* El lugar, punto de encuentro de indigentes, adictos y prostitutas, entre otros
En la plaza de La Soledad, una corte de los milagros urbana
* Albergues de Protección Civil calculan dar cobijo este año a por lo menos seis mil personas
Bertha Teresa Ramírez * De entre la oscuridad poco a poco surgen las figuras de los parias. Son niños que inhalan activo, indígenas, merolicos, ayateras, prostitutas, huérfanos, ciegos, tuertos, algunos parecen no estar ahí, perdidos en el delirio de la locura, en la fuente de la sórdida plaza de La Soledad, en La Merced.
Tienen los rostros oscuros, y sus extrañas ropas, convertidas en harapos, apenas cubren sus frágiles y encorvados cuerpos. Vienen quién sabe de dónde en busca de alimentos y cobijo en la dura noche invernal.
Son parte de los indigentes de la ciudad, y en ese punto de encuentro que es la plaza de La Soledad casi son una familia. Pese a su notoria debilidad y farmacodependencia, a algunos les quedan fuerzas para buscarse la vida.
Humberto Santiago Cruz, un merolico de 38 años, dice ser de Juchitán, Oaxaca, y haber sido abandonado por su madre en esa plaza a los ocho años; sin embargo, "vende" suerte y fortuna, talismanes e imágenes de San Martín Caballero y San Judas Tadeo o hace la lectura del tarot.
De entre esta corte de los milagros es notoria la menudez de Juana Villalobos, oriunda de Jocotitlán, estado de México, que acompañada de sus tres pequeños hijos pregunta y pregunta quién puede ayudarle a inscribirlos en el Registro Civil para que tengan un nombre que haga constar su existencia.
Más adelante otras figuras deambulan por la oscura calle de Belisario Domínguez, a un lado del Teatro Blanquita, que en su mayoría son niños que llevan sus manos cerradas constantemente a la boca, otros caminan aturdidos por el activo.
Más tarde, ya entrada la noche, en el albergue ubicado en la plaza del Estudiante, en territorio de Tepito, todo está listo para ofrecer 500 camas y raciones de alimentos calientes a igual número de indigentes, de los cuales 200 son mayores de 50 años y 130 son mujeres.
Los puntos de reunión
Los sitios mencionados son apenas tres de los 12 "puntos de reunión" identificados por Protección Civil para atender a los indigentes. En cinco de esos puntos hay albergues que cuentan con camas, comedores y regaderas, donde cada noche acuden para protegerse del intenso frío cientos de personas sin techo ni comida.
En tanto, la Dirección de Protección Civil informó que este año se espera atender a más de seis mil indigentes y proporcionar 80 mil servicios de distribución de alimentos calientes, así como atención médica y dental durante la temporada invernal, tanto a indigentes en situación de calle como a los que deciden acudir a los albergues.
Los indigentes que se ubican en la vía pública y que pernoctan en ella se ubican principalmente en la zona norte de la ciudad, en las delegaciones Cuauhtémoc, Iztapalapa, Miguel Hidalgo, Venustiano Carranza, Gustavo A. Madero y Azcapotzalco, agregó la dependencia.
En esas delegaciones se ubica 90 por ciento de los indigentes localizados hasta ahora, y de acuerdo con los informes de la dependencia la mayoría de ellos son mexicanos y 40 por ciento nació en el Distrito Federal; en tanto que 60 por ciento proviene del interior del país, principalmente de Veracruz, estado de México, Oaxaca, Puebla, Michoacán y Guanajuato.
Durante las noches, los indigentes y niños de la calle buscan sitios calientitos para dormir, como son el exterior de las rejillas de ventilación y accesos del Sistema de Transporte Colectivo Metro, las centrales de autobuses foráneos, los espacios bajo los puentes vehiculares, quicios de edificios o casas deshabitadas, plazas, parques y mercados, lugares a los cuales Protección Civil denomina "puntos de encuentro".
Marta Silvia Ruiz Alvarez, encargada de la Dirección Social de Protección Civil, informó que el año pasado se atendió a seis mil indigentes, y se registraron más de 70 mil servicios de alimentación.
Indicó que este año se cree que se pueda rebasar la cifra de indigentes por la migración que pudo haberse dado hacia la ciudad tras las inundaciones que afectaron a Hidalgo, Veracruz y Tabasco.
* EN SU PROPIA VOZ...
Miguel, 18 años, Coatzacoalcos, Veracruz: "A los nueve años me vine a México a buscar trabajo. No era mejor donde yo vivía porque ahí mi padrastro me pegaba. Tenía problemas, una vez hasta me cortó mi pie y mi mano, por eso vine a México. Esto no es triste, vivo en la calle".
Yasmín Estrada Ruiz: "Vivo en Iztapalapa, ahí nací. En la calle ando drogándome porque siento padre, me salí de la casa a los 12 años, vivía con unas tías, y mi abuela, que estaba enferma, no soportaba ver cómo me maltrataban, por eso me salí de ahí. A veces me duermo en hoteles y con unos amigos, en una casita que construimos con hule".
Manuel Zárate, cuidador de coches: "Nos asaltaron, pedimos protección a la patrulla y ésta, en vez de ayudarnos, nos llevó a la delegación, donde nos cobraron 250 pesos de multa".
Prostituta: "Tengo un bebé y me metí a trabajar en esto, vivo por la colonia Moctezuma venimos aquí para obtener orientación sobre planificación o a pedir pastillas o al dentista. Esta dura la situación, hace falta mucha comida y cobijas, pero los niños de la calle sufren más que uno".
Marina Hernández: "No tengo familiares en el Distrito Federal, todos están en Acambaro, Michoacán. Mi madre me trajo cuando era niña, luego tuve un hijo y se me perdió. Me dedicó a vender dulces en los micros. No tenemos un lugar estable dónde vivir, como mi esposo es peón de albañilería a veces lo ocupan y otras no. (Bertha Teresa Ramírez)