* Premio Nacional de Ciencias y Artes, que hoy recibe en Palacio Nacional
Suscitar la intimidad, emotiva e intelectual, papel de la poesía: Rossi
* La conversación es ''un género casi literario que se ha perdido'', lamenta el narrador
* El maestro emérito de la UNAM sostiene que escribir es una actividad solitaria y personal
Angel Vargas * Charlar con Alejandro Rossi puede ser muy bien el principio de algo interminable. De acuerdo con el tema, sus palabras envuelven de manera sutil y conducen a otros terrenos e ideas, incluso, insospechados. De él es bien conocida su proclividad por la conversación, ''un género casi literario que se ha perdido" y mediante el cual hace fascinantes lo mismo temas relacionados con la literatura y la filosofía, que con el futbol u otro tipo de aficiones.
Nacido en Florencia en 1932, de padre italiano y madre venezolana, y naturalizado mexicano en 1994, Rossi estudió filosofía en Estados Unidos, Alemania, Inglaterra y México. Pero, según cuenta, antes de interesarse por tal disciplina ya mantenía un acercamiento estrecho con la literatura, ''no sólo como lector y creador, sino siempre estuve rodeado de amigos escritores".
De añeja relación, entonces, su ejercicio en ''el arte de la escritura", que lo mismo aplica en los textos de corte filosófico que en los literarios, ha sido siempre reconocido por la crítica especializada.
Por ejemplo, en el libro Alejandro Rossi ante la crítica (Monte Avila Editores Latinoamericana), compilado y prologado por Adolfo Castañón, José Balza escribe: ''Leo a Rossi como a un clásico que viene del futuro".
Se escribe en la máxima privacidad
Este año el maestro emérito de la UNAM fue distinguido con el Premio Nacional de Ciencias y Artes, en el área de literatura y lingüística, cuya ceremonia de entrega se efectuará hoy en Palacio Nacional, encabezada por el presidente Ernesto Zedillo Ponce de León.
La ocasión resulta propicia para sostener una plática con Alejandro Rossi, quien afirma: ''El premio me ha dado mucha satisfacción. Sería un hipócrita si lo tomara a la ligera. Lo tomo como un gran honor que me hacen. Los premios tienen para mí dos aspectos. Uno es la sensación como de regalo de la vida, porque no se buscan, ocurren y suceden; hay una especie de intervención fuera del orden natural de los días, como si se tratara de un pequeño milagro. Y, dos, es la demostración de que uno no está solo. Parece una trivialidad, pero resulta muy importante, porque es la voz de los otros que de alguna manera le dice a uno que están ahí y se han fijado en lo que se hace.
''Todo lo que nos rompe la soledad, la privacidad y el aislamiento es profundamente satisfactorio y, en el fondo, algo que anhelamos todos", enfatiza.
-ƑEscribe, entonces, para escapar de la privacidad?
-Al contrario, se escribe en la máxima privacidad. La escritura es una actividad inmensamente solitaria y personal.
''No se escribe hablando en público, es una tarea muy solitaria, como cualquiera otra en el terreno intelectual. Y por ello se agradece tanto que existan pruebas de que otros se fijaron en lo que uno hace.''
Reflejos de la
filosofía
-Si su formación es la de filósofo, Ƒen qué momento apareció la literatura?
-Fue anterior a la formación filosófica. En el epílogo del libro Diario de guerra habló un poco de este primer encuentro con la literatura. Estudié filosofía, pero siempre estuve muy cerca de aquélla, no sólo como lector, sino rodeado de amigos escritores. Era algo para mí perfectamente cercano, natural.
''Aclaro que la filosofía no es algo que se oponga a la escritura. Es una forma de escribir también, y su historia está llena de grandes escritores.
''šImagínese!, Ƒqué no son escritores maravillosos Platón o San Agustín?, y podríamos citar muchos más. Hacer la división desde el punto de vista de la prosa, de la escritura, entre filosofía y literatura es muy difícil. Tan buena o mala escritura se da en una como en la otra. Ambas requieren del arte de escribir."
-ƑPor qué no se dedicó sólo a la literatura, como disciplina?
-Porque me interesaba tratar determinados temas de la filosofía, a la cual nunca he abandonado, aunque hace mucho que no la escribo.
''La filosofía y la literatura se pueden contraponer temáticamente entre ellas, pero en mi vida no. El punto fundamental es el arte de escribir.
''Desde el punto de vista de la escritura, cuido tanto la página filosófica como la literaria.''
-ƑHa buscado que comulguen ambas disciplinas?
-Seguramente en las cosas más literarias que he escrito debe haber reflejos de la filosofía. Aunque siempre me ha repugnado mucho hacer una especie de filosofía literaria. Es decir, no me gusta hacer literaturas que expresen de manera didáctica tesis filosóficas.
-ƑCómo planea su escritura?
-Nunca he planeado mis libros como tales, sino que han sido más bien reuniones de múltiples escritos. Soy, para decirlo con cierta coquetería, un escritor de brevedades y éstas de pronto se acumulan y dan un libro que a lo mejor tiene alguna comunidad temática. A veces la tiene más, otras, menos, pero creo que es una característica de casi todos mis libros.
Temas que se evaporan
''En cuanto a mis motivaciones, éstas varían según la época. No es que tenga un motivo para escribir, no soy un escritor didáctico que quiera demostrar esto o lo otro, ni un predicador, ideólogo o político que busque persuadir. No tengo más motivación que el gusto dado por un tema, una ocurrencia, un suceso o una fantasía.
''Mis fines son, si uno quiere darles un nombre pomposo, los artísticos. Simplemente es el gusto de la escritura y el enamorarse en un momento dado de ciertos temas y de ciertos motivos."
Como muchos de sus colegas autores, Alejandro Rossi acepta que sigue ''ciertos cultos privados para entrar en mínimo trance de escritura". Quizá entre ellos esté su disciplina de leer varios libros a la vez, y su inclinación por los de poesía. ''Esta cumple una función muy especial, porque es una forma de suscitar intimidad en mí, emotiva e intelectual".
Cualquier tiempo resulta insuficiente cuando se charla con Alejandro Rossi. Es un hombre que gusta de y sabe conversar. No obstante, aclara:
''No sé si de las conversaciones infinitas que he tenido con mis amigos ha salido algo para escribir, es posible que sí; pero más bien diría lo contrario. A veces ocurre que cuando se conversan demasiado los temas éstos no se escriben. De alguna manera se evaporan cuando se hablan demasiado."
La plática llega a su fin. Pero antes se le expresa que es difícil imaginarse a un filósofo con aficiones generalmente relacionadas con las grandes masas, como lo es el futbol.
-ƑQué cree usted, que me la paso haciendo filosofía o leyendo las 24 horas del día? No, señor, a todos nos gustan muchas cosas. Nos gusta el vino, una mujer, un partido de futbol. Eso es muy común, que tengamos gustos de variados órdenes. Al menos yo sí los tengo.