* Monsiváis al comentar el libro de Muñoz Castillo
Con su spaninglish, Tin Tan fue el primer mexicano del siglo 21
* Era el mejor compañero del set, coinciden sus musas
Raquel Peguero * Para Carlos Monsiváis, Germán Valdés Tin Tan es un caso muy especial de nuestra cinematografía, pues ''desde un principio mostraba su ebullición cómica y lingüística" que lo llevó a convertirse en ''el primer mexicano del siglo 21, ya que desde entonces hablaba spaninglish, es decir, la lengua que casi todos usan ahora".
Durante la traqueteada presentación de Las musas de Tin Tan, libro de Fernando Muñoz Castillo -la mayoría llegó tarde por el tráfico que causó el futbol- el autor de Amor perdido destacó las cualidades del libro, ''se nota el cariño con el que se hizo", y habló de los inagotables recursos de la parodia lingüística que utilizaba el protagonista de El violetero, que le permitían adecuarse ''a cualquier escena. Fue un genio de la improvisación hasta que el cansancio, los malos guiones, la falta de buenos directores y la merma en su agilidad personal, que para él era muy importante, lo hicieron víctima de las malas películas". Sin embargo, agregó, aun en cintas tan medianas como El quelite ''era capaz, en sus escasas apariciones, de comerse a cualquiera de sus compañeros en actuación".
Acompañado por el autor del libro -editado por Cuadernos de la Cineteca Nacional- y algunas musas, como Yolanda Montes Tongolele, Evangelina Elizondo, Meche Barba y Mapita Cortés, Monsiváis explicó que dentro de la comicidad el único que le resultó invencible fue Joaquín Pardavé, un actor con quien incluso Cantinflas tuvo ''problemas para llegarle al nivel", como se vio en Ahí está el detalle, ya que Pardavé ''tenía la sabiduría del teatro y el genio personal"; además fue el primero en jugar con la cámara de cine y de ahí ''que no le recuerde un momento malo como actor, ni aun en cintas tan malas como šQue viene mi marido!, en la que saca el papel de manera impecable".
Explicó que en ese sentido Tin Tan contaba con lo suyo, ''tampoco tenía respeto por la cámara, jugaba con ella y por eso no tenía misterios para él, como lo podemos constatar en El rey del barrio, para mí su mejor película; El revoltoso y Simbad el mareado". Destacó, además, sus cualidades como bailarín, ''era grandioso y aquí las señoras no me dejarán mentir, pues era una gran actor de todas, todas".
Marcelo, actor mal evaluado
Monsiváis habló también de su inefable compañero, Marcelo (Chávez), ''un actor mal evaluado porque fue un gran cómico", y de la gran Fannie Kaufman, Vitola, a quien ''le dice los peores horrores inimaginables y ella se mantiene impávida" completando la gracia de las escenas. Por todo eso, sostuvo, los filmes de Tin Tan ''no pasarán de moda. Mientras no seamos un mall y tengamos algo de tianguis, seguiremos queriendo este cine".
Con Las musas de Tin Tan, explicó Muñoz Castillo, ''no busqué hacer una biografía del ser humano, porque no me interesa su vida privada, esos son chismorreos; quise mostrar la vida privada del personaje que creó Germán Valdés, lo que proyecta y enseña". Indicó que aquí habla más con un lenguaje teatral que cinematográfico, ya que lo rescata en su calidad de actor.
Para el libro, ilustrado profusamente, Muñoz Castillo entrevistó a 15 actrices que trabajaron con Valdés en distintas épocas, en sus más de cien películas, entre ellas por supuesto a Vitola, Meche Barba -quien recordó que le tocó ver sus pininos- Amalia Aguilar, Tongolele, Aurora Caro, Sonia Furió, Rosita Fornés, Marga López, Lorena Velázquez, Kitty de Hoyos, Ana Luisa Peluffo, y retomó lo dicho por Emilia Guiú en su autobiografía y una entrevista de Eduardo de la Vega Alfaro a Rosita Quintana. ''La idea era ir buscando los hilos que lo conducen a ser ese actor de teatro popular renacentista que después va hacia la comedia del arte".
Contó que eligió a puras mujeres para hacer este retrato, porque Tin Tan fue un ''enamorado de ellas, pero siempre respetuoso. No es el cómico gandalla que trata a la mujer como objeto, incluso desechable. Las siente siempre dignas de elogio, lo mejor que pudo haberle pasado a la humanidad. Además, como dice Ana Bertha Lepe, sus películas son un canto a la mujer; a todas las trata muy bien, aun en el juego grueso con Vitola y lo fundamental, no es misógino, algo característico del cine mexicano. Así, pensé que quién mejor para hablar de alguien que trató bien a las mujeres, que ellas mismas".
Finalmente todas las musas de Tin Tan, ahí presentes, coincidieron en la maravillosa persona que era Germán Valdés, así como en sus cualidades de actor; ''era el mejor compañero de set, muy bromista y estaba a la altura de los grandes mimos del mundo", dijeron.