexual. Toda cuota, por sí misma, es antidemocrática y no ayuda al desarrollo, sino al encasillamiento.
(Por lo demás, basta con leer las notas de Gabriela Romero y de Enrique Méndez, publicadas hoy en La Jornada, para saber cuál es el verdadero trato dado a las mujeres por los equipos de campaña de Labastida, y de Jesús Silva Herzog).
El verdadero salinismo, intocado
Ya se pelearon Labastida y Madrazo para ver cuál de los dos era más salinista, y ya el primero ha asegurado que el partido en el poder se aleja del camino de Salinas, pero los herederos políticos del ex presidente continúan desarrollando a plenitud sus proyectos, como desde hace más de siete años lo hace Teresa Franco, la directora del Instituto Nacional de Antropología e Historia a la que diversas organizaciones civiles y trabajadores e investigadores del propio INAH han acusado reiteradamente de cumplir con una política de entrega de nuestra riqueza cultural a los grandes capitales.
La señora Franco, llegada a la dirección del INAH durante el gobierno salinista y sostenida luego durante el tramo zedillista que va corriendo, ha privilegiado la privatización y comercialización de nuestros bienes arqueológicos, artísticos e históricos, cumpliendo con las tesis neoliberales instaladas por el entonces mandatario y hoy residente en Dublín.
Cuicuilco, Teotihuacán y Chichén Itzá son algunos de los ejemplos del privilegio del interés comercial sobre el histórico y cultural.
La batalla contra el salinismo, como se ve, solamente se da en la realidad virtual de la propaganda televisiva de las peleas arregladas de Don PRIng. En los hechos, los funcionarios salinistas gozan, intocados, de buena salud.
Astillas: Por correo electrónico, un grupo de médicos defiende la postulación de José Antonio González Fernández como secretario de Salud. Qué bueno que fue un licenciado en derecho el nombrado en un cargo en el que hasta ahora todos sus ocupantes habían sido médicos, dicen los facultativos, pues lo más natural hubiese sido que el presidente Zedillo nombrase a un vendedor de seguros como nuevo titular de esa secretaría, habida cuenta de que el proyecto neoliberal en curso trata de desmantelar la estructura pública de atención sanitaria para convertirla en gran negocio de unos cuantos. Gracias, pues, dicen los médicos al presidente Zedillo, por no haber nombrado como secretario a un representante directo de las compañías de seguros que ya hacen cuentas alegres con sus nuevos negocios. González Fernández, cuando menos, dicen, se tardará un poquito más en entender para qué fue enviado a Salud, es decir, para demostrar que ya no hacen falta médicos ni hospitales públicos, sino un fideicomiso de liquidación que virtualmente ha sido instalado con la llegada de Pepe Toño, doctor sexenal en multiusología... Hoy estará Andrés Manuel López Obrador de gira por la delegación Benito Juárez, del Distrito Federal. Cristina Gaytán es la coordinadora de esos trabajos... Más razones para celebrar con fuerza el 16 de septiembre: el gobierno mexicano decidió fijar una fianza de entre 400 y 800 dólares a los vehículos extranjeros que ingresen al país por la frontera norte. La medida pretende impedir la costumbre de muchos mexicanos de traer a su patria unidades que luego son dejadas a sus familiares, o revendidas, y cuyo tránsito en territorio mexicano es primero tolerado por las autoridades y después legalizado. El país entero, y en especial las zonas de expulsión de migrantes hacia la nación vecina, conoce de las presiones de organizaciones de presuntos campesinos que buscan la regularización de la tenencia de sus vehículos extranjeros, a los que se llama ``chocolates''. No es necesario abundar en el daño que a los intereses de la industria automotriz provoca ese ingreso de vehículos estadunidenses. La decisión de fijar una fianza, sin embargo, fue abolida ayer mismo, pero no por las protestas de los paisanos que regresan a su patria para las fiestas navideñas, sino, como suele suceder, por las presiones de los políticos estadunidenses que no están de acuerdo en que se impongan restricciones al desplazamiento de sus vehículos.
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