Víctor Rodríguez Padilla
Subsidios para los pobres, no para los ricos
Como en su mayoría los precios autorizados por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público no alcanzan a cubrir los costos del servicio público de electricidad, la diferencia es cubierta mediante subsidios. En 1998 ascendieron a 25,602 millones de pesos (mdp), los cuales fueron canalizados a través de la Comisión Federal de Electricidad (85 por ciento) y Luz y Fuerza del Centro (15 por ciento). El problema es que su repartición no responde a principios mínimos ni de eficiencia económica ni de justicia social, y son acaparados por quienes menos los necesitan.
Considérese, por ejemplo, el caso de la CFE. La subvención al bombeo agrícola (4 mil 022 millones de pesos) se concentró en la tarifa de media tensión (94 por ciento), a la cual están abonados los agricultores con mayor capacidad económica. De igual modo, los subsidios a la mediana empresa (mil 343 millones de pesos) son acaparados por las empresas más grandes y no por las pequeñas. Paradójicamente, en un país de
pobres, la gran industria está subsidiada (mil 135 millones de pesos), lo cual podría explicarse como una medida para elevar la competitividad de las exportaciones. Sin embargo, la electricidad artificialmente barata desalienta el uso racional de la energía y, a final de cuentas, una mejor asignación de los recursos.
El colmo ocurre en el sector residencial, en donde la distribución de los subsidios es sumamente regresiva. Al menos los primeros 200 kWh de consumo mensual están subsidiados tanto para ricos como para pobres. Sin embargo, los hogares con consumos marginales pagan más por kWh que cualquier otro usuario. Por ejemplo, una familia muy pobre que prende dos focos durante tres horas en la noche consume al mes 10.8 kWh, pagando por ello una cuota fija de ocho pesos, lo que significa 74 cts/kWh. En cambio, una familia de clase media, en un departamento bien equipado, con electrodomésticos que usa cotidianamente, y que consume al mes 200 kWh, recibe una factura por 76 pesos, lo que significa un cobro de 36 cts/kWh, es decir, la mitad de lo que paga una familia marginada. Esa situación escandalosamente inequitativa afecta a, por lo menos, 1.8 millones de familias. Por otra parte, en las zonas de clima cálido extremo, los que más se benefician son, nuevamente, las capas acomodadas de la sociedad, que cuentan con recursos para adquirir costosos sistemas de aire acondicionado. Para la tarifa 1e, los primeros 2 mil 500 kWh mensuales están subsidiados (2 mil 179 millones de pesos), lo cual es una verdadera barbaridad. Ahora sabemos en qué se tradujo la frase "bienestar para tu familia" en materia de electricidad.
ƑQué subsidio reciben Chiapas, Oaxaca, Guerrero, Puebla...? Nadie lo sabe. La CFE no cuenta con información que permita saber cómo se reparte por entidad federativa o por división de distribución. Sin embargo, es claro que los estados más beneficiados son los de mayor capacidad económica para consumir y en donde predomina el clima cálido, es decir, los del norte del país.
La tendencia a subsidiar a los que menos lo requieren no es un fenómeno nuevo; sin embargo, se ha agravado durante la presente administración. Entre 1994 y 1998 el subsidio global se incrementó en términos reales en 48 por ciento, pero los mayores aumentos los recibieron el sector residencial que hace uso intensivo del aire acondicionado (+118 por ciento), así como la gran industria (+86 por ciento), la agricultura empresarial (+53 por ciento) y la mediana empresa, la cual no estaba subsidiada. ƑHasta cuándo acabará esa política de subsidios que favorecen a las clases pudientes de la sociedad?
* Profesor de la UNAM.